México D.F. Miércoles 11 de junio de 2003
Sería un modelo para el mundo, considera el director de la OIM
Debe alentarse el acuerdo migratorio entre México y EU: Brunson McKinley
Las remesas de dinero, mayores que los créditos y flujos de inversión directa
KYRA NUÑEZ CORRESPONSAL
Ginebra, 10 de junio. Las remesas de dinero de los migrantes a sus países de origen es tema de creciente importancia tanto porque su monto es impresionante -80 mil millones de dólares-, según el Banco Mundial, como por el precio tan alto que pagan en las transferencias, por lo cual se busca la fórmula apropiada para que éstas dejen de ser onerosas y sean entregadas a los beneficiarios, afirmó Brunson McKinley, director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
A su juicio, existe voluntad política de los gobiernos, como el de México, para superar el problema, "lo que nos queda por hacer es encontrar la manera de proteger las remesas".
México es el primer país en migración internacional (6 millones en 2000), básicamente hacia Estados Unidos, con una estimación de transferencia de remesas del orden de los 10 mil millones de dólares.
El monto real de las ganancias que el trabajador documentado o no genera en un país de inmigración es desconocido, pues se presume que la mayoría de las transferencias pasa al margen del sistema bancario internacional, a un costo excesivamente alto para el remitente y con riesgo para quien no posee autorización laboral; el cálculo actual pudiera ser dos o tres veces más alto, según declaraciones a La Jornada.
Las remesas actuales representan más que las aportaciones de ayuda a países en desarrollo, que los créditos internacionales (en colapso total) y mucho más que los flujos de inversión directa, añadió. Para los países en desarrollo, las remesas de los migrantes son fuente de ingreso trascendental. Las diásporas de India (remesas de 11 mil 500 millones de dólares), México (6 mil 500 millones) y Egipto (3 mil 700 millones) representaron en 2000 las mayores cantidades de dinero; para Africa, las remesas de sus emigrados sobrepasaron las aportaciones de asistencia al desarrollo y de inversión extranjera directa.
"Mi sentimiento es que una mejor gestión del envío de dineros beneficiará tanto al migrante como al país de recepción; cierto es que entre 10 y 15 por ciento de las ganancias de los migrantes se pagan por las transferencias bancarias y que cerca de 80 por ciento de los ingresos se gastan en el país de inmigración, pero lo restante es, indiscutiblemente, una suma elevada que, bien administrada, puede incidir en la situación económica del país del emigrante", afirmó McKinley en conferencia de prensa, en la cual presentó el segundo informe sobre las migraciones en el mundo.
Entrevistado por este diario respecto de los beneficios económicos del migrante, el titular de la OIM consideró que "lo ideal es poner en marcha un programa regular que canalice las remesas porque tienen un beneficio directo para las familias de los migrantes, así como para los países de origen, más evidente que el otorgado por las economías nacionales.
"Las remesas, aparte de servir para sostener a familias, construir viviendas, enviar a niños a la escuela, comprar automóvil o el refrigerador, pueden invertirse en crear empleos, lo que mejorará la situación al interior y en consecuencia afectarán en forma positiva el flujo de salida como búsqueda de un mundo mejor", añadió.
Inquirido por La Jornada respecto de la protección al migrante y la manera de disminuir las constantes muertes en la frontera mexicana-estadunidense, McKinley admitió que "los migrantes son generalmente desprotegidos y los gobiernos de donde proceden o hacia donde emigran no siempre pueden ofrecerles las garantías que quisieran".
Según él, la respuesta a ese grave problema es "regularizar el sistema migratorio, sacarlo de las redes de los traficantes de personas y del terreno del riesgo.
"En el caso de México y Estados Unidos, que han mantenido intentos de trabajar un esquema migratorio que no se ha hecho realidad por diversas razones, es un proceso que debería llevarse más adelante porque, entre otras razones, sería un buen modelo para el mundo", ya que al regularizar los flujos de personas y concretar el mercado laboral se acabarían las ambigüedades sobre el estatuto de los migrantes.
Para México, como para Estados Unidos, "la manera de avanzar es mediante un programa de migración que remplace apropiadamente el actual sistema de emigración irregular que existe", sacándolo de la sombra, exponiendo la magnitud real del fenómeno y buscando el esfuerzo bilateral o global de apoyo efectivo; sólo así se podrá esperar la protección de los migrantes por ambos gobiernos, incluyendo los derechos de migrantes y de sus familias.
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