México D.F. Domingo 20 de julio de 2003
Sólo queda abierta una averiguación
previa por ilícitos en materia electoral
Exonera la PGR del delito de lavado de dinero
a involucrados en el Pemexgate
GUSTAVO CASTILLO GARCIA
La Procuraduría General de la República
(PGR) exoneró a todos los involucrados en el Pemexgate de
los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada, los más
graves de que se les pudo haber acusado y que de tipificarse hubieran significado
varios años de prisión. Sólo queda pendiente de resolver
la averiguación previa por delitos electorales.
Esta decisión de la PGR beneficia a los priístas
Jorge Cárdenas Elizondo, ex secretario de Finanzas del tricolor;
Alonso Bretón, ex subsecretario de Finanzas, y Carlos Almada, ex
secretario de Elecciones. A Rogelio Montemayor Seguy, ex director de Pemex;
los ex directores corporativos de la paraestatal Carlos Juaristi, Juan
José Domene y Julio Pindter. Además, a Carlos Romero Deschamps,
secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República
Mexicana (STPRM), al tesorero de esa organización, Ricardo Aldana,
y a los líderes seccionales Fernando Pacheco Martínez, Miguel
Limón Hernández y Jesús Olvera Méndez.
Así,
el gobierno tomó con el Pemexgate el mismo camino que antes
había seguido con los Amigos de Fox, exonerados del delito de
lavado de dinero unos días antes de las elecciones del 6 de
julio. Los dos casos salieron así del ámbito de la delincuencia
organizada.
Fuentes gubernamentales revelaron que la Unidad Especializada
contra la Delincuencia Organizada (UEDO) determinó el no ejercicio
de la acción penal dentro de la averiguación previa PGR/UEDO/182/2001
iniciada por los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada.
La determinación aconteció a 19 meses de
que la UEDO recibiera una denuncia de la extinta Secretaría de la
Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam), en la que acusaba
a priístas, dirigentes petroleros y funcionarios de Pemex de haber
participado en una red de corrupción para transferir de manera ilegal
mil 100 millones de pesos de la paraestatal al STPRM y después a
la campaña de Francisco Labastida.
Sin embargo, el dinero no llegó en su totalidad
a la campaña del priísta. Un total de 640 millones de pesos
fueron depositados por medio de Banorte en un banco de Estados Unidos,
a nombre de Ricardo Aldana Prieto.
Como se recordará, el 19 de enero de 2002 La
Jornada dio a conocer en exclusiva la interposición de la denuncia
ante la PGR, la detención de tres presuntos involucrados y el inicio
de lo que en círculos oficiales se denominó Operación
Crudo.
El 10 de diciembre de 2001 la Secodam denunció
que mediante supuestos pagos al STPRM por concepto de beneficios contractuales
y el otorgamiento de préstamos se benefició al candidato
presidencial priísta y se intentó ocultar el origen de los
recursos por medio de pagos de nómina a empleados del tricolor,
depósitos en cuentas de comités directivos estatales, supuestas
aportaciones de militantes a cuentas de la campaña y se mezclaron
con recursos presuntamente obtenidos del llamado Sorteo Milenio Millonario.
Las investigaciones de la PGR lograron acreditar que de
los mil 100 millones, 640 millones de pesos fueron depositados en una sucursal
de Scotianbank Inverlat el 8 de junio de 2000, y el resto Banorte los entregó
en efectivo a Alonso Veraza, Melitón Cázares, Andrés
Heredia, Joel Hortiales Pacheco, Elpidio López y Gerardo Trejo Mejía,
empleados del PRI.
En sus declaraciones, Veraza dijo que por órdenes
de Cárdenas Elizondo y del subsecretario de Finanzas, Alonso Bretón,
él y sus compañeros retiraron 500 millones de pesos mediante
14 cheques expedidos por Aldana Prieto entre el 9 y el 23 de junio. El
dinero lo recibieron en efectivo en las instalaciones de Cometra y posteriormente
lo entregaron en la oficina de Cárdenas Elizondo.
