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México D.F. Lunes 9 de junio de 2003
La teoría de las ventanas rotas,
"Arrestar
a un borrachín que no ha lastimado a nadie parece injusto. Y en
cierto sentido lo es, pero negarse a hacerlo puede destruir a una comunidad
entera", señalan James Q. Wilson y George L. Kelling, autores de
la teoría de las ventanas rotas. Y es que ambos autores sostienen
que más allá de los crímenes graves, la gente está
atemorizada por las infracciones a la ley que se cometen a su alrededor
y que deterioran su calidad de vida, como el consumo de alcohol y droga
en la vía pública, la mendicidad agresiva, las bandas juveniles
o la prostitución.
Faltas menores que en el Distrito Federal se sancionan
según la Ley de Justicia Cívica, pero que el secretario de
Seguridad Pública, Marcelo Ebrard, se ha empeñado en sustituir
por la Ley de Convivencia Ciudadana, que considera mayores sanciones para
vendedores ambulantes, prostitutas, limpiaparabrisas y cuidacoches, entre
otros. La aprobación está pendiente en la Asamblea Legislativa,
aunque algunos partidos, así como la Comisión de Derechos
Humanos y el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, han advertido
que se corre el riesgo de castigar la pobreza y atentar contra las garantías
individuales.
Kelling y Wilson basan su teoría en la recuperación
y el restablecimiento del orden público mediante la vinculación
entre la ciudadanía y la policía para combatir dichas faltas,
ya que, aseguran, cuando una ventana es rota en un vecindario, sin que
nadie reclame o la repare, a la larga se multiplicarán los actos
de vandalismo y los delitos graves. No obstante, en el primer experimento
de la teoría de las ventanas rotas, aplicado en Nueva Jersey, reconocieron
que los índices delictivos no se redujeron, aun cuando la percepción
de la gente era otra.
Kelling arribó la noche del sábado a la
ciudad de México y ayer visitó el Centro Histórico,
la catedral y estaciones del Metro; tuvo una reunión con Ebrard,
cuya oficina de prensa le promomovió entrevistas con algunos medios.
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