México D.F. Jueves 17 de julio de 2003
Jorge Carrillo Olea
La situación migratoria en la frontera sur
Pareciera una jettatura que nuestra frontera sur estuviera condenada a ser tan distinta a la norte. Se entendería que lo fuera en los rasgos étnicos de sus pobladores, su geografía, riqueza o pobreza, fenómenos políticos y sociales, etcétera. Pero lo es más porque no se le otorga casi ninguna atención, por la ignorancia que los mexicanos tenemos sobre ella, pero lo imperdonable, lo radical, es la actitud de las autoridades hacia la zona y sus fenómenos poblacionales.
No tenemos en cuenta que la frontera es sólo una raya virtual establecida formalmente hasta finales del siglo xix y que corta con la crueldad de un cuchillo a una sola sociedad. La sociedad maya de uno y otro lado de la frontera y hasta muy profundamente en Centroamérica es una sola, por más que se forme por etnias que a veces difieren hasta en el lenguaje, pero todas son parte de la admirable cultura maya.
Siendo esto así, esa frontera virtual no puede impedir los continuos movimientos norte-sur, sur-norte de los pobladores. Lo hacen para mantenerse en contacto con familiares a uno y otro lado de la línea fronteriza, lo hacen porque se mantienen vivas las prácticas de comercio tradicionales, lo hacen por seguir sus hábitos religiosos y otras muchas razones. Es así una frontera con un dinamismo que cualitativamente no tiene la frontera norte.
A esto hay que agregar por supuesto los movimientos migratorios de extranjeros, principalmente centroamericanos, que tienen por destino final el territorio estadunidense y que se originan a veces en regiones tan remotas como Ecuador en el territorio continental, pero también increíblemente en Asia, aprovechando las ventajas que da la laxitud de los controles de todo orden que genera el Canal de Panamá.
A lo largo de sus mil 200 kilómetros existen poquísimos puestos de control migratorio que son, salvo cuatro, inoperantes como instancias de control. Los cuatro están situados sobre carreteras federales, el primero en Ciudad Hidalgo, el segundo en Talismán, el tercero en Ciudad Cuauhtémoc, todos ellos en Chiapas y el último en Subteniente López en Quintana Roo.
Los otros puestos, que no llegan a una decena, están ubicados en medio de la selva y su función principal es documentar y auxiliar a los refugiados guatemaltecos que ahí se asentaron a principios de los 80, cuando nuestro país generosamente los acogió. Confiarles otra función sería simplemente emblemático. Así se supone que se controla dicha frontera.
ƑPor dónde es si no por esta frontera que han cruzado históricamente los más de 72 mil costarricenses, 300 mil ecuatorianos, 800 mil salvadoreños, 500 mil guatemaltecos, 300 mil hondureños, 220 mil nicaragüenses y 105 mil panameños, que son los que el censo estadunidense de 2000 reconoce como foreing born? Esto es, nacidos fuera de Estados Unidos.
ƑPero a qué costos se ha llevado a cabo esta histórica migración que ha cambiado el perfil demográfico del país más poderoso del mundo y que está influyendo e influirá más en el destino de esa nación? A costo de vidas, de sangre, de terribles sufrimientos y del fraccionamiento de familias. Todo ello para cruzar la frontera mexicana que es de ignominia, atravesar este enorme país que es México y adentrarse en territorio estadunidense tan al norte que resulta verdaderamente admirable.
ƑPor qué no hemos sido capaces los mexicanos de diseñar y operar una política migratoria hacia nuestros hermanos centroamericanos y los tratamos por lo menos tan mal como se trata a nuestros emigrantes hacia Estados Unidos? ƑEstá consciente la opinión pública mexicana de las vejaciones a las que los sometemos autoridades y sociedad en la zona?
La prostitución, los servicios domésticos, los de hotelería, los trabajadores agrícolas y las otras más ingentes tareas son prestadas por extranjeros indocumentados sin que la autoridad los tome en cuenta como no sea para explotarlos. El crimen organizado dedicado al tráfico de indocumentados y de drogas es un azote. Los homicidios de migrantes y las ejecuciones, como en Sinaloa, son cosa de todos los días.
Esto lo sabemos y lo toleramos, Ƒpor qué? ƑPor qué no lo remediamos? Y los llamados polleros, cuyas bandas tienen presencia eslabonada desde Centroamérica hasta bien entrado el territorio estadunidense, Ƒpor qué no son combatidos con un programa integral, evidentemente de carácter internacional? Ese instrumento de colaboración que es la Convención Contra el Crimen Organizado Internacional de las Naciones Unidas, Ƒpor qué no se utiliza?
Por todo esto, si estamos exigiendo a Estados Unidos que adopte una política migratoria para nuestros trasterrados que se exprese en seguridad jurídica, razonables cuotas anuales de inmigración legal, en programas de empleo temporal suficientemente protegidos, en el disfrute de servicios, como los de salud y educativos, cómo somos capaces de hacerlo sin ofrecer algo análogo a nuestros propios hermanos de raza, cultura y raíz histórica.
La Comisión de Estudios para la Reforma del Estado recomendó modificar la Ley General de Población y su Reglamento y formular una ley de emigración e inmigración que integre los compromisos de México en la materia. Han pasado tres años. Hace un año entró en vigor la Convención de Naciones Unidas sobre la Protección de los Derechos de los Trabajadores que México ratificó desde l998 y no ha pasado nada. ƑNo es tiempo de cambiar?
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