México D.F. Domingo 27 de julio de 2003
La arqueología subacuática intenta
rescatar cientos de barcos naufragados en aguas jarochas
Trescientas historias, sumergidas en las costas veracruzanas
Presentan documental del INAH en el Festival Internacional
Afrocaribeño; hoy, clausura
MARIANA NORANDI ESPECIAL
El Caribe y las zonas portuarias cercanas a su entorno
jugaron un papel muy importante durante los siglos XVI y XVII para todo
el aparato comercial entre América y Europa. Pero en aquellos tiempos
los barcos que navegaban por esas aguas corrían grandes peligros.
Las fuertes tormentas y los continuos ataques de piratas provocaban que
muchos navíos no llegaran a su destino, hundiéndose en el
mar con sus riquezas e historias.
Con el nacimiento de la arqueología subacuática,
en los años 60, los científicos empezaron a sumergirse en
las profundidades del mar para rescatar esos pedazos de la historia de
la humanidad e intentar develar algunos de sus misterios.
En
el Festival Internacional Afrocaribeño hemos podido acercarnos a
ese mundo mediante la conferencia de Pilar Luna, directora de Arqueología
Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH), y el documental realizado por esta institución, titulado
Las historias sumergidas de Veracruz.
El puerto de Veracruz, entre los siglos XVI y XVIII, fue
considerado el más importante de América. Esto provocaba
que en las inmediaciones de sus aguas se desencadenaran numerosas batallas
para defender las mercancías de los continuos saqueos. Por lo menos
hasta 1897, estas costas fueron testigo de múltiples combates, convirtiéndose
en campo de batalla contra franceses y estadunidenses.
Como consecuencia de estos acontecimientos históricos,
se calcula que en las profundidades de las costas cercanas a Veracruz yacen
más de 300 barcos hundidos que la arqueología subacuática
intenta localizar. Esta rama de la arqueología, que en México
nació en 1980, busca investigar, proteger y conservar los restos
culturales sumergidos que dejaron nuestros antepasados, y para ello han
desarrollado ciertas técnicas de exploración para favorecer
los hallazgos porque, como dice el documental, "aceptar el desafío
de encontrar un barco naufragado siglos atrás es como buscar una
aguja en un pajar".
El trabajo hecho en México
En México este tipo de arqueología se propone
explorar mares, ríos, lagos, lagunas y cenotes. Hasta este momento
se han realizado temporadas de expedición en las costas de Campeche,
Quintana Roo y Veracruz, y en los cenotes de Yucatán. En las costas
veracruzanas los hallazgos más comunes han sido trozos de cerámica,
botellas, anclas, obuses y cañones, aunque al tocar este tema con
los veracruzanos, todos hacen referencia a las joyas del pescador.
Se trata de joyas prehispánicas que fueron halladas por un pescador
en los años 70. Este intentó fundir las piezas para obtener
su precio en oro, pero fue denunciado. No se sabe con certeza si llegó
a fundir algunas de las piezas, pero resultó un antecedente para
que el INAH creara el Departamento de Arqueología Subacuática,
para velar por el patrimonio natural y cultural del fondo del mar. Actualmente
las joyas del pescador se pueden apreciar en el Museo Nacional de
Antropología e Historia, en la ciudad de México, y en el
Museo del Baluarte de Santiago, en Veracruz.
Oliver Rebolledo es un estudiante de arqueología
de la Universidad Veracruzana y uno de los futuros arqueólogos subacuáticos.
Según cuenta, existen muy pocos arqueólogos subacuáticos
en México, "porque a diferencia de otros países, no hay una
dependencia que dé esa formación. En México, los que
se dedican a esto son arqueólogos que bucean. En todo el país
existen cuatro o cinco arqueólogos subacuáticos titulados.
En Veracruz había dos, pero ya no pueden bucear porque son mayores".
Según Rebolledo, una vez que se realiza un hallazgo
hay que emprender una investigación multidisciplinaria para valorar
la pieza y su posible recuperación. "No todas las piezas se pueden
sacar del agua, porque algunas han neutralizado su proceso de descomposición
al entrar en contacto con el mar, y al extraerlas se deterioran. Cuando
se hace una investigación subacuática, también se
tiene que hacer un estudio biológico, porque por rescatar un cañón
no se puede destrozar el patrimonio natural".
Si recuperar el patrimonio cultural sumergido representa
un gran desafío para los arqueólogos, una cuestión
urgente es acabar con el saqueo de los buceadores furtivos. Por eso, la
arqueología subacuática plantea entre sus prioridades crear
conciencia de preservación de este patrimonio amenazado, sin poner
en riesgo la posibilidad de descubrir esos pasajes de nuestra historia
que descansan, desde hace siglos, en la profundidad de los mares.
Hoy, en la clausura del festival, participarán,
entre otros, Albita de Cuba y el guineano M'Bemba.
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