México D.F. Lunes 23 de junio de 2003
La acción mejoraría el crecimiento económico, planteó
Dar tierra a los pobres, inversión viable: BM
El organismo modificó sustancialmente su posición sobre el tema
DE LA REDACCION
Proporcionar a los pobres acceso a la tierra y mejorar su capacidad en el uso efectivo de la misma es clave para reducir la pobreza y mejorar el crecimiento económico de un país, destaca el Banco Mundial (BM).
En el informe Políticas agrarias para el crecimiento y la reducción de la pobreza, divulgado recientemente, el organismo multilateral reconoce por primera vez que una reforma en la tenencia de la tierra en beneficio de los pobres ''puede ser una inversión viable en el futuro de un país''.
Asegurar la tenencia de la tierra, ''en especial para los pobres y las mujeres, cuyos derechos generalmente son ignorados, es una condición clave para el desarrollo, tal como lo es la capacidad de intercambiar derechos de propiedad a bajo costo'', dijo Nicholas Stern, economista en jefe del Banco Mundial.
El organismo financiero no hacía un pronunciamiento público sobre el tema agrario desde el Documento de política de reforma de la tenencia de la tierra, correspondiente a 1975. De ese año a la fecha, la entidad admite un cambio en sus ''mensajes sustantivos'' y reconoce que el planteamiento ''limitativo'' realizado hace 28 años, referente a la titulación formal de la tierra, fue ''inapropiado''.
La entidad acepta que los factores de gobernabilidad, resolución de conflictos y corrupción son claves en los problemas de tenencia de la tierra.
En su documento, el Banco Mundial admite que en muchos países ''la distribución actual de la tierra tiene sus orígenes más en políticas discriminatorias que en fuerzas del mercado''.
En el caso de Latinoamérica destaca que las reformas de tenencia ''se quedaron incompletas en muchos aspectos''. Y explica: ''Con frecuencia esas reformas estuvieron guiadas por objetivos políticos de corto plazo, y la aplicación a menudo estuvo guiada más por el parecer de los planeadores que por las necesidades de los beneficiarios, cosa que ha limitado el alcance de las reformas y su impacto sobre la pobreza''.
Reconoce que ''la imposición de derechos de propiedad de la tierra por parte de fuerzas externas o de caciques locales ha afectado la naturaleza de tales derechos en muchos países del mundo en desarrollo'', y precisa que en América Latina la propiedad y el acceso a los bienes son ''altamente desiguales'', lo que ha provocado que ''el crecimiento económico pueda ensanchar desigualdades y tensiones pre existentes, en vez de reducirlas''.
Para el organismo multilateral, la extrema desigualdad en la distribución de tierras y la subutilización de vastas extensiones de terrenos productivos que coexisten con una profunda pobreza rural son razón suficiente, tanto política como económica, para la aplicación de ''medidas redistributivas que incrementen el acceso de los pobres a la tierra''.
La institución de financiamiento admite también que muchos conflictos históricos y contemporáneos tienen sus raíces en luchas por la tierra. La incapacidad de atender de una manera legítima las reclamaciones de tierra derivan en conflictos, lo que ''reduce significativamente la productividad y la equidad''.
Respecto a la propiedad estatal de los terrenos, el Banco Mundial apunta que ''limitar el campo para semejante ejercicio descontrolado de poder burocrático es condición previa para la descentralización transparente y la mayor seguridad de la propiedad''.
El organismo admite que la tierra ''es el activo clave para los pobres, tanto campesinos como urbanos'', pues ésta ''constituye un cimiento para la actividad económica''. Señala que al otorgar derechos de propiedad, los gobiernos incrementan significativamente los recursos de los pobres hasta duplicarlos en algunos casos.
Para el organismo, la necesidad de sostener poblaciones más grandes y captar oportunidades económicas asociadas con el comercio ''requiere inversiones en tierra, que es más probable que los cultivadores hagan si los derechos de la tierra son más seguros'' o, incluso, les pertenecen.
Reformas apropiadas para proveer tales derechos, asegura, ''pueden conducir a un ciclo virtuoso de incremento de la población y sucesivamente mayor inversión en la tierra, crecimiento económico y mayor bienestar''.
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