México D.F. Domingo 20 de julio de 2003
Vienen a ver qué pasó en lugar
de evitar que corten los árboles, señalan ejidatarios
Las autoridades ambientales, incapaces de frenar a
los talamontes en Topilejo
Insuficientes, 20 inspectores de la delegación
Tlalpan para actuar ante bandas organizadas
MIRNA SERVIN VEGA
Cientos de árboles que tardaron siglos en crecer
en parajes de San Miguel Topilejo, delegación Tlalpan, han sido
cortados en trozos de tamaño comercial, subidos a camiones de carga
y trasladados a aserraderos de manera ilegal, dejando al descubierto no
sólo la zona de conservación ecológica, sino la falta
de vigilancia para prevenir la tala clandestina, lo que ocasiona daños
a una de las principales zonas receptoras de agua de la ciudad de México.
La
Dirección de Ecología de la demarcación, en coordinación
con personal de la Procuraduría Federal de Protección al
Ambiente (Profepa), realizó este sábado un operativo
de aseguramiento de unos cuantos trozos de madera que los talamontes dejaron,
pero el problema, aseguran los ejidatarios, "no es que vengan a ver qué
pasó y levanten el acta, sino que nos ayuden a vigilar que no suceda".
Los poco más de 20 inspectores de que dispone la
delegación para detectar delitos ambientales resultan insuficientes
para cuidar las 38 mil hectáreas consideradas como suelo de conservación
en Tlalpan.
"Hacemos patrullajes diarios por distintas zonas, pero
los talamontes generalmente actúan de noche, con infraestructura
de bandas bien organizadas, como radios de transmisión, guías
que les abren paso en veredas y actúan armados" explica uno de los
inspectores.
La semana pasada, sólo en el paraje del cerro Tezoyo,
que colinda con Huitzilac, en el estado de Morelos, los ejidatarios reportaron
la devastación del área, donde tras el conteo de tocones
-el tronco mutilado-, se detectó la tala de 71 pinos en alrededor
de seis hectáreas.
El tronco de cada pino mide de 30 a 35 metros de altura,
del cual salen trozas en medidas comerciales, de dos y medio metros
cada una. Si se considera que cada troza vale alrededor de 400 pesos,
por cada árbol talado se obtienen más de 5 mil pesos, explicó
Víctor Hugo Serrano, coordinador de Ecología de la delegación
Tlalpan.
En esta ocasión los talamontes dejaron unos cinco
pedazos de tronco, debido a que cayeron en un hueco del terreno donde fue
difícil su rápido traslado.
En otros parajes de San Miguel Topilejo se detectó
una afectación ecológica mayor, sin que se pudiera finalizar
el conteo de árboles perdidos.
Los comuneros del área explicaron que este tipo
de tala no se da por necesidad, como a veces se justifica el corte de árboles.
"Ellos traen camiones Torton que valen alrededor de un millón
de pesos, y estamos imposibilitados de evitarlo, ya que no podemos andar
armados y ellos sí lo están".
Algunos de los que se dedican a esta actividad, explicaron,
son comuneros del área y de ejidos aledaños. Agregaron que
aun cuando ellos vigilan la zona de manera voluntaria, su presencia no
es suficiente, requieren apoyo de los gobiernos local y federal y de las
autoridades ambientales para resguardar el bosque.
De acuerdo con la Profepa, las zonas aledañas a
San Miguel Topilejo y a San Miguel y Santo Tomás Ajusco, donde aún
no se resuelve el conflicto agrario con el pueblo de Xalatlaco, estado
de México, por la propiedad de un predio, son las más afectadas
en la delegación Tlalpan, debido a la tala clandestina, el saqueo
de tierra y los asentamientos humanos irregulares.
|