Coyotaje y descoordinación entre dependencias, las causas

Ineficientes, los programas de asistencia social: CEESP

DAVID ZUÑIGA

Burocracia, coyotaje, intermediarismo y falta de rendición de cuentas y de coordinación entre dependencias de gobierno impiden que los programas de asistencia social en México sean eficientes, aseguró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP). Según sus cifras, si los campesinos recibieran directamente los recursos de los distintos programas de apoyo al sector -que representan más de 40 por ciento del producto del sector agrícola- ganarían el equivalente a tres salarios mínimos.

Los analistas empresariales también critican a las instituciones que otorgan vivienda de interés social, cuya ''abultada'' y ''onerosa'' burocracia sólo permite entregar un reducido número de casas habitación ''de mala calidad''.

Según el CEESP, ser pobre no es sólo carecer de recursos: es estar desnutrido, ser propenso a enfermedades, tener acceso limitado a servicios de salud, vivienda y educación y carecer de ''un acervo adecuado de activos productivos''. El pobre, así, está atrapado en un círculo vicioso: como no puede alimentarse bien tiene una baja productividad laboral y por eso gana poco (a esto el CEESP le llama ''renta subóptima'').

Según el organismo, uno de los principales problemas con los pobres es que son demasiados, por ello ''es imprescindible reducir tan abultadas tasas (de crecimiento demográfico) para combatir exitosamente los márgenes de pobreza en nuestro país''.

El documento señala que en México la pobreza suele ser más grave en las zonas rurales, donde los niveles de educación, desarrollo tecnológico e infraestructura son aún más bajos.

El combate a la pobreza en México también enfrenta dificultades metodológicas y aun de definición. El estudio señala que mediciones hechas por distintas instituciones tienen diferencias de hasta 25 puntos porcentuales al tratar de calcular cuántos mexicanos viven en la miseria, lo que sugiere ''la gran discrecionalidad que puede existir en la instrumentación de políticas públicas''. Además, el gasto destinado a paliar la pobreza ha sido inestable ''y muy mal administrado'', amén de escaso: menos de uno por ciento del producto interno bruto (PIB), en promedio.

A esto se agrega que uno de los primeros rubros en los cuales se recorta el gasto cuando hay estancamiento económico es precisamente el destinado a grupos vulnerables. ''Esto es muy grave debido a la predominante estacionalidad de las actividades laborales y los ingresos de los pobres.''

De la misma forma, el CEESP rechaza que el aumento de la pobreza sea resultado de las privatizaciones, la desregulación, la liberalización económica y la apertura comercial, pilares del modelo neoliberal. La culpa, señala, es de la falta de estabilidad económica y las crisis sexenales; la solución, considera, es lograr un crecimiento sostenido e invertir más y mejor en educación, salud y nutrición.

Los economistas privados sostienen que el control del déficit y de la inflación incrementan los ingresos totales de un país y tienen un efecto positivo en la distribución del ingreso. ''De hecho, inducen un crecimiento mayor en el ingreso de los pobres que en el resto de la población.''

Concluye que es inútil crear nuevas leyes de desarrollo social y que el país debe concentrarse en mantener estabilidad macroeconómica, estado de derecho y disciplina fiscal; ampliar la apertura comercial, aprobar las llamadas reformas estructurales, despedir más burócratas, promover un verdadero federalismo fiscal que aumente la participación de estados y municipios en la recaudación y que permita auditar sus cuentas para detectar y castigar irregularidades en el uso de recursos para el combate a la pobreza.