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México D.F. Domingo 27 de julio de 2003
Pocos asistentes al Circo Volador para ver a
la banda californiana
Intenso concierto de Human Drama
PATRICIA PEÑALOZA ESPECIAL
Párpados negros, labios oscuros, almas melancólicas
asistieron devotas, aunque escasas (apenas unas mil), la noche del viernes
al Circo Volador para presenciar la energía del combo californiano
Human Drama, cuya calidad musical irrefutable se vio ligeramente opacada
por un sonido no tan satisfactorio y un retraso de hora y media, debido
a que los productores hicieron tiempo para que el recinto se llenara más.
Aun
así, los pocos asistentes los conocían muy bien y con gozo
corearon y aclamaron las nocturnales notas, las líricas amorosas,
llorosas, a veces furiosas, de su líder Johhny Indovina, envueltas
en guitarras acústicas y el espectacular violín de Jamii
Szmadzinski quien, después del cantante, por mucho, se llevó
una noche que fue grabada en video para luego ser distribuida en dvd.
Luego de un performance en el que una chica con
voz de sirena ululó mientras subía a un tinglado a redimir
a un personaje condenado por una diablita suspendida de un aro circense,
integrantes de la comunidad dark del Distrito Federal se preparaban
para recibir al grupo estelar. El retraso comenzó a inquietar a
algunos, pues aunque el concierto estaba fijado para las 21 horas, comenzó
a las 22:30; así, como terminara más allá de la medianoche,
algunos no podrían regresar a casa en Metro.
El concierto inició con temas tranquilos. Indovina
tan sólo con su guitarra acústica. Progresivamente fueron
apareciendo el violinista y el pianista, Mark Balderas, quien imprimiría
un aire fuerte y clásico a todos los temas. The sound of the
rain arrancó alaridos; un jovencito peinado de a dreadlocks
exclamó emocionado, antes de cantar todo el tema: "¡Ay, no!
Creo que voy a llorar". Igual emocionó la delicada A single white
rose.
El combo completo (Edward Donato en la batería,
Steve Fuxan en el bajo -suplente temporal de Michael Mallory, ahora en
un proyecto de solista-, Michael Ciravolo en la guitarra eléctrica
y la guapa corista Shea Alexander) entró a escena y el ritmo fue
más encendido. El juego de iluminación, con líneas
de luz color verde agua y violeta, dio un toque entre frío y dramático.
Los gestos del vocalista, de cabellos en punta y maquillaje intenso, apuntaban
hacia los fervorosos ojos asistentes. Su rock acústico de alta intensidad
recuerda a bandas alternativas de finales de los años 80, tipo The
Church, con influencias claras de David Bowie, aunque más oscuro.
No mucha vanguardia, pero sí mucho espíritu en manos de buenos
músicos (quizá el menos agraciado sería el bataco).
"Buenas noches, Mexico city", dice Indovina en
su sexta visita a este país, donde tiene muchos seguidores. Sus
movimientos son histriónicos, su mirada penetrante y el ímpetu
musical de su grupo es majestuoso, triunfal. Todos aclaman I say cry,
pero el momento apoteósico viene con el cover a Leonard Cohen
de Who by fire: enorme despliegue donde Szmadzinski fue la estrella.
Vienen más tranquilas, hay cierto aire de Los Doors
en una melodía. También corean Tired, Solitude
y This forgotten love, triste aunque fastuosa. El grupo hace dos
encores, el público no los deja ir. Indovina dice en español:
"¡Ah!, ¡muy cansados!" Dos versiones magníficas de Wish
you were here, de Pink Floyd, y Heroes, de Bowie. Terminan tras
dos horas exactas de melancolía.
El público de Human Drama no es ya de estricta
indumentaria negra, gabardina y maquillaje exacerbado. Aunque aún
hay muchos así, es más diverso y amplio, de todas edades
y atavíos. Dice Mariana, ultradarky: "Fuimos pocos pero vinimos
los que sí sabemos qué onda con ellos". Viv-Fortuna: "Estuvo
dos tres, faltaron rolas chidas, como World inside 1, 2
y 3". Miguel: "¡Muy malo el sonido!" Finder: "Estuvo bien,
pero no tocaron muchas clásicas, como I could be a killer".
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