México D.F. Domingo 20 de julio de 2003
En Europa reprochó a empresarios su responsabilidad en la crisis de Argentina
Va Kirchner a Estados Unidos en busca de apoyo para firmar un acuerdo con el FMI
Sancionan a militares que rechazaron la derogación de un decreto que impide su extradición
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 19 de julio. El paso del presidente Néstor Kirchner por Europa dejó cierta euforia entre los hombres de su gabinete, a pesar del impacto que causó el estilo con que reclamó a los empresarios sus conductas del pasado reciente. Ahora el mandatario viaja hacia Estados Unidos con agenda abierta, pero con el interés de obtener el respaldo de Washington para firmar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Incluso en Europa hizo referencia al apoyo y la enorme publicidad que se daba al ex presidente Carlos Menem, quien supuestamente representaba el "modelo" económico a seguir, aun cuando estaba destruyendo lentamente al país y conocía la falsedad de la paridad peso-dólar, que devastó social y económicamente a Argentina.
De alguna manera, a pesar de la crudeza del discurso, su sinceridad descongeló la situación con Europa, según analistas locales, después de la desconfianza creada por las "relaciones carnales" del menemismo o "alineamiento automático" con Estados Unidos, algo que parecía casi imposible de romper.
Se dice que todo esto, sumado a las dificultades internas que enfrenta el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, fueron factores, entre otros, que forzaron la decisión para invitar de manera adelantada a Kirchner.
Expertos en América Latina citados por Ana Barón, del periódico Clarín, estiman que se trataría de un encuentro para limar asperezas. "Hay entre Bush y Kirchner grandes diferencias políticas e ideológicas, y la gran pregunta es si durante la reunión podrán disipar la desconfianza que se tienen".
También señaló que, para algunos republicanos, Kirchner intentó mostrarse en Europa como el líder de "la nueva izquierda latinoamericana", pero habrá que esperar qué sucede.
"Con Bush en plena campaña hubiera sido muy riesgoso postergar el viaje hasta septiembre", señaló otro de los consultados por Barón en Washington. Pero también las dificultades que ahora enfrenta Bush por el caso Irak, que pueden agravarse en los próximos meses, es otro incentivo para el apresuramiento.
Para muchos, aunque Argentina no sería "una prioridad", habrá momentos difíciles por las negociaciones de este gobierno con el FMI. Se prevé que el temario incluiría la deuda externa, en momentos decisivos de la negociación; el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el terrorismo y una solicitud especial para la participación de fuerzas militares de paz, ante la encrucijada estadunidense en Irak.
Kirchner trató de dejar en Europa una fuerte señal de su preocupación por el tema de los derechos humanos y de alguna manera advirtió sobre la responsabilidad en la crisis argentina que tuvieron muchos de los empresarios y funcionarios en su momento, lo suficiente como para apoyar al país ahora frente a sus negociaciones después del default.
En el campo interno, el mandatario ha dejado en suspenso el decreto que deroga una ley de 1999 que impedía la extradición de militares para ser juzgados en el exterior por crímenes de lesa humanidad.
El tema creó un fuerte debate en las fuerzas armadas, en momentos en que el juez español Baltasar Garzón solicitó la extradición de 46 militares de alto rango para ser juzgados en su país.
Ayer el jefe de la armada, contralmirante Jorge Godoy, impuso un arresto de seis días a los oficiales retirados que expresaron públicamente su rechazo a la posible extradición de ex militares argentinos.
Los sancionados dieron a conocer el miércoles su posición en el periódico La Nación. El viernes, el general Roberto Bendini, jefe del ejército, también informó a altos oficiales que era inminente la derogación del decreto que impide las extradiciones.
Bendini solicitó confianza en la jefatura y el gobierno para afrontar el momento, preparando así a sus hombres para la posible reapertura de causas.
El ejército también sancionó a un capitán retirado por hacer declaraciones, lo cual originó una campaña de la ultraderecha, similar a la que emprendió contra el ex presidente Héctor Cámpora en 1973.
Por otro lado, la postulación del juez Raúl Zaffaroni -uno de los penalistas argentinos más importantes- como integrante de la Corte Suprema desató una campaña sucia y denigrante para la democracia en el país, ya que por su defensa de los derechos humanos lo acusan los popes de la derecha y de la pasada dictadura de "defensor de delincuentes".
Con todo esto, pero con una enorme aprobación popular, Kirchner va a Estados Unidos.
En días pasados, el ex embajador estadunidense en la OEA, Luis Lauredo, sostuvo en Buenos Aires que Estados Unidos está preocupado por la alianza estratégica de la Argentina de Kirchner con el Brasil de Luiz Inacio Lula da Silva.
"Estados Unidos no va a negociar con bloques como el Mercado Común del Sur (Mercosur) o el Pacto Andino. Hay que leer los documentos y hay que leer la letra chica", expresó Lauredo.
De origen cubano, como el nuevo embajador designado en Argentina, Lino Gutiérrez, el ahora director ejecutivo del Foro Ministerial y de Negocios del ALCA, que habló en esta capital con La Nación, manifestó que "es una regresión histórica, casi hasta la guerra fría, eso de buscar culpables de la crisis argentina en el exterior.
"El problema de Argentina ha sido generado por los argentinos y debe ser resuelto por ellos", sostuvo Lauredo, a quien no le pareció "lógico" que surja algún tipo de sentimiento antiestadunidense, pues en su opinión "Estados Unidos ha decidido actuar en forma neutral en el proceso del ALCA".
Por su parte, La Nación dijo que "de cierta manera en algunos círculos estadunidenses campea la idea de que la campaña electoral de Lula y antes los reparos de Fernando Henrique Cardoso, mientras era presidente, han desvirtuado el esquema original del ALCA, por más que Brasil copresida las negociaciones, en especial por las demoras sugeridas para el lanzamiento, lo cual va en desmedro o a contramano de los pedidos de algunos gobiernos de suscribir pactos comerciales bilaterales con Estados Unidos".
Lauredo es uno de los consejeros de Bush y del representante comercial de Estados Unidos en el área.
Kirchner es un presidente que no va a buscar la aprobación del gobierno de Bush, y su primera visita la hizo deliberadamente a Brasil para estrechar los vínculos del Mercosur. La familia Bush, por otra parte, mantiene sociedades con el ex presidente Menem y sus allegados.
No son datos menores, especialmente porque, de acuerdo con analistas locales, el mandatario argentino resulta algo "confuso" para el gobierno estadunidense.
En junio pasado el secretario de Estado estadunidense, Colin Powell, invitó a Kirchner a visitar su país en septiembre próximo. Pero el fantasma de la autonomía con que se mueve el presidente parece haber agitado a otros en la Casa Blanca, como para anticipar una visita y tener más claro el panorama argentino.
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