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P O L I T I C A
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México D.F. Sábado 5 de julio de 2003

DESFILADERO

Jaime Avilés

Mañana: asalto al Congreso

El retorno de Salinas actualiza momentos de la historia que parecían superados

Cae la credibilidad de Julio Frenk y se incuba grave crisis en el sector salud

SI LA PUGNA ENTRE liberales y conservadores fue una característica de la política mexicana del siglo xix y en nuestros días aparece como rasgo distintivo del primer trienio de Vicente Fox, los resultados que arrojarán las elecciones legislativas de mañana nos devolverán a tres momentos del pasado: la época de Santa Anna, el callismo y el sexenio que corrió de 1988 a 1994.

Cuando Antonio López de Santa Anna se consolidó como la figura esencial del México posterior a la guerra de Independencia y anterior a la guerra de Reforma, el caudillo que ocupó 11 veces la Presidencia de la República se valió, en distintas ocasiones, de hombres de paja -como Manuel Gómez Pedraza, Valentín Gómez Farías, Nicolás Bravo, Pedro María Anaya y otros- a quienes manipulaba detrás del trono para seguir ejerciendo el poder.

Cuando el general Plutarco Elías Calles se adueñó del aparato del Estado surgido de la revolución de 1917, colocó en la silla, una vez concluido su periodo presidencial, a tres hombres de paja -Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez- para continuar llevando las riendas de la pobre y agitada carreta que era el país, hasta que en 1935, su cuarto vicario, el general Lázaro Cárdenas, lo envió al exilio.

Aquellas fueron las dos etapas del pasado remoto y mediato que recobrarán vigencia en el presente histórico tras los comicios de mañana, si la alianza tejida entre Vicente Fox, Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo, Jorge G. Castañeda y Diego Fernández de Cevallos conquista en nombre de tres partidos -PRI, PAN y Verde Ecologista de México (PVEM)- la mayoría legislativa que permitirá a Carlos Salinas de Gortari, mediante la Cámara de Diputados, retomar parcialmente el control de los cambios "estructurales" -en realidad, desestructuradores- que no ha podido imponer Fox.

Si este objetivo es alcanzado, Salinas, desde su ubicuo exilio en Cuba y en Dublín -como Santa Anna desde su hacienda veracruzana de Manga de Clavo- estará en condiciones de gobernar el "gobierno" de Fox para ayudarlo a cumplir sus compromisos con las agencias internacionales y los consorcios multinacionales que deciden el destino del mundo. En este sentido, los próximos tres años podrían ser la continuación del sexenio 1988-1994, cuando el agresivo liderazgo del político de Agualeguas desmanteló en forma acelerada el edificio que atesoraba los bienes de la nación, edificio al que Miguel de la Madrid se había encargado, previamente, de quitarle todos los tornillos y tuercas para que Salinas lo desmontara sin problemas.

Con Salinas, y no con Fox, como el verdadero capitán del barco en el puente de mando, se acrecentará el peligro de que México sea despojado de su industria eléctrica y entre en la antesala de la privatización de Pemex. Veamos qué nos dicen al respecto los fríos números que estarán en juego dentro de unas horas.

Augurios y presagios


En las elecciones legislativas de hace tres años, el PRI ganó 209 asientos en la Cámara de Diputados, el PAN 202 y el PRD 52, incluyendo en los tres casos las posiciones de mayoría directa y las plurinominales. Las 37 diputaciones restantes fueron distribuidas entre PVEM, Partido del Trabajo y los enanitos. De acuerdo con las previsiones disponibles, mañana este cuadro sufrirá alteraciones de forma pero no de fondo. ¿Qué significa esto?

Gracias a la avasalladora popularidad de Andrés Manuel López Obrador en el Distrito Federal, a la fuerza orgánica del gobierno de Lázaro Cárdenas Batel en Michoacán y a la influencia que ambas figuras ejercen sobre el electorado del estado de México, el PRD aumentará aproximadamente en más de 50 por ciento su caudal de diputaciones federales, pasando de 52 curules a por lo menos 80. A esta relativa hazaña contribuirán, con menor impacto, los otros gobiernos estatales que ese partido tiene en Zacatecas, Baja California Sur y Tlaxcala, así como el voto duro de Guerrero y Chiapas, que será mermado mediante las viejas prácticas del fraude en Tabasco y en Oaxaca. Pero a cambio de este "avance", la organización que preside Rosario Robles Berlanga desaparecerá casi por completo en los estados fronterizos del norte y en el centro del país.

Una pregunta cuya respuesta será motivo de polémica entre los expertos es la siguiente: ¿a costa de quiénes crecerá el PRD? ¿Acaso de los partidos enanitos como el de la Sociedad Nacionalista (PSN), el de Alianza Social (PAS), Convergencia y Liberal Mexicano (PLM), o de los debutantes como México Posible y Fuerza Ciudadana, que poco o nada podrán hacer por conservar su registro definitivo? Ese, para esta columna, por el momento, es un enigma.

