TLCAN, competencia perdida desde el principio:
experta
Trasnacionales dominan el mercado alimentario del país
Las empresas de EU controlan los sectores agroindustrial,
agroquímico, de granos y semillas, entre otros, según estudio
PATRICIA MUÑOZ RIOS /I
Trasnacionales de Estados Unidos controlan totalmente
las importaciones que realiza México de los tres principales granos
de consumo nacional: maíz, frijol y sorgo; detentan más de
90 por ciento de las compras externas de soya, carne, arroz, edulcorantes
y otros, y tienen la mayor parte del mercado mexicano de bienes agroindustriales,
con lo que han provocado la quiebra de los productores nacionales. En resumen,
dominan ya la industria alimentaria mexicana.
El control del mercado nacional por parte de las grandes
empresas estadunidenses se dio al amparo del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN), que fue la llave que les abrió
totalmente las puertas del agro y la industria nacional, colocando al país
en la inseguridad alimentaria, debido a que la producción de víveres
en México no es suficiente para cubrir la demanda interna, incluso,
grandes segmentos de la población ya no pueden acceder a diversos
comestibles.
Laura Juárez Sánchez, investigadora de la
Universidad Obrera de México (UOM), realizó un exhaustivo
análisis denominado Apertura comercial agrícola con Estados
Unidos: una competencia perdida desde el principio, en el que documenta
cómo y en qué medida las transnacionales estadunidenses tienen
en sus manos el mercado alimentario nacional.
Expone que la firma del TLCAN con Estados Unidos no sólo
significó una abrupta apertura comercial del sector agroalimentario
con el vecino país en una situación de completa indefensión,
también representó el dominio de las grandes trasnacionales
en el control de los sectores agroindustrial y agrocomercial, en el de
granos, agroquímicos, químicos y semillas, con el consiguiente
avance del patrón alimentario y tecnológico del país
vecino.
Estos grandes conglomerados estadunidenses logran colocar
en México sus excedentes alimentarios, de forma que abastecen prácticamente
el total de las importaciones nacionales de sorgo, maíz y frijol;
asimismo, suministran más de 90 por ciento de las compras externas
de soya y harina de soya, así como entre 95 y 99 por ciento de productos
cárnicos, carnes preparadas, arroz y edulcorantes.
Incluso,
estas empresas han desplazado del mercado mexicano a las trasnacionales
australianas y neozelandesas (en cárnicos) y a las italianas y francesas
(en carnes preparadas).
En su análisis, la investigadora argumenta que
gracias al TLCAN los grandes consorcios estadunidenses avanzan en el dominio
de la producción de alimentos industralizados, pero también
en la comercialización de los mismos, debido a que este tratado
permite que se considere a estas firmas como beneficiarias de "trato nacional",
es decir, se les exime de muchas obligaciones que tenían que cumplir
los inversionistas extranjeros.
Adicionalmente, en este sector se ha registrado una serie
de operaciones de remplazo de la inversión nacional por la extranjera,
es decir, empresas de origen mexicano que están siendo compradas
por extranjeros, lo cual se traduce en una mayor penetración del
capital estadunidense en la adquisición de firmas industriales y
comerciales mexicanas. De esta forma, cuando cambian de manos, los nuevos
directivos pactan importaciones y otras operaciones comerciales con los
dueños de otras trasnacionales, dejando fuera a los empresarios
mexicanos del negocio y cerrando el círculo.
Juárez Sánchez señala que las empresas
más importantes que en los últimos nueve años han
extendido su dominio en el mercado nacional son: Grupo Sigma de Alimentos,
Bachoco, Sabritas, Panamco México; Pepsi-Gemex, Bristol-Myers Squib
de México, Pfizer, Becton Dickinson de México, Cargill, Continental
Multa Texo, Mayer y Pilgrims Pride, Wall Mart y Monsanto, entre otras.
Establece que entre 1994 y 2000, México aumentó
sus importaciones provenientes de Estados Unidos de la siguiente forma:
soya, 75.7 por ciento; sorgo, 47.9; carne de bovino, 237.9; trigo, 87.6;
sopas y caldos preparados, 374.2; manzanas frescas, 21.1; arroz, 242.9;
semillas de girasol, 73, y maíz, 112 por ciento.
Contrariamente, la producción interna de los principales
granos y oleaginosas tiende a disminuir significativamente en ese mismo
periodo; la de arroz palay cayó 35.4 por ciento, de trigo 20.4,
y de soya 77.3, por ejemplo.
"La integración subordinada del sector agroalimentario
mexicano a los requerimientos de las grandes trasnacionales estadunidenses
significa, como lo tenía proyectado el gran capital, la quiebra
de los productores nacionales y la disminución de la producción
interna de alimentos para la población, con el consiguiente avance
de las corporaciones de la Unión Americana en el abasto interno
de alimentos", puntualiza el informe.
Señala además que México empieza
a sustituir la producción de alimentos para la población
por la de aquellos destinados a la exportación, cediendo a las presiones
de estas corporaciones; incluso, las grandes empresas agroindustriales
que tenemos en México, como Grupo Modelo, Gruma, Bimbo, Femsa, Corvi,
entre otras, también dependen de los insumos provenientes del vecino
país. Por si esto no bastará, compañías pequeñas
de México están optando por integrarse o ser proveedoras
exclusivas de las firmas estadunidenses, indica el estudio.