México D.F. Domingo 20 de julio de 2003
Hace confesión involuntaria: "no
vengo a decirles que tengo las manos limpias"
Pasó Gordillo de la confianza plena al nerviosismo
y los tropiezos verbales
La maestra no podrá "traernos a punta de reglazos",
expresan legisladores electos
ROSA ELVIRA VARGAS Y ENRIQUE MENDEZ
En tres horas, Elba Esther Gordillo pasó de la
confianza plena a los tropiezos verbales y el nerviosismo. De las cuentas
alegres a la pírrica victoria. Del poder absoluto al virtual empate
de fuerzas. De la biografía como alegoría de legitimidad
a la confesión involuntaria: "no vengo a decirles que tengo las
manos limpias, lo que vengo a decirles es que tengo la conciencia tranquila".
Por eso, cuando todo concluyó, tenían más
semblante de satisfacción quienes votaron por Manlio Fabio Beltrones
que los que por línea de su gobernador, de su dirigente sindical
o por plena convicción votaron por la maestra Gordillo para hacerla
coordinadora de la fracción priísta a partir del primero
de septiembre.
Un diputado electo por Guanajuato estaba feliz. Hacía
cuentas y comentaba que con una fracción partida, además
de ubicar al ex gobernador de Sonora en una posición muy firme en
San Lázaro, también "obligará a la maestra a tratar
con nosotros y no, como ella quería, traernos a punta de reglazos".
Porque saben cómo quedó la correlación
de fuerzas: "tenemos la mitad de la bancada y la vamos a hacer valer".
Y es que en esta ocasión funcionaron los numerosos
candados a los que siempre se ve obligado el Partido Revolucionario
Institucionzal (PRI) para practicar la democracia interna -pues, como los
buenos tahúres, se conocen demasiado entre ellos-; tanto, que los
crayones para cruzar la boletas se entregaron sólo hasta que el
primero de la lista pasó a votar.
Fue tan eficaz el método, que hubo cinco de los
llamados que simplemente rechazaron las opciones presentadas. Dos anularon
y tres más dejaron la boleta en blanco.
Porque como se las saben de todas, todas, los priístas
no sólo llamaron para la ocasión a un notario, también
se cuidaron de dejar sin folio las boletas, y evitar así que a través
de ese registro se ubicara a quien habiéndose comprometido en un
sentido, al final mudara su decisión. Así, nadie supo lo
que cada cual decidió en el instante de soledad detrás de
la mampara.
"Si apoyas a Gordillo, cometes genocidio"
Todo
eso sirvió para evitar el aplastamiento que ya festejaban desde
muy temprano los elbistas. Y lo hacían al mismo tiempo que atrás
del enrejado del PRI, por el ala norte, maestros de la Coordinadora Nacional
de Trabajadores de la Educación (CNTE) desde un magnavoz lanzaban
consignas y se oía clarito: "si apoyas a Gordillo, cometes genocidio".
Los elbistas, incluidos sus tres jefes de prensa y los
miembros del Comité Ejecutivo Nacional del sindicato magisterial
convocados para la ocasión, apostaban que les daría resultado
la minuciosa operación de "convencimiento" que había iniciado
su líder en abril, cuando salieron las listas de candidatos a diputados.
Desde esa fecha, ella empezó a hablar constantemente
por teléfono con cada aspirante -"todavía me habló
anteayer", comentó un diputado electo por un estado del norte-;
visitó las entidades y se entrevistó con todos.
Al final, su carta máxima para presionar a los
gobernadores priístas fue ofrecerles "tranquilidad laboral" en el
magisterio, a cambio de que aquéllos garantizaran el voto de sus
diputados por la maestra. Vistió de rojo de pies a cabeza en claro
afán de atraer miradas y llamar la atención, en acatamiento
de las recomendaciones de los expertos en imagen. "Volteen, aquí
estoy", era el mensaje.
La intervención de los gobernadores distó
mucho de una simple recomendación. Ahí están los desplegados
que lo demuestran. Además, sus constantes llamadas a los celulares
de los diputados, aun en medio de la elección, habrían sido
la llave que funcionó, aunque de manera incipiente frente a sus
expectativas, para obtener los 124 sufragios que contabilizó Gordillo.
Estos le dieron apenas 56 por ciento de los votos, lo
que en la práctica hace un empate con Beltrones, quien al parecer
todavía alcanzó a obtener votos adicionales de indecisos,
si es que los había, cuando pronunció un discurso de significativas
alusiones.
Se comenta que el viernes a las 10 de la mañana,
además de terminar por dar línea a los futuros legisladores
de su entidad, el mexiquense Arturo Montiel se comunicó con otros
gobernadores para insistirles en que la opción era Gordillo, pues
con Manlio se corría el riesgo de dividir a la futura bancada priísta.
Con él y muchos otros, se comenta, ella quedó de ese modo
políticamente muy endeudada.
Los contrastes ayer eran marcados. Como pugilistas rodeados
de seconds ambos llegaron al auditorio Plutarco Elías Calles.
Manlio Fabio decía sonriente: "Sacaron a pasear al dinosaurio,
vengo a ver si lo volvemos a meter a su jaula".
A su vez, Elba caminó rodeada de maestros que la
vitoreaban y le aplaudieron hasta que llegó el momento en que las
rejas que delimitaban el paso sólo para los diputados electos les
impidieron continuar y ella debió seguir sola, sola.
También así, sin más armas que su
audacia y las tablas políticas, hizo a un lado el discurso y arremetió
con palabras improvisadas en las que mostró nerviosismo y afanes
de suficiencia: "Esta soy, controvertida, a veces vitupereada, y
otras veces un poco torpe en hacer mis cosas. (Pero) nada se podrá
hacer en ese Legislativo si ustedes, todos, no nos echan la mano".
Cuando las cosas se resolvieron con la declinación
de Manlio Fabio de ir a segunda vuelta, Gordillo se erigió líder
de la bancada y su discurso se borró. Sin consultar, de inmediato
citó a quienes serán los coordinadores de los otras fuerzas
políticas en San Lázaro, para diseñar la agenda de
la 59 Legislatura.
Esto no pasó desapercibido. Y hubo quienes ipso
facto notificaron a quien debían su arrepentimiento por votar
en favor de alguien que apenas momentos antes había ofrecido respeto,
que no tendría grupitos, les juró que no sería
colaboracionista y hasta confesó: "fácil es un discurso bien
escrito, difícil es entrar hacia adentro".
La misma maestra Gordillo, que en calculado movimiento,
antes de iniciar una conferencia de prensa y ya ante los reporteros, respondió
casi a gritos una llamada a su celular: "¡Madre! ¡Te mando
un beso, bonita! Estate tranquila; ahi te caigo, bonita. ¡Todo
es por ti!"
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