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México D.F. Domingo 27 de julio de 2003
BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
¿El Grupo Carlyle, al saqueo -perdón, reconstrucción-
de Irak?
De suicidios y otras muertes
El nieto de Saddam, nuevo héroe de la lucha contra
EU
EL TIEMPO DIRA qué tendrá más
consecuencias negativas, en sus respectivos países, entre la presunta
muerte de los hermanos Uday y Qusay; el suicido del microbiólogo
británico David Kelly, quien trabajó para la siniestra Porton
Down -promotora de la guerra biológica, subdividida en 2001 en Qineti
Q y cuyo 33 por ciento del paquete de acciones fue adquirido por el Grupo
Carlyle (Bajo la Lupa, 20 de julio)- y el extraño suicidio de
Colin McMillan, de 67 años de edad, el candidato nombrado por Baby
Bush para ocupar la vacante de la armada el 7 de mayo (hace dos meses
y medio, por lo que pudo haber rechazado su nominación si se trataba
de una "recaída en el cáncer de mandíbula").
EL SUICIDIO DE Colin
McMillan, prácticamente ocultado por los medios de Estados Unidos
(entretenidos por el éxtasis de voyeurismo con los cadáveres
de Uday y Qusay), no es poca cosa. Baste recalcar su relevante identidad:
miembro influyente de la petrocracia, mandamás de Permian Exploration
Corp. (una de las principales exploradoras de gas del mundo), "asistente"
de la Secretaría de Defensa con Dick Cheney, prominente "pionero"
(donador de campaña) de Baby Bush, y controlador por parte
del gobierno (nombrado, naturalmente, por Baby Bush, en recompensa
por sus servicios "pioneros") de la poderosa Sallie Mae, que detenta un
portafolio anual de empréstitos para estudiantes de más de
70 mil millones de dólares. Aparte del "indoctrinamiento" subliminal,
¿pudo haberse tratado de un "aviso" para Dick Cheney, el atribulado
vicepresidente al borde de la defenestración por el Cheneygate?
Porque esto de los suicidios de cierto tipo de personajes hay
que tomarlo con pinzas, como acaba de resultar con el banquero italiano
Roberto Calvi: el suicidio que siempre no fue. Sea lo que fuere,
la desaparición de McMillan rompe un eslabón importante en
la cadena de mando de la petrocracia y su criminal cúpula empresarial.
EL
ISRAELI Zvi Barel evalúa correctamente que "la muerte de Uday
y Qusay no detendrá la resistencia iraquí" (Ha'aretz,
24 de julio), a la que se acaba de sumar la recién formada "milicia
del Mahdi" del juvenil líder religioso chiíta Mustada Sadr
desde la ciudad sagrada de Najaf. Mustafá, el nieto de Saddam de
14 años e hijo de Qusay, ha sido elevado al rango de héroe
por haber seguido disparando a los soldados de Estados Unidos con su ametralladora
una hora después de la muerte de su padre y su tío (An-Nahar,
25 de julio). El muy serio periódico libanés An-Nahar
tituló: "Murieron con las botas puestas", lo que revela el sentir
regional frente al ejército invasor anglosajón. Quizá
los medios de Estados Unidos que sufren la foxificación (la
intoxicación mediática mental por la cadena bélica
Fox News) consigan desvirtuar la vida de los hermanos Qusay y Uday (quien
era una "fichita"), hijos del "tirano Saddam", pero ¿cómo
detener la magia del nuevo mito de Mustafá Hussein, una efigie de
la asombrosa resistencia iraquí?
TRES CAMBIOS "ADMINISTRATIVOS" en
solamente tres meses delatan el desastre de la ocupación anglosajona
en Irak. El primer equipo de "reconstrucción" no funcionó
y ya abandonaron el teatro de batalla tanto el teniente general retirado
Jay Garner (un incondicional del general Sharon), quien salió disparado
cual tapón de champaña, como el general Tommy Franks, quien
debido a sus choques permanentes con el septuagenario Donald Rumsfeld prefirió
el retiro después de su triunfo expedito. El segundo equipo, de
mayor corte administrativo, encabezado por Paul Bremer, alto funcionario
del Departamento de Estado, adscrito a la firma Kissinger Asociados, está
haciendo agua, y ahora se plantea la posibilidad de enviar a un tercer
equipo, encabezado por el texano James Baker III: el rescatador superlativo
del nepotismo dinástico de la familia Bush (The Washington Post,
25 y 26 de julio).
