México D.F. Viernes 4 de julio de 2003
Castro, ausente de cumbre de la comunidad regional
Nuevas señales de distanciamiento de Cuba con los otros países del Caribe
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 3 de julio. La ausencia del presidente Fidel Castro en la cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom), que empezó el miércoles en el balneario jamaicano de Montego Bay, parece reflejar el distanciamiento entre La Habana y el bloque regional, como efecto indirecto de los enjuiciamientos masivos y los fusilamientos de abril pasado en Cuba.
El miércoles por la noche Castro asistió aquí a una función artística de fin de cursos de una escuela de ballet, mientras el vicepresidente, Carlos Lage, y el canciller, Felipe Pérez Roque, cumplían una visita de trabajo a Brasil. En representación del mandatario, que estaba invitado, asistió al cónclave Ricardo Cabrisas, ministro de Gobierno, entre cuyas atribuciones están las relaciones con el grupo caribeño.
El bajo perfil con que los medios informativos cubanos han registrado la reunión es otro síntoma del alejamiento. Esto y el desaire de Castro contrastan con la trayectoria previa de creciente acercamiento entre Cuba y los 15 países del grupo (14 ex colonias británicas, más Haití), que para La Habana tiene fuerte carga simbólica y que se ha empeñado en acentuar en cada oportunidad.
Cuando el gobierno mexicano era el único del hemisferio que tenía vínculos con Cuba, en los años 70, cuatro países que ahora integran el Caricom (Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago) establecieron relaciones con la isla vecina, en un gesto que La Habana no ha dejado de llamar "valiente", por su implicación de desafío a Estados Unidos. Esa línea fue seguida después en cadena por el resto del área.
Cuba ha mantenido planes de cooperación técnica y de salud con sus vecinos insulares, que a su vez, adversarios del bloqueo económico estadunidense, han procurado la incorporación de La Habana a instancias como la Cumbre de las Américas, el Grupo ACP (bloque de ex colonias europeas en Africa, Caribe y Pacífico), y el Acuerdo de Cotonú, mecanismo de apoyo económico de las antiguas metrópolis a esas naciones.
La fuerte dinámica que habían ganado las relaciones condujo a la celebración de la primera cumbre de jefes de Estado y de gobierno Cuba-Caricom en diciembre pasado en La Habana, que culminó con un plan de asistencia cubana para la formación de profesionales de la salud en la región y una declaración de afinidad política.
Pero la detención y el enjuiciamiento de opositores y la ejecución sumaria de tres secuestradores de una lancha descarrilaron el proceso. En mayo pasado el Caricom deploró esos hechos, en un comunicado de sus cancilleres, de tono firme.
En una de las reacciones a los mismos acontecimientos, la Unión Europea anunció que congelaría la solicitud cubana de ingreso a Cotonú. Pero La Habana contrarreplicó, retirando por segunda ocasión la petición por la que tanto habían abogado durante años sus amigos del Caribe.
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