Los recursos se recogieron en una camioneta propiedad
de Francisco Labastida. Los escoltas proporcionados por el Estado Mayor
Presidencial al priísta fueron los encargados de custodiar los traslados.
Veraza no sólo indicó la manera en que recogió el
dinero y a quién se lo entregó, sino que proporcionó
la siguiente información:
"Parte del dinero se utilizó para pagar a proveedores
de la Secretaría de Elecciones, la nómina de empleados del
PRI y gastos de operaciones de los coordinadores de elecciones en los estados".
Como si se tratara de aportaciones de militantes, una
parte de esos 500 millones de pesos se depositó en efectivo a la
cuenta del PRI en Bancomer, en la que se concentraron los recursos de la
venta de boletos del Sorteo del Milenio Millonario.
Sin que la directiva del PRI lo supiera, Antonio Cázares
(quien es testigo con protección en este caso) llevó una
doble contabilidad de los recursos que pasaron por sus manos y que formaron
parte de los 500 millones de pesos que llegaron a ese partido.
En una libreta anotó montos y fechas del dinero
que recibió y posteriormente entregó a Alonso Bretón
y Jorge Cárdenas Elizondo, así como a otros dirigentes de
la campaña de Francisco Labastida.
Cázares poseía una libreta de notas, documentos
relacionados con el sorteo priísta y también la contabilidad
del dinero que movió, sus destinatarios y las órdenes que
había recibido.
La Secodam denunció que ex directivos de Pemex
y dirigentes del STPRM maquinaron "la distracción del patrimonio
de la paraestatal argumentando negociaciones obrero-patronales de dudosa
legitimidad", y "dispusieron de recursos ajenos a los objetivos de la paraestatal".
La dependencia acusó directamente a Rogelio Montemayor de haber
empleado "artificios" para ocultar al consejo de administración
de Pemex "las operaciones indebidas" que realizó con el sindicato
petrolero en junio de 2000.
Pese a estos testimonios y pruebas documentales proporcionadas
por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores sobre los movimientos
y pagos de capital, la PGR no pudo acreditar que hubo lavado de
dinero.
Es decir, supuestamente la UEDO no obtuvo pruebas suficientes
para demostrar que el dinero recibido por el STPRM tuvo un origen ilícito,
a pesar de que su obtención derivó en acusaciones penales
por los delitos de peculado y ejercicio indebido de funciones contra los
ex directivos de Pemex.
El único recurso para evitar que el caso sea archivado
de manera definitiva es que la Secretaría de la Función Pública
(que sustituyó a la Secodam) interponga un recurso de inconformidad.
Los pendientes
Con
esta resolución de la UEDO, a los priístas implicados en
el Pemexgate sólo les resta esperar la resolución
que emita la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos
Electorales (Fepade), en la cual se investiga la posible comisión
de peculado electoral contra priístas como Dulce María Sauri,
Emilio Gamboa Patrón, Humberto Roque y Manuel Bartlett, quienes
fueron interrogados por esa fiscalía.
Sin embargo, para que esa investigación prospere
hacia una acusación de tipo penal, la Fepade tendrá que demostrar
que utilizaron el dinero involucrado en el Pemexgate a "sabiendas"
que tenía un origen ilícito.
Otro de los pendientes es que se cumplimenten las órdenes
de aprehensión que libró el juzgado 13 de distrito en contra
de Montemayor, Juaristi, Domene, Pindter, además de Alberto Gheno
Ortiz, por peculado y ejercicio indebido. Así como las que otorgó
el mismo juzgado por los delitos de peculado electoral agravado (no permite
la libertad bajo fianza) en contra de Montemayor, Carlos Almada, Joel Hortiales,
Jorge Cárdenas Elizondo y Alonso Bretón.
La última acusación contra priístas
pendiente de presentarse ante un juez es la que tiene la Fepade por delitos
electorales y que involucra a los dirigentes petroleros Romero Deschamps
(se le termina el fuero constitucional en septiembre próximo), Ricardo
Aldana (con fuero hasta 2006) y Jesús Olvera Méndez (legislador
local en Tamaulipas). La PGR solicitó el desafuero de los tres,
pero no ha prosperado.
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