México D.F. Sábado 26 de julio de 2003
En 2002 se adquirieron en la región más
de 25 millones de ejemplares
La industria editorial de Quebec, arma contra ''el
dominio cultural francés''
Del total de ventas, 30 por ciento debe realizarse con
las bibliotecas públicas
Presentarán traducciones de 26 autores y asistirán
40 editores a la FIL de Guadalajara
MONICA MATEOS-VEGA ENVIADA
Montreal, 25 de julio. Entendida como un arma más
para luchar contra la globalización y, en particular, contra ''el
imperialismo cultural francés", la industria editorial quebequense
podría definirse como el sueño hecho realidad de sus homólogos
mexicanos, basado en una legislación que regula la actividad del
sector.
Estas
son algunas de las características de la política cultural
en torno al libro que compartirá Quebec con los libreros mexicanos
durante su participación como invitada de honor de la próxima
Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Como dirían los clásicos, nada más
para que se den un quemón: en 2002 se vendieron, en la región
de Quebec, 25 millones de libros, es decir, 650 millones de dólares
canadienses.
Cada habitante gasta en promedio 88 dólares anuales
y tiene acceso a 25 mil nuevos títulos durante el mismo periodo,
de los cuales 4 mil son editados por quebequenses.
Existen 200 editoriales quebequenses, medio centenar de
empresas distribuidoras, 400 librerías y unos 4 mil puntos de venta
de libros.
Nueve salones del libro al año
El año pasado se invirtieron en Quebec 2 millones
de dólares canadienses en la edición de libros y un millón
para sostener las librerías, ''modernizarlas, promoverlas y dotarlas
de tecnología para dar un mejor servicio". También se realizan
nueve salones del libro con periodicidad anual.
Todo lo anterior se ha logrado en tan sólo cuatro
décadas, cuando se inició ''un verdadero mercado del libro",
aseguran los integrantes de la Sociedad para el Desarrollo de las Empresas
Culturales (Sodec) en Quebec, organismo creado por el gobierno, cuyo propósito
consiste en gestionar las ayudas públicas destinadas al conjunto
de las industrias culturales para que éstas sean competitivas en
los ámbitos nacional y extranjero.
Estímulos fiscales
En cuanto a la industria editorial, ha tenido un crecimiento
sostenido desde que concluyó la Segunda Guerra Mundial. La llamada
Ley 51, puesta en vigor en 1981, ha sido de vital importancia. La
legislación señala, entre otros aspectos, que cada editor
está obligado a integrarse a la Asociación Nacional de Editores
de Quebec, que el capital de cada empresa debe ser ciento por ciento quebequense
y que 30 por ciento de sus ventas debe ser a las bibliotecas públicas.
También existe un programa permanente de traducción,
por medio del cual se ha derivado el proyecto para traducir a 26 autores
quebequenses y presentarlos en la FIL, a la cual asistirán 40 editores
de esa región.
Gracias a las medidas fiscales que apoyan la industria,
los editores quebequenses recuperan cada año 16 por ciento de sus
costos de producción.
Por otra parte, la Sodec, tan sólo el año
pasado, otorgó 5 millones de dólares canadienses en créditos
para la publicación y difusión de alrededor de mil 400 obras,
aunque su meta es llegar a 8 millones anuales, para apoyar unos 2 mil títulos,
es decir, 50 por ciento de la producción total.
|