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E D I T O R I A L
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México D.F. Sábado 14 de junio de 2003

 


MIGRACION: MOMENTOS CRITICOS

Tiene razón Jim Kolbe, presidente de la delegación estadunidense que asiste a la 42 Reunión Interparlamentaria México-Estados Unidos, cuando afirma que la relación binacional atraviesa por uno de los momentos más críticos de su historia. En estas dificultades y retos, la cuestión migratoria desempeña un papel clave.

Y es que hasta la discusión abierta y honesta del problema de la migración y de los migrantes -por no hablar de la búsqueda de soluciones al mismo- aparece como improbable en un futuro cercano. No importa a este respecto que cerca de un cuarto de la población adulta de México viva, trabaje, dé ganancias en Estados Unidos, ni que la superexplotación de los inmigrantes, sobre todo indocumentados, constituya un nuevo semiesclavismo y viole los derechos humanos.

Por el contrario, esa carencia de soluciones y de derechos es un excelente negocio porque permite dividir a los trabajadores según su nacionalidad, su color, su origen y hace que se instaure una competencia a la baja de los salarios que afecta inclusive a los trabajadores estadunidenses. Además, algunos ramos económicos de ese país (agricultura, construcción, restaurantes y hotelería, en particular) lucran precisamente con las penurias de los inmigrados, a los cuales ofrecen bajísimos salarios y les niegan sus derechos, e igual cosa sucede con quienes les rentan dónde dormir hacinados y en malas condiciones.

Por eso Estados Unidos no sólo presenta oídos sordos ante una situación legal y éticamente inadmisible pero que le conviene porque deprime los costos salariales y, por consiguiente, eleva la tasa de ganancias, sino que también agrava la cuestión militarizando la frontera, reforzando los controles policiales, mandando sobre la frontera los mismos aviones espías no tripulados utilizados en Irak, como si estuviéramos en guerra, y endureciendo la represión del fenómeno en vez de reglamentarlo.

Como se sabe, la migración legal o ilegal es la consecuencia de que, también en el mercado de fuerza de trabajo, la oferta de brazos tiende a ir donde las condiciones salariales y las oportunidades son mejores. Mientras éstas y aquéllas no sean en México similares a las de Estados Unidos, haciendo insoportables los costos sociales de la emigración (peligro de muerte en manos de polleros, discriminación, racismo, etcétera) seguirá siendo incontenible el río de emigrantes que está despoblando el campo mexicano y llevándose lo más enérgico y emprendedor de la juventud nacional.

Ahora bien, los ríos no se detienen a palos, con la policía de ambos países fronterizos, sino con el desarrollo de las zonas más deprimidas de donde parten los emigrantes, lo cual sólo es posible mediante esfuerzos comunes entre los países con frontera común.

Estados Unidos provoca en cambio las condiciones de la migración en el campo de nuestro país con sus subvenciones constantes a los productos de primera necesidad que ingresan en México, inclusive violando lo estipulado en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que no contempla la mercancía fuerza de trabajo y su libre circulación. Al mismo tiempo, con su nueva doctrina imperial que condujo a Washington a violar consciente y reiteradamente la verdad y a pisotear el multilateralismo, las leyes y tratados internacionales y la misma ONU, aumenta exponencialmente el desprecio por los indocumentados mexicanos o latinos y por los intereses de México y de sus ciudadanos.

Si la invasión de Irak fue motivada por razones internas de Estados Unidos y de su Psxartido Republicano (reforzar la base ideológica ultraconservadora y patriotera, aliviar la factura petrolera interna, financiar a las grandes empresas armamentistas), esa misma xenofobia, esos mismos cálculos reaccionarios alejan hasta después de las elecciones presidenciales del 2004 en nuestro vecino del norte el tratamiento -si es que alguna vez llega- del problema migratorio.

Hoy, en cambio, pareciera ser que Estados Unidos se niega inclusive a ofrecer la clásica zanahoria. Eso limita dramáticamente los alcances de la 42 Reunión Interparlamentaria México-Estados Unidos. Es cierto que las relaciones entre ambas naciones pasan por uno de sus momentos más críticos en años. Sin la decisión de buscar soluciones de fondo a la cuestión migratoria serán aún más dramáticas.
 

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