CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Difícil dilema, por quién votar el 6 de julio

HOY EL dilema para muchos capitalinos, y seguramente para un nutrido grupo de mexicanos que pretenden hacer uso del derecho constitucional de sufragar, es por quién votar en las próximas elecciones.

DECIMOS QUE es un dilema porque si se mira de cerca la lista de candidatos, bien podríamos recordar aquella frase de uno de los últimos caciques de Guerrero, Rubén Figueroa, quien acertadamente señalaba, en la sucesión de López Portillo, con conocimiento de causa: "la caballada está flaca", o está de dar pena, y en ese sentido hoy no hay muchas diferencias. Y lo peor es que parece que tampoco existe en las propuestas partidistas una sola, lo suficientemente seria, que pueda llenar las aspiraciones de los votantes.

ESTA SITUACION ha dado como resultado que mucha gente, incluso algunos pensadores de mayor nombre, llamen a la abstención como protesta o como reflexión ante la carencia de hombres e ideas que signifiquen, ahora sí, un cambio en el rumbo del país.

Y FRENTE a las voces que se alzan con alguna razón por la abstención, que es otra forma de ir a las urnas, debería prevalecer el interés por el país; es decir, más allá de los errores de cada uno de los partidos políticos, la pregunta es: Ƒqué va a pasar con México y qué México se quiere para lo que resta del sexenio?

ANTE LAS continuas amenazas de Acción Nacional, que reitera su deseo de imponer, por ejemplo, el IVA a alimentos y medicinas, de vender lo que resta de la industria petrolera y acercarnos cada vez más al patético ejemplo argentino, se necesita votar para impedir que esa idea llegue hasta la Cámara de Diputados y desde allí "se le quite el freno" a los inversionistas de Estados Unidos para que vengan a malpagar a nuestros obreros y llevarse las muy pocas riquezas que aún le quedan al país.

CLARO QUE no es fácil confiar en que el PRD o el PRI o cualquiera de los partidos que se han declarado en contra de la destrucción de México a través de su venta fraccionada puedan, en verdad, situarse en una postura inflexible que impida la atrocidad, pero por lo pronto no existe otro camino y el peligro es inminente.

LO QUE existe en la mente de cada uno de los votantes de este país es que, ya sea el PRI, cuyos ejemplos abundan, o el PRD, que votó en contra de la ley indígena emanada de los acuerdos de San Andrés y que impidió, eso sí, un país más justo, cualquiera de ellos podría llegar a acuerdos que le quitaran el freno al dólar y que no tuvieran empacho después para ofrecerle a la gente una disculpa para pedir una nueva oportunidad.

NO HAY indicios, cuando menos ahora, de que la ambición política pudiera ser frenada por la solidez ideológica, pero una vez más, porque no hay de otra, la gente deberá confiar e intentar impedir lo que dentro de algunos años, como el Fobaproa o cualquiera de las linduras que ya nos han mostrado los gobernantes, se vuelva en contra de la gente sin que exista un responsable de ello.

LOS PARTIDOS que hoy por hoy no tienen una definición política clara tampoco han sabido reclamar o sancionar a quienes han traicionado sus principios, es decir, los de las propias organizaciones partidistas, y esto engendra buena parte de la desconfianza que pesa en el ánimo del elector.

HAY RAZON en quienes hablan del abstencionismo porque no hay por quién votar, pero esta vez, más que nunca, la respuesta al dilema está en que en estas elecciones no se trata de por quién votar sino por qué votar. Hay que hacer el intento.

POR UN error imperdonable, confundí San Francisco con Chicago, donde estuvo radicado Cuauhtémoc Cárdenas. Vaya pues una disculpa.

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