México D.F. Lunes 23 de junio de 2003
Denuncian grupos civiles nueva ofensiva contra
indígenas en Montes Azules
Temen limpia de campesinos en el sureste
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de Las Casas, Chis., 22 de junio. Las
constantes amenazas de desalojo contra al menos 42 comunidades de Montes
Azules y el trato que han recibido los indígenas que aceptaron salir
de la reserva de la biosfera en diciembre pasado "desemascaran la verdadera
intención que subyace en planes neoliberales que los llamados 'gobiernos
del cambio' tienen para el sursureste mexicano: la descampesinización,
es decir, desalojar a la población campesina asentada sobre
recursos estratégicos susceptibles de privatizarse, como petróleo,
gas, minerales, ríos y biodiversidad".
Esto se lee en un "pronunciamiento" de diversas organizaciones
dado a conocer en esta ciudad. "Dicho de otro modo, desaparecer al campesinado
para convertirlo en mano de obra barata, exportable o en las maquiladoras,
mientras venden las riquezas nacionales a la poderosas empresas trasnacionales".
Firman el documento una treintena de organizaciones civiles,
colectivos, centros educativos y cooperativas de la región: Parejo
Skotol, Kinal Anzetic, Colectivo Tsoblej, las diversas Coordinadoras Regionales
de la Sociedad Civil en Resistencia, Centro de Formación Autogestiva,
Ciepac, Desmi, Capise, Cideci, Colectivo Educación Popular, Cocidep,
Coalición de Resistencia Civil de la Selva Norte de Chiapas, La
Voz de Cerro Hueco, Chiltak y Jolom Mayaetik, entre otras.
Demandan el "cese inmediato del hostigamientos que se
hace a diario" a las familias que salieron de Arroyo San Pablo (Lucio Cabañas),
y que luego de permanecer prácticamente recluidas en la beneficencia
de Comitán, han vuelto a Marqués de Comillas, en la selva.
Hasta allá van a presionarlos personal de Profepa, policías
vestidos de civil y funcionarios como el delegado regional de la secretaría
de Gobierno, Gabriel Montoya Oceguera, y responsabilizan al presidente
Vicente Fox y al gobernador Pablo Salazar Mendiguchía "de cualquier
represión" contra estas familias.
Las organizaciones denuncian "la estrategia gubernamental
que busca la confrontación entre los grupos asentados en Montes
Azules, engañando a la comunidad del pueblo lacandón y sobornando
a pobladores de Nueva Palestina y Frontera Corozal, para que por medio
de la violencia física inicien la expulsión de los 42 asentamientos
indígenas amenazados".
Recuerdan "que la política oficial de confrontación
entre la población civil, practicada en Chiapas durante los años
recientes, derivó en muchos casos en la formación de grupos
paramilitares, responsables de sembrar el terror en muchas comunidades,
desplazar a miles de familias y cometer un sinnúmero de asesinatos,
entre ellos la masacre en Acteal".
Concluyen que el de Montes Azules "y otros conflictos
similares podrían dirimirse con el cumplimiento cabal de los acuerdos
de San Andrés".
El corrido del desalojo, unplugged
En fechas recientes se escuchan nuevas canciones y corridos
en las montañas del sureste, unas cantadas por bases de apoyo en
las fiestas de los pueblos, otras interpretadas por grupos musicales conformados
por insurgentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN), grabadas y difundidas por bocinas y radios. Los Perseguidos Magonistas,
Los Jóvenes Zapatistas del Sur, los corridos a galope del
Trío Montaña y el propio comandante David y Su Guitarra
se dan el quienvive con Los Tigres del Norte y otros grupos de la onda
comercial.
Hoy llegó a oídos de este reportero el corrido
Desalojo de Montes Azules, interpretado por Los Dos Vientos de Voz
y Fuego, que incluye en su repertorio piezas como Fundación del
municipio, Zapata no era extranjero, Amador Hernández, La burla
de Bush, Retaron al federal, Solicitando parcela y La hora ya llegó.
"Los pueblos que viven hoy en los Montes Azules/ todos
están amenazados por la invasión ilegal/ que ofrece hoy el
gobierno/ para sacar las comunidades./ Nuestra patria no se vende/ lo sabe
el mundo entero/ pero los malos gobiernos/ lo venden al extranjero./ Vendepatria
que son/ nos dejan en el olvido./ Color de la tierra somos/ y no lo pueden
negar/ porque somos los primeros/ y originarios que somos/ con la memoria
grabada/ en la piedra y en el mar".
Se trata, por supuesto, de una rola unplugged (desenchufada),
hecha a mano y presumiblemente cantada detrás de paliacates y pasamontañas:
"Nuestra tierra y su riqueza/ la venden al extranjero./ El mal gobierno
a cambio/ recibe las maquinarias/ para aplicar sus mañas/ del Plan
Puebla-Panamá./ Nuestra tierra y nuestra historia/ tenemos que defender/
y no permitamos que hagan/ la inversión ilegal./ Zapata luchó
por tierra/ y así está en la historia".
El canto a dos voces y un falsete se pregunta qué
pretenden los gobiernos "invadiendo nuestras tierras/ violando nuestros
derechos./ En estas tierras de historia/ hay palabra verdadera/ hay que
saberla escuchar/ para que el día de mañana/ cuando sea nuestra
victoria/ la tienen que respetar./ Según anunció el gobierno/
este es uno de los cambios/ pero no nos engañemos/ nos quieren dejar
esclavos".
En otras latitudes este canto, por qué no, vendría
rondando en hip hop, o mezclado con raï o ska. En toda música
de la alguna vez llamada "de protesta" importan los usos y las costumbres,
las historias.
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