Algunos analistas estiman que debido al fenómeno López Obrador en el valle de México, el PRD triunfará en distritos urbanos y conurbados que hace tres años cayeron en manos del PAN a consecuencia del llamado efecto Fox, pero este cambio no se repetirá en otras circunscripciones. Acción Nacional, a su vez, perderá terreno en el norte, especialmente en Nuevo León y Sonora, donde será vencido, no con amplia ventaja, por el PRI. Pero con la fuerza del tradicionalismo que lo apoya en el Bajío, prenderá muchas veladoras y rezará sin desmayo para que no lo abandonen las corrientes urbanas que el foxismo (ayudado por Madrazo) le obsequió en el sureste. En cualquiera de los casos, el PAN sufrirá la mayor disminución de votos y curules entre los tres partidos grandes. Ya lo veremos.

Todo indica, en consecuencia, que el PRI aumentará tanto el número de gubernaturas que actualmente posee como el de las sillas que tiene en el Congreso. ¿En qué proporción? Desde luego, muy por debajo del espectacular 50 por ciento que obtendrá el PRD, pero no lo bastante como para convertirse en una fuerza de mayoría simple dentro de la Cámara de Diputados.

Como quiera que sea, sin embargo, PRI, PAN y PVEM reunirán los 332 diputados que la ley exige para que esa cámara apruebe las tres reformas constitucionales que, según el Fondo Monetario Internacional, la Casa Blanca, la Unión Europea, Fox, Salinas, Madrazo, Gordillo, Castañeda y Fernández de Cevallos le faltan a México: la energética, la fiscal y la laboral. Que éstas se conviertan en realidad dependerá, básicamente, de la mayoría priísta en el Senado, encabezada por Manuel Bartlett, que una y otra vez ha dicho no, no y no a la privatización de la industria eléctrica, pero no tiene una posición muy clara en los otros dos expedientes.

Todos los diagnósticos y pronósticos malamente acomodados en esta plana serán susceptibles de experimentar dramáticas modificaciones cuando mañana se instalen mesas y casillas en todo el país, pero hay uno que desde ahora se revela infalible: la abstención. Esta llegará, cuando menos, a 60 por ciento en el promedio nacional, pero en la ciudad de México, Nuevo León y Sonora no pasará de 40 por ciento en el peor de los "escenarios", como dicen los que nunca van al teatro.

Balance de aniversario


Hoy, hace un año menos dos días, o 52 semanas menos algunos sábados de diciembre y enero, nació esta columna desencantada de la política pero animada por el discreto propósito de ayudar a la transformación de los hospitales psiquiátricos, públicos y privados, del país. El leit-motiv de ese borroso proyecto fue el caso de Gabriela Guadalupe Rodríguez Segovia, la hermosa y desvalida mujer de Monterrey que en noviembre de 2000 fue secuestrada por sus hermanos y encerrada en un manicomio de aquella ciudad sin que nadie, con excepción de Alejandro Fonseca, su compañero, interviniera en su defensa.

A ese terrible episodio Desfiladero le dedicó su entrega inicial, pero de inmediato la rebelión campesina de Atenco, la campaña foxista destinada a privatizar la industria eléctrica y la guerra de George WC contra el mundo se convirtieron en temas que reclamaban la más urgente atención y, por ello, la lucha contra los abusos psiquiátricos en el ámbito privado, y las políticas autoritarias y represivas en la esfera oficial tuvieron que esperar mejores tiempos.

Hace algunas semanas, el asunto regresó a esta página cuando la Red Mexicana de la Reforma Psiquiátrica, dirigida por Virginia González Torres, alta funcionaria de la Secretaría de Salud, dio a conocer la existencia de un Plan Maestro en Salud Mental, valuado en mil 500 millones de pesos e impulsado por Guido Belsasso, titular del Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic), que pretendía fortalecer y ampliar la estructura de los manicomios públicos y matar por hambre los proyectos alternativos, como el del Modelo Hidalgo, que abogan por una nueva metodología para abordar los trastornos mentales de los más pobres entre los pobres.

En el contexto de una vigorosa batalla cívica contra Belsasso, el martes pasado unas 500 personas que militan en la Red de la Reforma Psiquiátrica ocuparon la oficina de Julio Frenk, todavía secretario de Salud, y obtuvieron de éste un compromiso: establecer una mesa de diálogo para examinar las condiciones en que permanecen recluidos, condenados a cadena perpetua, unos 2 mil 300 enfermos mentales en 25 manicomios del país. Pero este paso al frente, que no debe quedar en simple promesa demagógica, se produjo a la vez que los médicos del Hospital Juárez elevaban el tono de sus protestas por la falta de materiales quirúrgicos, medicinas e instrumentos de trabajo en esa institución, hecho que coincidió con los reclamos de médicos y enfermeras del Instituto Nacional de Pediatría, quienes en presencia de Fox y de Frenk denunciaron las crecientes carencias que padecen y ponen en riesgo la vida de los niños que allí se atienden.

Por si lo anterior fuera poco, el investigador Alejandro Nadal reveló en las páginas de este diario que hace tres años Frenk alteró, falsificando datos, el informe de la Organización Mundial de la Salud, atropello que da al traste con la desvencijada credibilidad del funcionario, al que, en breve según me dicen, le aguarda otro grave conflicto con el personal técnico de Conasida. De modo que, si las cosas continúan empeorando en el sector salud, no es remoto suponer que durante el segundo semestre de este año -y como no ocurría en México desde 1966- estallará un movimiento de médicos y enfermeras, a escala nacional, que pondrá de manifiesto la gravísima crisis que existe en ese ámbito y que exige cambios de fondo antes que sea demasiado tarde.

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