LA OPERACION BELICA de Baby Bush "lidia
con la enormidad de reconstruir al caótico país", por lo
que requiere de los cuidados intensivos de los operadores de la anterior
guerra de 1991, cuando el texano James Baker III, en ese entonces de 61
años de edad, logró conjugar una coalición de fuerzas
contra Irak, en la que participó Siria. Ahora, 12 años más
tarde, la geopolítica regional y mundial ha variado sustancialmente
y el mismo James Baker III tiene 73 años a cuestas.
PERO, ¿NO FUE acaso Baby Bush quien
creó el caos tan vaticinado? El costo de 4 mil millones de dólares
al mes no está rindiendo los dividendos esperados y la tarea de
Baker III será "conseguir fondos de otros países para restructurar
la deuda de Irak".
OTRO NOMBRAMIENTO que se baraja en Washington es
el de Reuben Jeffrey III, un banquero de la correduría Goldman Sachs,
quien coordinaría desde Washington el "esfuerzo" de reconstrucción
de Irak, es decir, convencer a un Congreso reticente a seguir aportando
fondos que solamente benefician a las empresas de la petrocracia: desde
Halliburton pasando por Bechtel hasta el Grupo Carlyle (ver Bajo la Lupa,
20 de julio), de cuyo consejo de administración forman parte una
pléyade de altos funcionarios de los ex presidentes Reagan y Daddy
Bush, entre los que destaca James Baker III.
DESPUES DE UNA gira de cinco días por Irak,
el subsecretario del Pentágono, el straussiano Paul Dundes Wolfowitz,
totalmente a la defensiva frente al fantasma del fracaso, confesó
que muchas de las premisas del equipo Bush "habían subestimado el
problema" y algunas condiciones "fueron mucho peor a lo anticipado" (nota:
si solamente hubieran leído las advertencias de Bajo la Lupa, se
habrían evitado muchos errores garrafales).
ESTADOS UNIDOS SIENTE la presión del "eje
de la paz" -bautizado así por el periódico británico
The Guardian, conformado por Francia, Alemania, Rusia, China y el
Vaticano- para compartir el "esfuerzo" de "reconstrucción" en el
que la ONU jugaría un papel predominante, a lo que se rehúsa
Baby Bush, que prefiere un grupo de países más maleable,
desde Polonia, pasando por España, hasta Japón. Vamos a ver
cómo reaccionan sus sociedades civiles cuando empiecen a llegar
los primeros cadáveres de esos tres países cómplices
en la ocupación y en la expoliación petrolera de Irak.
EL NOMBRAMIENTO DE James Baker III indica que Baby
Bush no desea perder el control (léase: la captura de los pletóricos
yacimientos de petróleo, primordialmente en las zonas chiíta
y kurda) de la ocupación que le piensa arrancar el "eje de la paz"
por la vía diplomática. La crítica de Mike Allen y
Glenn Kessler, reporteros de The Washington Post, prácticamente
tilda de inepto al kissingeriano Bremer III: "carece de experiencia sobre
el mundo árabe. Y algunos funcionarios de la administración
dicen que se requiere de una figura mejor conocida para convencer a los
países vecinos del abordaje de Estados Unidos sobre la reconstrucción
de Irak".
JAMES BAKER III, verdadero cerebro del Grupo Carlyle
-un conglomerado trasnacional de intereses militares, petroleros y gubernamentales-
representó a Baby Bush durante la controversia legal sobre
la elección bananera de Florida. Su participación
en el reparto de los negocios de Irak estaba prevista, pero en forma menos
visible, y últimamente le ha dado por refugiarse en la "academia"
para presidir el Instituto de Política Pública James Baker
III (en cuyas filas figuran los ex primeros ministros John Major y Shimon
Peres), con sede en Texas, en la Universidad Rice.
