México D.F. Lunes 23 de junio de 2003
Comunero de Cuajimalpa
"En los políticos ya francamente no creemos..."
BERTHA TERESA RAMIREZ Y LAURA GOMEZ
Para Florencio Guzmán Gutiérrez, campesino
que ha visto transformar milpas en edificios, en Cuajimalpa el impacto
tras la creación del desarrollo urbano de Santa Fe apenas se puede
creer y parecería imposible que en esa zona, donde anteriormente
sólo se explotaban minas de arena y que sirvió como depósito
de desechos sólidos, hoy se levanten lujosos condominios e imponentes
corporativos.
Nostálgico
por los días en que todo era calma en Cuajimalpa, y del bosque,
que era lo más atractivo en la zona, el también presidente
de la comunidad de San Mateo Tlaltenango, una de las tres comunidades rurales
que quedan en esa demarcación, advierte que la amenaza constante
por el crecimiento de la mancha urbana se ve complicada por los asentamientos
irregulares, que van en aumento, y la falta de vialidades, que no han crecido
a la par del desarrollo urbano.
"Anteriormente San Mateo Tlaltenango era pacífico,
estábamos muy tranquilos en lo que se refiere al tráfico
de vehículos, pero luego llegó la Universidad Iberoamericana
y el centro comercial y empezó a saturarse el tráfico. Ahora
tenemos que andar con mucho cuidado porque las pocas avenidas que hay se
llenan de vehículos. Si antes se hacían 15 minutos para llegar
al pueblo, ahora se hacen 30 y hasta una hora, debido a que el tráfico
se satura mucho."
Aunque para este comunero de 64 años la vialidad
se ha convertido en auténtico problema, tiene muy presente que los
males de la tierra siguen siendo prioritarios. Cuenta que a unos cuantos
kilómetros de Santa Fe subsiste una población de alrededor
de 3 mil comuneros y ejidatarios que poseen más de 2 mil 500 hectáreas
de bosque, que si bien dotan de agua y oxígeno al Distrito Federal,
son improductivas, aunque, dice, los obligan a reforestar 70 mil árboles
al año a cambio de un incentivo económico, equivalente a
un salario mínimo, que les proporcionan las autoridades.
"Ecoturismo, siembra de plantas medicinales y producción
de setas y truchas se han convertido en otras opciones productivas para
esta comunidad, aunque aún no constituyen una fuente de ingresos
importante, porque son proyectos que no se acaban de consolidar. Por ello
la necesidad de abandonar la comunidad durante el día para emplearse
de obreros o albañiles en el centro de la ciudad.
"En aras de incrementar la actividad en esta zona de reserva,
que no pueden desmontar para la producción agrícola, de ganado
o bien para instalar una pequeña empresa, los comuneros -agrega-
han pensado incluso en solicitar el apoyo de las corporaciones que se han
instalado en Santa Fe para que mediante un incentivo económico se
pueda conservar el bosque".
Además
de la falta de vialidades, la inseguridad es otro problema que enfrentan
los habitantes de la demarcación, afirma Guzmán Gutiérrez,
quien agregó que hace tres años se habían incrementado
delitos como robo, asaltos y violaciones; sin embargo, por medio de la
coordinación vecinal con las autoridades se logró bajar el
índice delictivo.
En cuanto a servicios, las comunidades rurales que subsisten
en la demarcación enfrentan desabasto de 30 por ciento de agua y
pavimentación, demandas que no han sido satisfechas en los últimos
cinco años.
"Por ello la agenda de trabajo del próximo delegado
será muy amplia, aunque falta ver que la cumplan, porque en los
políticos ya francamente no creemos."
-¿Qué les demandarían ustedes a los
candidatos? -se le preguntó
-Pues realmente, para ser francos, ya de los candidatos
no esperamos casi nada, porque hacen muchas promesas y ya cuando llegan
al puesto se olvidan. Ojalá que nos llegara un candidato que prometa
y sí cumpla, pero no sabemos... porque los candidatos siempre nos
han prometido: "los vamos a ayudar, yo no voy a ser funcionario de escritorio,
voy a recorrer la delegación para ver sus problemas, como lo estoy
haciendo ahora; sin embargo, nada más son promesas".
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