México D.F. Sábado 14 de junio de 2003
Enrique Calderón / II
Notas para un proyecto de nación
Luego de varias décadas de desarrollo orientadas a la industrialización del país, el fenómeno económico y social preponderante ha sido el de la concentración económica y demográfica originado en la idea de "economías de escala", primordial en las sociedades industriales y reforzada con nuestras concepciones políticas centralistas.
Así al iniciar el siglo XXI, 140 municipios del total de los más de 2 mil 500 que conforman nuestro país, y que concentran más de 85 por ciento de la producción no agropecuaria, cubren sólo el 5 por ciento del territorio nacional. La población que vive en esos municipios constituye poco más del 50 por ciento del total nacional.
ƑCómo hemos llegado a estos niveles de concentración económica y demográfica, de las cuales se desprenden algunos de los más graves problemas nacionales? Pues muy simple, mediante la concentración de las inversiones realizadas en esos municipios, que podríamos caracterizar de la siguiente manera:
Capital del país: 14 delegaciones y 16 municipios. Municipios que conforman las capitales estatales: 38, municipios con instalaciones petroleras: 13, municipios en los corredores industriales 30, municipios de explotación turística: 13; puertos de entrada y salida de mercancía: 8, y otros municipios con desarrollo propio: 8.
Las inversiones públicas y privadas realizadas en esos 140 municipios de "alto desarrollo" durante los últimos 25 años han sido entre 10 y 500 veces mayores a las realizadas en los municipios retrasados o marginados, que constituyen el resto del país, siendo además el caso de que estas inversiones han sido también realizadas para apoyar a los municipios con más recursos y por lo tanto están desarticuladas de los desarrollos locales, como es el caso de las autopistas de cuota y de las grandes centrales hidroeléctricas y termoeléctricas, construidas en municipios específicos, pero sin una vinculación a sus desarrollos y necesidades locales.
En este sentido, dos hechos llaman profundamente la atención: el primero se refiere a la productividad de los trabajadores, la cual es sólo 68 por ciento mayor en los municipios desarrollados respecto a la del resto del país. El segundo es que el ingreso medio de los trabajadores de los municipios desarrollados es sólo 20 por ciento mayor al del resto de municipios.
Estos hechos nos llevan a concluir que las inversiones realizadas en los 140 municipios desarrollados, no han tenido como fin principal la mejoría de las condiciones de vida de los trabajadores, sino la acumulación y concentración de la riqueza. Es claro que un proyecto de nación para el futuro debiera tomar en cuenta estos desequilibrios para buscar que las tendencias actuales de concentración económica y demográfica puedan ser revertidas, con la instrumentación de proyectos productivos y de obras de infraestructura en zonas hasta hoy marginadas, pero con ventajas y aptitudes importantes, que han sido ignoradas en el pasado.
Por otra parte, las restricciones impuestas al crecimiento del mercado interno y la orientación de las estrategias económicas a la promoción de las exportaciones, deben también sustituirse por otras que fortalezcan el mercado interno, buscando incrementar la capacidad adquisitiva de los mexicanos, aun cuando ello implique aumentos razonables en los índices de inflación.
En particular la conformación de mercados regionales autosustentables, gracias a proyectos que permitan a municipios hoy marginados la venta de servicios específicos (de turismo, salud, educación, etc.) a los municipios con mayores ingresos, debe constituir un elemento central de las estrategias de desarrollo económico nacional.
Es importante tomar en cuenta que no puede existir una solución general aplicable a todos los municipios hoy marginados del desarrollo, y que para la mayor parte de ellos, en el presente es difícil pensar en alguna, lo que sí es en cambio posible es sacar a una parte importante de ellos de su estancamiento actual, mediante proyectos específicos que tomen en cuenta las capacidades potenciales, las necesidades y las oportunidades de los mercados regionales en materia de servicios.
Una estrategia de esta naturaleza, requerirá de la voluntad política del gobierno federal y de los gobiernos estatales para romper las pautas de inversión y crecimiento, en municipios distintos a los seleccionados hasta ahora.
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