PERO JAMES BAKER III destila a gas y a petróleo
por donde deambule: desde el Sáhara Occidental (donde fue nombrado
"mediador" de la ONU por el contencioso con Marruecos) hasta Tabasco. Con
Robert Mosbacher (asiduo visitante a Madrazo Pintado en Tabasco), anterior
secretario de Comercio en el gabinete de Daddy Bush, James Baker
III realizó operaciones "globales" con la mafiosa gasera texana
Enron. En un deslumbrante reportaje, Neil Mackay (Scotland Sunday Herald,
6 de octubre de 2002) descubre cómo Baker III se dio el lujo
de integrar la lista de 41 personalidades de la petrocracia en el equipo
de "transición energética" que presidía nominalmente
Dick Cheney, anterior accionista de la gasera texana Enron y ex mandamás
de la petrolera texana Halliburton. Gracias a su "asesoría legal"
pudo ser ungido presidente Baby Bush, y la recompensa tenía
que ser suculenta. Entre las 41 personalidades de la gasocracia texana
(a no confundir con la petrocracia, pese a sus complementariedades) destacaron
Kenneth Lay, el anterior mandamás de Enron (además, íntimo
del nepotismo dinástico de la familia Bush) y Chuck Watson, mandamás
de Houston Dynegy Inc., que se encuentra al borde de la quiebra (como todo
el sector energético de Estados Unidos, con sus justas excepciones).
Las otras personalidades pertenecían a la petrocracia anglosajona:
Chevron-Texaco, Shell y British Petroleum, sin dejar de lado al entreguista
venezolano Luis Giusti, anterior director de PDVSA, quien solía
"coordinarse" con Téllez Kuenzler, el híbrido (por su doble
"lealtad") secretario de Energía salinista-zedillista, no menos
entreguista (recuérdese el "hoyo de la dona" en el golfo de México).
EL GRUPO DE "estudio energético" que forjó
James Baker III produjo el documento inolvidable Desafíos de
política estratégica energética para el siglo XXI
(abril de 2001), financiado por Sheik Saud Al Nasser al Sabah, anterior
ministro de Petróleo de la gasolinera anglosajona llamada Kuwait,
el saudita Khalid Al-Turki y la Fundación Arthur Ross, que creíamos
que solamente se dedicaba a asuntos de "arte y ballet", pero que, por lo
visto, también baila en el tinglado oleoso.
JAMES BAKER III ahora opera desde la firma legal
Baker Botts LLC para "asesoría" en gas y petróleo, pero también
realiza exploraciones en el ámbito de las finanzas y las fianzas:
por medio de su "investigación independiente" depuró las
cuentas mafiosas de bienes raíces de Freddie Mac, cuyo hedor ha
llegado hasta los cielos. Lo más relevante radica en que, en caso
de aceptar directamente su probable nombramiento como nuevo procónsul
del petróleo de Irak (cargo que al parecer había rechazado,
pero sin mucha convicción), Baker III pondrá al Grupo Carlyle
en primera fila junto con la gasocracia texana y la petrocracia anglosajona.
¿PODRA JAMES BAKER III, a diferencia de
hace 12 años, resolver el empantanamiento de Estados Unidos en Irak,
cuando el genio se salió de la botella geopolítica desde
Gaza hasta las cumbres del Himalaya? ¿A sus 73 años estaría
dispuesto a arriesgar su aureola de apagafuegos en Irak, que va que vuela
a un "Vietnam en el desierto", con o sin la dinastía de los Hussein?
LOS PROXIMOS 60 DIAS serán cruciales, no
para Irak, sino para mitigar el caos que puede alcanzar a Washington y
poner en peligro la relección de Baby Bush, que ya no está
tan asegurada. ¿Se puede reinventar y/o refundar un país
en solamente tres meses después de la devastación que sembró
el invasor ejército anglosajón a su paso? Ante todo, habría
que frenar el caos, y luego disuadir a la guerrilla sunnita (en espera
de que aparezcan otros focos guerrilleros de chiítas y cristianos,
y si es que no se le voltea un grupo kurdo desairado) de continuar sus
ataques letales, para poder entonces iniciar el proceso de "reconstrucción",
que pasa necesariamente por la salida de todas las tropas invasoras sin
excepción. No puede haber "reconstrucción" en medio de la
desolación de la ocupación anglosajona y la disolución
deliberada de Irak.
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