"Usabiaga, principal cabildero de las trasnacionales dedicadas a la biotecnología"

Sagarpa abre las puertas a semillas transgénicas, asegura Greenpeace

La entrada de productos genéticamente modificados ha contribuido "a la severa crisis del campo"

JOSE GALAN

La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (Sagarpa) transfirió en 2002 a la compañía trasnacional Monsanto 493 millones 849 mil pesos por concepto de pago de semillas transgénicas de algodón y soya, así como insecticidas, cifra equivalente a 10 por ciento de los fondos destinados a Alianza por el Campo en el mismo periodo, denunció ayer la organización Greenpeace, que acusó al titular de la dependencia, Javier Usabiaga, de ser en México el principal cabildero de las empresas trasnacionales agrobiotecnológicas, al rehusarse a detener el ingreso de semillas modificadas.

Luego de colocar un cartel de madera con la leyenda "Sagarpa, agencia de ventas de Monsanto", a la entrada de las nuevas instalaciones de la dependencia, en la avenida Cuauhtémoc de la ciudad de México, Liza Covantes y Alejandro Calvillo, dirigentes de la organización, sostuvieron que Estados Unidos y la empresa Monsanto "dictan la política agrícola de nuestro país", con la complacencia de la secretaría que encabeza Usabiaga Arroyo.

Entre las acusaciones incluyen: dar entrada a las importaciones de transgénicos; permitir el ingreso de estos productos al país a precios dumping, debido a los altos subsidios otorgados en Estados Unidos, y promover, con recursos fiscales propios, la siembra de semillas patentadas por Monsanto y otras empresas, lo que ha contribuido a "la severa crisis del campo en México".

Greenpeace reveló además que Usabiaga Arroyo viajará la semana entrante a Sacramento, California, a invitación de la secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Ann Veneman, para participar en la llamada Expo Agricultura, Ciencia y Tecnología, donde recibirá, junto con ministros de cerca de 100 países, "instrucciones para impulsar la apertura en favor de los transgénicos y de las transnacionales que los producen".

La organización exigió que se detenga la entrada de maíz transgénico, con base en los derechos que otorga el Protocolo de Cartagena, firmado y ratificado por México; evitar las importaciones de productos agrícolas a precios dumping; que se den a conocer los resultados del análisis del maíz en Oaxaca y Puebla, donde se detectaron semillas modificadas, y que los productos que contengan transgénicos o sus derivados sean etiquetados para que los ciudadanos pueda elegir si los consumen.

Recordó que cuando los campesinos recurren a transgénicos, esas semillas no pueden utilizarse en la siguiente siembra sin pagar regalías por el uso de patentes propiedad de la trasnacional.

"Naturalmente, estas semillas van integradas a un paquete tecnológico que requiere también la adquisición de herbicidas propiedad de Monsanto. Esto es lo que la política mexicana para el campo está subsidiando", agregó Greenpeace al subrayar la apertura de la frontera mexicana a productos de dicha trasnacional que han sido rechazados en gran parte del mercado internacional.