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México D.F. Jueves 19 de junio de 2003
MERCOSUR: LA ESTRATEGIA CORRECTA
La
reactivación del Mercosur, impulsada por los nuevos gobiernos de
Brasil y Argentina, es una noticia positiva y esperanzadora para el conjunto
de América Latina. Reunidos en la capital paraguaya, Luis Inazio
Lula da Silva y Néstor Kirchner, además del uruguayo Jorge
Batlle y el anfitrión, Luis González Macchi, lograron varios
acuerdos fundamentales: establecer mecanismos concretos, específicos
y rápidos para hacer realidad la propuesta brasileña de llegar
en 2006 a un mercado común regional; crear mecanismos compensatorios,
similares a los que aplica la Unión Europea, a fin de superar paulatinamente
las asimetrías económicas entre los integrantes del Mercosur
--evidentemente, Paraguay y Uruguay son dos socios demasiado débiles,
por ahora, para Brasil y Argentina--, y profundizar e intensificar las
negociaciones con los países observadores --Chile y Bolivia-- y
con varias naciones integrantes de la Comunidad Andina de Naciones (CAN),
como Perú y Venezuela.
El empeño de los gobernantes sudamericanos por
apurar el paso en los procesos de integración regional, y que incluye
la constitución de un parlamento para el cono sur, apunta a obtener
mejores condiciones de negociación frente a Estados Unidos en el
marco del Area de Libre Comercio de las Américas, propuesta por
el gobierno de Estados Unidos para incrementar sus exportaciones a la región
y profundizar la dependencia de las economías latinoamericanas hacia
Washington. A estas alturas, los presidentes del cono sur han tenido suficiente
tiempo para observar el arrasamiento de varios sectores económicos
mexicanos provocado por el Tratado de Libre Comercio del América
del Norte (TLCAN) y para entender que la Casa Blanca pretende repetir la
experiencia en escala continental.
La integración previa entre los países de
Suramérica permitiría negociar en bloque, y en una posición
de mayor fortaleza, términos de intercambio más justos y
equitativos, especialmente en lo que se refiere a los subsidios agrícolas
estadunidenses, los cuales permitirían destruir, mediante sus exportaciones
baratas, lo que ha quedado del agro latinoamericano después de tres
lustros de neoliberalismo, crisis recurrentes, gobiernos corruptos, recortes
a los programas sociales y congelación de la inversión pública.
Cabe esperar, para bien de todos los latinoamericanos,
que los propósitos formulados ayer en Asunción encuentren
las vías para su realización. Para México y Centroamérica,
en concreto, sería por demás positiva la existencia de un
bloque económico regional, conformado por países hermanos,
que fuera capaz de funcionar como contrapeso a Estados Unidos.
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