.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
CineGuía
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada en tu PALM
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo Electrónico
Búsquedas
S O C I E D A D    Y   J U S T I C I A
..

México D.F. Miércoles 11 de junio de 2003

Por lo menos, una vía para escapar, alternativa en Terán

Nada ganamos demandando a alguien, dice Alemán a víctimas

Advertimos del peligro de dejar el ducto al descubierto, insisten

El gobernador se queja de las casas feas, mal hechas e inseguras

MARIA RIVERA ENVIADA

Ciudad Mendoza, Ver., 10 de junio. Los 3 mil habitantes de la comunidad Cecilio Terán, anteriormente la Balastrera, han tenido que aprender a vivir en la zozobra. Su cercanía a los ductos de Pemex que transportan petróleo y gas al centro del país los ha vuelto sensibles a todo ruido u olor que provenga del rumbo.

limpia_afectadosAunque la clase política estatal pretende atribuir a las lluvias toda la responsabilidad de la explosión del 6 de junio, ellos rebaten esta versión con las armas de la memoria colectiva. Explican que desde que el tiempo es tiempo, el río Chiquito ha tenido el mismo comportamiento: su seco cauce se llena de un momento a otro cuando bajan las aguas por las faldas del pico de Orizaba, y si bien antes tenían que cuidarse de la corriente, desde la instalación de la tubería el peligro se ha multiplicado.

Los adultos del pueblo recuerdan, por ejemplo, que en 1976, también por este mes, en el sitio conocido como la Calera, a escaso un kilómetro de donde se originó la explosión más reciente, los ductos fueron golpeados por las piedras que arrastraba el agua y se produjo una fuga de gas, a la que bastó el simple paso de un camión para que estallara. El cielo quedó cubierto de bolas de fuego. No hubo víctimas mortales, aunque algunos resultaron afectados con quemaduras de diverso grado.

El jueves pasado la película se repitió. El guión fue el mismo y los actores también. El torrente aplastó de nuevo los tubos y con la densa nube de gas en el ambiente el escenario quedó preparado para la explosión, el terror y la muerte. Ahora fue un camión que transportaba autos la chispa que detonó el infierno. Los pobladores relatan que al escuchar el estruendo del agua empezaron a correr, unos hacia el cerro cercano al camposanto y otros hacia la cercana Ciudad Mendoza. Cuando se levantó la lengua de fuego la mayoría estaba fuera de su alcance, y eso evitó que se multiplicaran los muertos. Aquella noche nadie durmió. Miles de hombres y mujeres estuvieron en vigilia, tratando de conocer el paradero de sus familiares y amigos. Al amanecer del viernes llegó la verificación del desastre, la constatación de las pérdidas, la limpieza del lodo, las primeras muestras de solidaridad, pero también la sensación de rabia e impotencia.

Ahora fueron dos los fallecidos y cientos los damnificados, indican, pero si no se toman medidas radicales este pequeño poblado de campesinos seguirá a la buena de Dios. "No queda más que aguantarnos, porque aquí vivimos; si tuviéramos los medios nos iríamos para otro lado. Desgraciadamente no hay de otra. Estamos a la espera, a ver si nos toca mañana o cuando...", advierte Ezequiel Reyes Olivares, del consejo de vigilancia ejidal.

Pero hay algo más que los enoja. Existen versiones de que advirtieron del riesgo y no fueron escuchados. Genaro Lera, de 71 años, cuenta que algunos lugareños fueron a advertir a trabajadores de Pemex que realizaban labores de mantenimiento -radiografías y ultrasonidos para detectar el estado del ducto- que el tramo que habían dejado descubierto no podía permanecer así, porque "podía llover por el monte y este es un río muy bravo". "Aunque se quede así no es peligroso", les habrían respondido.

"¡Sus trabajadores son unos holgazanes que se acuestan debajo de los árboles en lugar de revisar los tubos, por eso pasó lo que pasó!", gritaron los pobladores a los ingenieros de Pemex que se han presentado por el lugar.

Una delegación campesina pide hacer un recorrido. "Ayer encontramos otro pedazo de tubo al descubierto también por el rumbo de la Calera". Efectivamente, en el sitio indicado hay un tramo al aire libre, expuesto a lo que la naturaleza disponga, pero para esas horas una brigada de trabajadores de la paraestatal estaba tratando de protegerlo.

