Colectiva sobre escultura actual e idea de generación

Guisande rinde homenaje a las mujeres de Ciudad Juárez

MERRY MAC MASTERS

La escultura contemporánea y el concepto de "generación" dan pie a Tridimensión actual, muestra que el 27 de julio concluirá exhibición en la galería de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Allí, sin embargo, se acaba cualquier punto de similitud, ya que las obras de los cinco expositores poco tienen que ver entre sí.

Selma Guisande (DF, 1972), ya traía en la cabeza ''la idea de la Coyolxauhqui", así que esa muestra le pareció el lugar perfecto para desarrollarla. La pieza A Coyolxauhqui nunca le dejaron dar su versión. Homenaje a las mujeres de Ciudad Juárez encierra la pregunta de por qué ''el símbolo azteca de los vencidos es una mujer".

Una segunda obra, Aún se puede tejer la historia, se compone de una multitud de rostros prehispánicos -la única cara actual es un zapatista, anota Guisande, quien radica en Oaxaca-, ''unidos" con hilo rojo. También cuestiona la costumbre de hablar del ''tesoro prehispánico", cuando a los indígenas contemporáneos ''no los hacemos partícipes". Agujereada como un símbolo de lo roto, los hilos rojos a la vez aparentan ríos de sangre.

''Durante largo tiempo trabajé con fotografía y piedra -explica Guisande-. Ahora transito hacia el uso de otros materiales, pero normalmente contrasto dos. En la piedra busco diferentes formas de simbolizarla a la hora de confrontarla con otro material. Siempre he trabajado con la figura humana. Me interesan las relaciones interpersonales, a veces con el espacio existencial, con el cuerpo o con otras personas. En este caso quise hablar con la historia."

Laura Rosete (DF, 1966) trabaja con ''elementos simbólicos" como, por ejemplo, el elefante ''en contraposición de escalas". De allí que en Peso, un pequeño paquidermo empuja una gran pelota. Los contenedores también sirven para ese juego de escalas. En Sobre la inundación, una casa se ahoga dentro de una tina de baño. Luego están sus camas que, debido a sus proporciones, "no se pueden usar".

Califica su trabajo de ''muy narrativo", a la vez que busca una poesía dentro de cada una de sus obras. Si suele trabajar la cerámica, eso sirve de ''pretexto" para integrar diferentes materiales a manera de collage dentro de sus piezas.

Heridas en la piel

De madre japonesa y padre chino-mexicano, Shiori Chi (DF, 1973) fusiona sus diferentes raíces en aras del encuentro de su identidad. En un proceso de transformación "muy personal", que la llevó de la pintura al objeto y ahora a lo escultórico, se topó con el maguey. Al trabajarlo, explica, ''llegué a la membrana. Tengo problemas en la piel, entonces se ha convertido en un rito de curación. También uso papel arroz.

''En la primera pieza que hago con el maguey, a cada penca le arranqué la membrana, que después cosí, una por una, para verse de ambos lados". Para respetar la ''organicidad" de la pieza, no la ha querido colocar en ningún bastidor. Resolvió el espacio como si la obra ''estuviera colgada del techo, las paredes y el suelo".

Su trabajo, en resumidas cuentas, trata de ''heridas en la piel". Abunda: ''Como mexicanos no hemos digerido la parte de la Conquista. No considero las heridas como un acto violento o que haya sido malo. Me interesan las huellas, el registro. Es decir, la acumulación de experiencias que nos hacen lo que somos hoy".

La exposición, que se presenta en el recinto de Guatemala 8, Centro Histórico, también comprende obra de la española Inmaculada Abarca (Valencia, 1961) y Erick Bächtold (DF, 1966).