México D.F. Jueves 17 de julio de 2003
A punto estuvieron de repetir hostilidades pobladores
mexiquenses y granaderos
Entran 300 efectivos de la PFP a Agua Grande para bajar
tensión
Acuerdan comuneros esperar resolución del tribunal
Se fue de vacaciones la juez que debe resolver sobre la sentencia
ejecutoria Xalatlaco lleva varios días sin autoridades
municipales
JOSEFINA QUINTERO E ISRAEL DAVILA REPORTERA Y CORRESPONSAL
Con la llegada de la Policía Federal Preventiva
(PFP), que resguardará las mil 509 hectáreas en conflicto
entre Xalatlaco, estado de México, y San Miguel Ajusco, Distrito
Federal, se puso fin a 18 horas de fuertes tensiones en la comunidad mexiquense.
Luego de las negociaciones con el Gobierno del Distrito
Federal para el envío de 300 efectivos federales, bajaron los ánimos
encendidos de los comuneros, quienes ayer estuvieron a punto de protagonizar
otro enfrentamiento con la fuerza pública.
Sin embargo, el resguardo de la zona en disputa no resuelve
el conflicto agrario entre Xalatlaco y el Ajusco, pues falta la ejecución
de la sentencia del Tribunal Unitario Agrario.
Después de romper negociaciones en la Secretaría
de Gobernación, el martes pasado, y ser replegados por granaderos,
los comuneros mexiquenses llegaron a la cabecera municipal con "la sangre
caliente". Había que encontrar a los culpables y convocaron a su
comunidad.
Autoridades locales ausentes
Cerca de la medianoche buscaron al ex presidente municipal
y actual diputado Fernando Ferreyra Olivares, quien hace días que
no está en el pueblo, y al no encontrarlo en su casa, ubicada en
la calle Morelos, lanzaron piedras hasta romper los vidrios de las ventanas.
La furia de los comuneros contra Ferreyra se debe a que
"favoreció a políticos y empresarios mexiquenses", quienes
intentaron apropiarse de sus tierras. Destrozaron y lanzaron muebles a
la calle.
No conformes con eso, buscaron al presidente municipal
Juan Dávila Rosas, quien tampoco se encontraba en su domicilio,
y al no hallar ninguna resistencia también provocaron destrozos.
Cabe mencionar que Xalatlaco lleva ya varios días sin autoridad
y la comunidad se defiende como puede.
Más tarde, cerca de las siete de la mañana,
los comuneros empezaron a reunirse en la plaza principal en espera de su
representante, Alfonso Jiménez Quiroz, quien los incitó a
ir a defender el paraje Agua Grande, motivo del conflicto.
En una caravana de varios camiones, unos 700 campesinos
llegaron a los límites del Distrito Federal con el estado de México,
donde ya los esperaban granaderos, policías de la montada y varias
patrullas de la SSP capitalina para impedirles el paso.
El retén molestó a los comuneros, quienes
amenazaron con romper el bloqueo con los camiones. Además les reclamaron
el mal trato de la noche anterior.
Dispuestos a todo
En los encuentros entre el representante de Xalatlaco,
Alfonso Jiménez, y el subsecretario de Seguridad Pública,
Gabriel Regino, para negociar con los comuneros, el campesino señaló
que estaba muy enojado con el gobierno de la ciudad y no importaba lo que
sucediera, ya que él y la comunidad cruzarían el límite.
"Yo y los comuneros estamos dispuestos a morir en la raya y será
responsabilidad del jefe de Gobierno."
Para evitar enfrentamientos Regino los instó a
retomar el diálogo en la Secretaría de Gobernación;
sin embargo, los comuneros de Xalatlaco exigían el retiro de la
fuerza pública para proseguir su camino. Entonces lanzaron un ultimátum
a las autoridades de dar respuesta en una hora, o de lo contrario se enfrentarían
con los cuerpos de seguridad apostados en la carretera.
Quince minutos antes de que venciera el plazo, el funcionario
capitalino regresó con la información de que a las 17 horas
entraría la Policía Federal Preventiva a las mil 509 hectáreas
motivo de la disputa.
Los comuneros exigieron la presencia de Alejandro Encinas,
secretario de Gobierno del Distrito Federal, o de lo contrario enfrentarían
a los granaderos, abriéndose paso con un camión de volteo
y un torton.
Mientras los líderes dialogaban con Regino, los
comuneros alistaban sus armas para el enfrentamiento, entre ellas machetes,
guadañas, cuchillos, picos y palos, además de algunas bombas
molotov que fabricaron con anterioridad.
Cuando parecía inminente la confrontación,
el funcionario informó que estaban por arribar Alejandro Encinas
y el secretario de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard, para reiniciar
el diálogo.
A pesar de que algunos comuneros se opusieron, formaron
una comisión que subió a un camión de la Secretaría
de Seguridad Pública, en el que ya los esperaban Encinas y Ebrard,
quienes ante los ánimos enardecidos optaron por no bajar.
Los acuerdos de la reunión fueron: repliegue de
los poli-cías capitalinos hasta el lugar conocido como La Cantimplora;
ingreso de una comisión de Xalatlaco al predio Agua Grande para
ver el estado en que se encuentra y verificar que no estuviera ocupado
por vecinos de San Miguel Ajusco.
Por fin Montiel ofrece ayuda
Entre tanto, en el kilómetro 30 de la carretera
Picacho-Ajusco seguían los comuneros de San Miguel y Santo Tomás,
quienes después se reunieron con Alejandro Encinas para terminar
con el bloqueo que empezaron la madrugada del martes.
Las comunidades de Xalatlaco y San Miguel Ajusco acordaron
con las autoridades capitalinas esperar la resolución judicial para
que se dé la sentencia ejecutoria, lo cual tendrá que esperar
porque la juez está de vacaciones.
Por otra parte, en un comunicado el gobierno del estado
de México manifestó que giró instrucciones a la Secretaría
de Gobierno para apoyar a los habitantes de Xalatlaco en la solución
del problema de la posesión de tierras que involucra al paraje Agua
Grande.
En el documento se anuncia que el apoyo será, si
es necesario, hasta con recursos económicos a los comuneros que
perdieron sus cabañas para que con ellos puede restituirlas.
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