En los alrededores han quedado expuestos los restos de los muros gaviones -entramado de tela de alambre con piedras- que tratan de resguardar el gasoducto. La malla desgarrada por el paso del agua también deja expuesta la soberbia humana que pretende acotar la impetuosidad de las fuerzas naturales. Las piezas del rompecabezas empiezan a encajar: el ducto de gas en medio del caudal de un río que de un momento a otro se torna tempestuoso, y a escasos metros, un pueblo pobre e inerme.

Por la mañana, el gobernador del estado, Miguel Alemán, tuvo una reunión en Ciudad Mendoza con las fuerzas de tarea del plan de emergencia Nogales-Mendoza. Uno a uno fueron hablando los encargados de enfrentar la emergencia. Llamabatubo_pemex la atención el trato hacia el mandatario: el "señor" y los agradecimientos se anteponían a la más mínima explicación. Ya puestos a dar las gracias, hasta un gelatinero, el dueño de las gelatinas Corona, se presentó y expresó sus parabienes porque últimamente las ventas andan muy bien.

El alcalde de Nogales, más que dar un informe de la situación de su municipio, uno de los más afectados, redactó un retablo de los que cuelgan en las iglesias. "Antes que nada quiero expresar mi agradecimiento y orgullo de tener un gobernante como éste que va a tomar el control. Estamos a lo que indique la autoridad de más alto nivel", expresó.

El tema de los desaparecidos, desapareció

De los 120 desaparecidos que hasta el secretario de Gobierno, Flavino Ríos, aceptaba un día atrás, según citan diarios locales como El Mundo, por obra y gracia de las intrincadas explicaciones oficiales ya nada más quedan 29. Hasta en el Distrito Federal los han encontrado, aseguraron. Con los daños también hay que andarse con cuidado, porque según precisó el gobernador a una reportera, la semántica es la semántica, y "daño también puede ser ensuciarse los zapatos.

"Este es un accidente producto de un fenómeno natural", expuso Alemán ante una pregunta que le pedía precisara la responsabilidad de Pemex. "Claro que todos nos sentimos impotentes, empezando por la gente más humilde que perdió su casa y siente que esto no es justo y que alguien tiene la culpa. Su única manera de responder es echarle la responsabilidad a alguien".

Aceptó que las autoridades tienen la obligación de escuchar, "aunque vengan las mentadas", pero al mismo tiempo, agregó, había que ser eficaz y saber cómo manejar la situación. "Pero no puede uno demandar a nadie, porque de todas maneras no se gana nada. Si alguien se murió no me regresan a mi familiar". Lo que hay que hacer, explicó, es ir al fondo de las cosas, a las causas naturales. Veracruz está localizado de tal forma que entre julio y noviembre será azotado por una docena de huracanes, por eso lo que cabe es prevenir, sacar a la gente de las zonas de riesgo y llevarlos a mejores lugares. "Los promotores de vivienda y los que construyen las casas a veces las construyen muy malas y muy feas, francamente. Hay que buscar a los mejores constructores para que hagan casas buenas y bonitas y en un lugar seguro". En resumen, esto puede pasar en cualquier lugar, afirmó.

Don Maximino Ramírez Peralta, de 70 años, a quien se le incendió su casa; doña Noemí Vásquez, de 75, cuya hija Rosa Romero se encuentra hospitalizada; don Genaro Lera, de 71, cuya parcela ha quedado yerma por lo menos durante cinco años tras el derrame del crudo; Noé Domínguez, de 35, quien realiza el censo de las tierras afectadas, entre otros, gente poco dada a las disquisiciones estéticas, exigen la reubicación del gasoducto para que no vuelva a ser golpeado por las piedras del río o que, por lo menos, lo alejen de la comunidad o desvíen el río hacia la barranca más próxima.

Pero ya como último recurso, piden que por lo menos les hagan un camino hacia el lado opuesto a la autopista para que en caso de incendio puedan escapar hacia la presa. "¿Cómo salir por la carretera si los incendios comienzan ahí? Estamos encerrados, por eso a nuestra gente no le queda más que correr hacia el cerro". No, definitivamente este pueblo no quiere casas bonitas, simple y sencillamente busca ponerse a salvo.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4445 y 4110
Email