México D.F. Lunes 23 de junio de 2003
La actividad ha crecido de manera anárquica,
dice; se regulará mediante consulta
El gobierno, en favor de los cruceros; detonarán
la economía, afirma Sectur
Multinacionales del ramo han sido acusadas de daño
ambiental y explotación laboral
DAVID ZUÑIGA
El gobierno de Vicente Fox está totalmente en favor
de los cruceros turísticos; sin embargo, reconoce que esta actividad
ha crecido en forma anárquica, que algunos destinos están
saturados, que las ciudades adonde llegan las embarcaciones prácticamente
no reciben beneficio alguno y que existen riesgos de accidentes y contaminación;
por ello, las secretarías de Turismo, de Comunicaciones y Transportes
y de Marina ya iniciaron consultas para diseñar una política
que corrija fallas y concilie intereses de los sectores involucrados, informó
el subsecretario de Planeación Turística de la Sectur, Francisco
Madrid Flores.
La nueva política, explicó el funcionario,
se basará en cinco objetivos: aumentar al máximo el beneficio
en las comunidades y municipios que reciben cruceros, garantizar la seguridad,
diseñar estrategias diferenciadas de acuerdo con las características
de cada destino, moderar el crecimiento del sector y fortalecer la coordinación
entre la industria e instituciones.
En
las consultas participarán autoridades de los tres niveles de gobierno,
otros proveedores de servicios turísticos y los congresos federal
y estatales. Asimismo, no se descarta proponer reformas para dotar a alguna
dependencia de mayores facultades.
Sobre la posibilidad de que los municipios cobren a los
cruceros una cuota por cada pasajero, el subsecretario dijo que no se ha
definido y que esa no es la única forma de generar beneficios para
las comunidades.
El gobierno, dijo, buscará que grandes empresas
nacionales sean proveedoras de las compañías de cruceros
y que se promuevan otros atractivos del país.
Madrid Flores recordó que México es el principal
destino de cruceros en todo el mundo (recibe seis de los 12 millones de
viajeros que cada año utilizan este medio) y esta tendencia no da
señales de cambiar. De hecho, se prevé que en los próximos
años los astilleros construirán un buque cada 33 días
y las naves son cada vez de mayor capacidad (alrededor de 4 mil 500 pasajeros).
Sin embargo, también se trata de una industria concentrada en cada
vez menos manos y donde no hay cabida para empresarios mexicanos.
Los cruceros son "una industria compleja, con muchos actores,
pero el principal, el que manda, es el consumidor", dijo Madrid. Asimismo,
han diversificado su mercado y ahora no sólo atienden a ricos y
jubilados, sino también a jóvenes, parejas y familias -principalmente
de Estados Unidos y Canadá- con ingresos anuales por arriba de 40
mil dólares.
"En el sector turismo no tenemos ninguna duda: por supuesto
que queremos cruceros. Esta es una definición de gobierno. Los queremos
porque el balance de fuerzas, oportunidades, debilidades y amenazas arroja
un resultado donde pesa más lo bueno. Los queremos porque son una
parte importante de la mezcla de productos y tienen capacidad para detonar
la economía local. Ciertamente, queremos cruceros que no sean una
competencia des-leal, sino que coexistan con otros sectores y que no crezcan
a tasas de 60 por ciento, señaló el subsecretario.
La lista negra
Algunas de las principales operadoras de cruceros han
aparecido varias veces en la lista negra de los peores criminales
corporativos de la década de los 90, publicada por Multinational
Monitor. Por ejemplo, en 1994 Royal Caribbean Cruise Lines fue acusada
de derramar aceite en el golfo de México y de ocultar evidencias
e información al servicio de guardacostas de Estados Unidos, por
lo que tuvo que pagar una multa de 18 millones de dólares. Sin embargo,
sólo dos semanas después de que se le aplicó la sentencia
volvió a derramar desechos en el Atlántico. Otras compañías
que han tenido que pagar sanciones por diversas irregularidades, según
Multinational Monitor, son Palm Beach Cruises (500 mil dólares),
Princess Cruises Inc. (500 mil) y Regency Cruises Inc., que en marzo de
1995 tuvo que pagar una multa de 250 mil dólares -impuesta por autoridades
estadunidenses- por arrojar en 1993 desechos de plástico en el golfo
de México.
Mientras tanto, una investigación conjunta elaborada
por la organización no gubernamental War on Want y la Federación
Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF, por sus siglas en inglés)
sostiene que las condiciones de trabajo en los cruceros violan normas internacionales,
y en un juego de palabras llama a estos navíos sweatships,
en referencia a los famosos sweat-shops, talleres de confección
donde se explota mano de obra -incluso infantil- en países subdesarrollados.
Un estudio señala que miles de europeos, asiáticos
y latinoamericanos trabajan en los cuartos de máquinas, cocinas
y restaurantes por salarios que, en el caso de los meseros, apenas llegan
a 45 dólares al mes. Estos empleados trabajan los siete días
de la semana, no tienen seguridad laboral y casi 60 por ciento trabaja
más de 12 horas al día. Además, los empleados tienen
que pagarle a un enganchador o "agente", que es el intermediario para conseguir
el trabajo.
Celia Mather, una de las autoras del reporte, lo describe
de esta forma: "Muchos navíos son un microcosmos flotante de los
peores excesos de la globalización: jornadas largas, paga ínfima
y una cultura de miedo que proyecta una oscura sombra sobre la experiencia
de cinco estrellas que viven los pasajeros sobre cubierta".
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