México D.F. Domingo 20 de julio de 2003
Puente del cielo, reciente
novela de Adriana Díaz Enciso
''El medio intelectual, pequeñito y venenoso''
La poesía, íntima y a la vez inasible;
la narrativa, el gusto por contar historias; las dos vertientes se tocan
en mi escritura, comenta la autora
CESAR GÜEMES
Poeta, narradora, letrista del grupo Santa Sabina, Adriana
Díaz Enciso da a conocer su más reciente novela, Puente
del cielo (Mondadori), y afirma terminante desde Londres, ciudad donde
reside: ''Me da escalofrío el medio intelectual mexicano: es pequeñito
y venenoso. Me aterra también porque en México los escritores
nos morimos de hambre''.
Si
bien la autora de poemarios como Sombra abierta y pronunciación
del deseo no ha publicado poesía desde hace un lustro, no abandonó
el género: ''El año que viene se publicará un poemario
en el que estuve trabajando entre 1998 y el 2000. La poesía surge
de un lugar más íntimo y a la vez inasible; la narrativa
obedece a un gusto por contar historias, y a veces supongo que estas dos
vertientes de mi escritura se tocan, pues en esencia creo que un autor
tiene una sola voz".
Las aportaciones que a su trabajo creativo le ha dado
su labor como letrista se relacionan más con la natural soledad
del escritor que con el destinatario, según explica: "Mi trabajo
como letrista me ha ofrecido la posibilidad de trabajar con otras personas
y crear con ellos algo que es muy distinto a la letra a solas. El trabajo
del escritor es solitario y la oportunidad de trabajar con músicos
ha sido muy nutritiva para mí. Además, comparto con Santa
Sabina ciertos principios en la forma de acercarnos al acto creativo. Me
siento afortunada de contar con la oportunidad de explorar esa forma de
la escritura. Quizá sí sea más directa la comunicación
a través de la música que de la literatura, pero no creo
que sean experiencias comparables. Su naturaleza es muy distinta".
-Puente del cielo plantea, entre otros temas, la
seducción como una lucha. ¿Será ese el signo de las
relaciones de pareja en el siglo XXI?
-No tengo la menor idea de cómo son las relaciones
de pareja ni de cómo es nada en el siglo XXI. Es un mundo confuso
y creo que vivo bastante alejada del "mundo actual", lo cual es por cierto
uno de los privilegios de vivir en estos tiempos: puedes vivir en la época
que te dé la gana y nadie te molesta porque nadie se entera. Puente
del cielo habla sobre el amor, la búsqueda del amor total, y
contiene la pregunta de si la plenitud del amor es posible sobre la tierra
o es una experiencia que pertenece a otras esferas. También habla
sobre el amor y la sexualidad como lazos en esencia misteriosos entre la
vida y la muerte. No sé si el lector encontrará en el libro
lo que yo creí escribir.
Aunque la novela no es autorreferencial, la autora reconoce
que su protagonista, Julia, "en un momento se alimentó bastante
de mí. Hay una experiencia de la enfermedad y de la cercanía
con la muerte que de pronto apareció en la novela, misma que me
resultó perturbadora y dolorosa de reconocer y escribir. Aunque
al final agradecí que hubieran aparecido esos elementos y que fuese
capaz de crear algo con ellos".
-La protagonista de la novela dice haber "salido" para
romper un cerco invisible. ¿Su estancia en Londres rompió
también un cerco invisible respecto al ámbito literario mexicano?
-Londres me acercó a lo que considero es la esencia
de mi voz como escritora. A lo mejor es únicamente locura mía,
pero esta ciudad me ha alimentado como escritora de una manera invaluable.
Por supuesto, el precio a pagar es caro. Es difícil ser extranjera
y a veces pienso en volver a México. Entonces aparecen consideraciones
que son más bien del orden práctico, y debo admitir que me
aterra volver. Me da escalofrío el medio intelectual mexicano: es
pequeñito y venenoso. Me aterra también porque en México
los escritores nos morimos de hambre, y al paso de los años uno
empieza a cansarse de la pobreza y de cómo el trabajo digno que
puede hacer un escritor para ganarse la vida no sirve más que para
dejarte en la indigencia.
''Hay una tendencia en el medio intelectual mexicano según
la cual para ganar un sueldo decente es preciso renunciar a la dignidad.
Es un panorama triste y muy poco edificante. Pero no creo que las condiciones
de ningún país puedan usarse como pretexto para frenar el
avance de un escritor. México ha dado y sigue dando grandes escritores.
Es cierto: los escritores mexicanos nos morimos de hambre con demasiada
frecuencia y podemos conocer la desesperación de la pobreza. Es
cierto que el nuestro es un país ingrato. Pero, si sirve de consuelo,
es un país ingrato con todos.''
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