México D.F. Sábado 26 de julio de 2003
Robert Fisk
Espectáculo necrológico
Los iraquíes honraron una gran tradición del partido Baaz este viernes, al mostrar en televisión a sus enemigos muertos. En 1963, cuando apareció en las pantallas el cadáver de Karim Qassem, no había televisión a color y el ejecutado primer ministro, a quien el ejército y Baaz condenaron a muerte, apareció en blanco y negro, sentado en una silla muy pero muy muerto. Pero lo que vimos el viernes fue a todo color. Los rostros de Uday y Qusay Hussein fueron cuidadosamente reconstruidos por los embalsamadores del ejército estadunidense. Yacían en camillas, con sus costuras y un falso rubor vital, inyectado en sus mejillas recién afeitadas. Igualmente, muy pero muy muertos.
Los iraquíes exhibieron el cadáver de Qassem para que el pueblo iraquí creyera que estaba muerto. Los estadunidenses mostraron los cuerpos de Uday y Qusay Hussein para que los iraquíes creyeran que están muertos. Esto sólo se puede describir como morboso. Aparentemente, las fotografías de los rostros sin retocar no eran convincentes y por ello los cadáveres fueron afeitados. Se ocultaron los dos agujeros de bala detrás de la oreja de Qusay, así como la herida que atravesaba la cara de Uday, para que se parecieran mucho más a los hijos de Saddam.
De manera misericordiosa, los estadunidenses no nos mostraron el cadáver del hijo de Qusay; Mustafá, de 14 años, quien fue baleado en un hecho que, huelga decir, no está apareciendo en los titulares de Estados Unidos, pese a que un comandante hizo una velada referencia esta semana al afirmar que durante la operación "el individuo más joven" fue el último en fallecer.
Fue un mal comienzo para el espectáculo necrológico. Sólo un ejército de ocupación pudo haber difundido las fotos de Uday y Qusay en viernes, cuando no hay periódicos iraquíes que las publiquen por ser el día de rezo musulmán. Pero después de que la prensa internacional visitó la morgue, los cadáveres, por así decirlo, fueron recalentados para el consumo del público. Así es como los estadunidenses esperan que las primeras planas iraquíes aparezcan mañana tapizadas con las nuevas fotografías macabras.
ƑPero qué se supone que deben pensar los iraquíes de esto? De manera por demás perturbadora, las autoridades estadunidenses anunciaron que en sus instalaciones mortuorias del aeropuerto de Bagdad los cuerpos fueron tratados "con el mismo respeto" que se merece cualquier otro cadáver, como si la cosa más normal del mundo fuera poner a desfilar muertos en televisión. Uno se pregunta: Ƒse tratará a Saddam con el mismo respeto? ƑY Osama? ƑO Karadzic y Mladic? Las autoridades anunciaron también que están esperando que algún familiar reclame los cuerpos para darles sepultura, como si Saddam Hussein fuera a llegar al aeropuerto en su Mercedes para firmar los papeles.
Como se supone que todo esto se hace por el pueblo iraquí, creí útil hacer un recorrido por la ciudad, que aprovecharía para comprar detergente, jabón, fruta, papel de baño, mermelada, queso y un tapón para la tina de baño (parece no haberlos en Bagdad), y hacer una encuesta sobre los cadáveres.
La buena noticia -aparte de que conseguí el tapón- fue que entre 50 y 60 por ciento de los iraquíes con los que hablé creyeron que el de la fotografía original en efecto era Uday. La mala es que 60 por ciento de los encuestados exigía saber porqué los estadunidenses no se molestaron en capturar a los hermanos para que fueran enjuiciados por sus monstruosos crímenes.
El ferretero que me vendió el tapón -y que de hecho se llama Uday- fue uno de los más elocuentes. "Es él, claro que es él", me dijo. "ƑPor qué los estadunidenses nos privaron de un juicio? Pudieron fácilmente haber rodeado la casa, sólo había cuatro personas dentro, y esperar a que se rindieran. Hay muchos iraquíes que han estado esperando una justicia real, la de la democracia, no la militar. En vez de un juicio nos dan una fotografía".
Muchos se quejaron de que los estadunidenses no hayan afeitado a Qusay para mostrarlo como era en vida, omisión que las autoridades remediaron antes de mostrarlo por televisión este viernes. Quizá por eso sólo 40 por ciento de 50 iraquíes a quienes pregunté creen que Qusay está muerto. En una tienda de abarrotes, un hombre me preguntó indignado porqué los estadunidenses no mostraron el cuerpo de Mustafá Hussein. "ƑNo quieren enseñar niños muertos?", me preguntó.
En el lugar del bombardeo sobre el distrito de Mansour, en abril pasado, cuando los estadunidenses hicieron volar en pedazos a 16 civiles inocentes con la vana esperanza de matar a Saddam y a sus hijos, hubo muchas preguntas. Sí, era Uday. Tal vez era Qusay. ƑPero acaso los estadunidenses hicieron un intento real por capturarlos? Desde luego, preguntaron porqué no ha habido ningún intento estadunidense de indemnizar a las víctimas de la matanza en Mansour. Uno de los sobrevivientes, Abdullah Museiha, ha pedido compensación a una corte iraquí. Los estadunidenses no han ofecido nada.
Un vendedor de fruta en la calle Karada expresó la duda ineludible: los estadunidenses tienen muchas computadoras, pudieron haber digitalizado la cara de Uday sobre un cuerpo. El empleado de una fotocopiadora cercana al lugar donde fue ejecutado Qassem, hace 40 años, preguntó porqué Estados Unidos piensa que el que Uday y Qusay hayan muerto, lo cual ya es algo aceptado, va a disminuir la resistencia a la ocupación.
Esto nos lleva a las verdaderas malas noticias. Todos los iraquíes con los que hablé, sin excepción, dijeron que las guerrillas que atacan a los estadunidenses no son "remanentes de Saddam", sino mukawama shaabia, es decir, una resistencia popular. Ahí está lo desfavorable para Esados Unidos. Bush y Blair pueden decir lo contrario, y todos los militares de ocupación pueden estar desesperados por creerles, pero en Bagdad hay ahora una simpatía muy extendida no hacia los matones y torturadores de Saddam, quienes efectivamente están atacando a los estadunidenses, sino por el mucho más serio movimiento sunita islamita, que encarna principalmente a la oposición a la ocupación.
Un hombre de Mansour lo explicó así: "Viven de falsas esperanzas si creen que esas fotografías cambiarán algo. La guerra por la liberación ha comenzado y nosotros la respaldamos".
Y si esto es cierto, habrá muchos más cadáveres. © The Independent. Traducción: Gabriela Fonseca.
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