México D.F. Sábado 28 de junio de 2003
Robert Fisk
Al-Ghamdi: Ƒrendición o acuerdo?
Si Alí Abdulrahmán al-Ghamdi fue en verdad el hombre que planeó los ataques suicidas del mes pasado en Riad, su rendición fue uno de los acontecimientos más singulares en la historia del movimiento Al Qaeda de Osama Bin Laden.
Al-Ghamdi no combatió hasta la muerte, no protagonizó una heroica batalla final en el desierto o en las faldas de las montañas de Afganistán. Todo lo que hizo fue presentarse en la casa del hijo del ministro saudita del Interior después de hacer personalmente arreglos telefónicos para tener un comité de recepción esperándolo.
"Doy gracias a Dios de que mi hijo se entregara porque esto me ha confortado a mí y a mi familia", declaró el padre de Al-Ghamdi, Abdulrahmán, al diario saudita Okaz. "Fue lo correcto, lo que debió hacer antes. No estamos contentos con estos (ataques suicidas), si es que realmente él los organizó."
Todo esto pide a gritos una pregunta: Ƒde cuándo acá los miembros de Al Qaeda, consagrados a la autoinmolación y al secreto absoluto, se rinden a los condestables locales? Porque si Al-Ghamdi de veras estuvo involucrado en los ataques suicidas en los que perecieron 34 personas, pronto le cortarán la cabeza a las afueras de una mezquita del rumbo, después de la oración matutina.
Las autoridades sauditas, claro está, se dieron palmaditas en la espalda. El príncipe Nayef, ministro del Interior, confirmó que Al-Ghamdi se entregó en la casa de su hijo, quien participó en forma personal en la rendición, y que las autoridades pronto echarán mano a otros miembros importantes de Al Qaeda. Nadie puso en duda que Al-Ghamdi combatió en Afganistán y Chechenia -aunque a sus 26 años difícilmente pudo haber participado en la guerra afgana contra los rusos-, si bien hay quien no cree que realmente haya estado con Osama Bin Laden en el reducto de Al Qaeda en Tora Bora antes que los estadunidenses arrasaran las montañas, en el otoño de 2001.
Para los sauditas, sin embargo, cualquier detención puede ser exhibida como prueba adicional de que el reino está preparado a unirse a la "guerra al terror" del presidente George W. Bush y a hacer reparaciones -aunque un poco tardías- por el hecho de que 15 de los 19 asesinos del 11 de septiembre de 2001 fueran ciudadanos sauditas. "El cerco se ha estrechado", anunció en forma melodramática un funcionario saudita. "Hay puestos de revisión por todas partes y a todas horas se capturan sospechosos. Al-Ghamdi no tenía escapatoria."
Pero Ƒes cierto? ƑDe veras un operativo de Al Qaeda -cuyo líder ha sido capaz de eludir a las autoridades militares y de inteligencia de la mayor potencia de la Tierra- se acobardaría como un ratón a la vista de los retenes sauditas? Un cínico sugeriría un escenario diferente: que los sauditas y Al Qaeda han llegado a algún tipo de acuerdo, que esta red será dejada en paz si algunos de sus miembros se entregan ritualmente a la "justicia", junto con promesas de que no habrá más bombazos en el reino.
Por principio de cuentas, enviar a Bin Laden y a sus legiones a Afganistán fue una forma de sacarlos de Arabia Saudita. Durante años, de hecho, Bin Laden tuvo contacto personal con el predecesor del príncipe Nayef en el ministerio saudita del Interior, en Riad.
Todo lo cual hace surgir otra pregunta: si Osama Bin Laden no está en Afganistán ni en los territorios paquistaníes que bordean la línea fronteriza afgana, Ƒserá quizá que se encuentra en Arabia Saudita, donde goza de más respaldo que en ninguna otra parte del mundo, incluso entre la familia real? © The Independent Traducción: Jorge Anaya
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