Concluido el proceso electoral y cerrado el caso Amigos de Fox, sólo se habla de sucesión

ƑQuién se va? ƑQuién se queda?, preguntas que se repiten en el IFE

MIREYA CUELLAR

Concluido el proceso electoral y cerrada la investigación sobre Amigos de Fox, en el Instituto Federal Electoral (IFE) sólo se habla de una cosa: la sucesión en el Consejo General. ƑQuién se queda? ƑQuién se va de los nueve consejeros que hay en el órgano electoral?

Tres dicen que, definitivamente, se van: José Woldenberg, el consejero presidente, con nueve años en la institución, siete de ellos a la cabeza, ha repetido en todos los tonos que desea irse. A Jaime Cárdenas, el más controvertido de todo el grupo, no le gustaría que los partidos lo religieran y ello parecería poco probable, porque su actitud, que fue durante estos años de ir a tope, disgustó a más de uno. En la misma posición está José Barragán, quien desea retomar su trabajo académico.

En cambio, el resto está jugando con la otra posibilidad. Ninguno lo reconoce. Todos dicen que fueron electos por la Cámara de Diputados en 1996 para un periodo de siete años y que éste concluye el último día de octubre de 2003. ''Ni me quita el sueño ni está en mi proyecto buscar nada'', ataja el tema la consejera Jacqueline Peschard, cuando se le pregunta por su relección.

Gastón Luken ni siquiera acepta que se le ponga una grabadora enfrente para hablar del tema. ''No es asunto mío, sino de los partidos, de la Cámara de Diputados.'' Y aunque no le falta razón, puesto que la decisión de relegirlos -o no- será de los partidos, es indiscutible que algunos de los actuales miembros del consejo no son ajenos al cabildeo.

A Mauricio Merino le ''preocupa que no haya en la ley un procedimiento suficientemente claro para la integración del nuevo Consejo General (el Cofipe sólo dice que son los grupos parlamentarios quienes los proponen, y que son aprobados por las dos terceras partes de los diputados presentes); que se quisiera sentar a políticos en el consejo o que, por la visibilidad pública que hoy tiene el órgano electoral, se quiera instalar un sistema de cuotas donde cada uno de los consejeros tuviera lealtades partidarias, porque esto último mataría al IFE''.

Virgilio Rivera, quien llegó al IFE junto con Gastón Luken, después de las elecciones de 2000 -cuando Juan Molinar se decantó como panista y aceptó un puesto en la administración de Vicente Fox, y Emilio Zebadúa hizo lo propio como perredista-, ha tenido la actuación más discreta de todos los consejeros, de tal manera que cualquier partido querría su lugar para colocar ahí a alguien más activo. El ex rector de la Universidad de Zacatecas participa poco en los debates del consejo.

Entre los que juegan a quedarse hay sus diferencias. Jesús Cantú quiere permanecer en el instituto, pero en el asiento de Woldenberg. A Mauricio Merino le inquieta mucho el bajo nivel del debate público y quisiera volver a su trabajo de analista, pero estaría dispuesto a permanecer si le ofrecen la presidencia del consejo general.

Alonso Lujambio vive una situación especial. Los resultados electorales del año 2000 lo colocaron, por su cercanía personal con el panismo, en la mejor posición para ocupar la presidencia a partir de noviembre próximo. Sin embargo, la manera en que condujo la investigación sobre Amigos de Fox y la multa millonaria que impuso al PRI lo han dejado ''tocado''. Nadie olvida que su primera intención fue cerrar la investigación sobre los amigos del Presidente, y que se reabrió por orden del tribunal.

Por si nada le faltara, el PRI tiene el grupo parlamentario más numeroso en la Cámara de Diputados. Sus 224 votos serán una fuerte presión no sólo a la hora de votar, sino también de vetar. Todos los consejeros, incluido el presidente, son elegidos por las dos terceras partes de los miembros presentes de la Cámara de Diputados, según el artículo 74 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales.

La mayoría de los consejeros dicen que algunos deben quedarse

''La posibilidad de que haya una reasignación de alguno o todos los miembros del consejo está abierta en la ley (no prohíbe ni menciona la relección)'', recordó el consejero Cantú, ''y lo ideal es que exista una mezcla de experiencia y de una visión fresca.

''También soy un convencido de que debe haber un límite en la permanencia de los consejeros, porque si estamos pensando que es un órgano ciudadanizado, lo peor que le puede pasar es que alguien se eternizara.''

Cantú, regiomontano que en 1996 llegó al consejo a propuesta del Partido del Trabajo (PT), luego de una larga carrera periodística, al igual que Mauricio Merino no descarta que uno de los escenarios de la sucesión sea que ''los asientos del consejo se conviertan en cuotas de los partidos''. Reconoce que ''la pelea está muy fuerte'', porque la lista de aspirantes a consejeros es muy larga, y dice que una renovación parcial, escalonada, podría acabar con la tentación partidista de las cuotas. Confía en que los partidos recuerden que ''todos han sido beneficiarios de la imparcialidad del consejo''.

Mauricio Merino, quien junto con Jacqueline Peschard fue en 1996 una propuesta del PRI, rechaza que el actual consejo sea resultado de las cuotas. ''No hubo lealtades partidistas, a eso me refiero cuando digo que aquí no operaron las cuotas'', y recuerda que Emilio Chuayffet, quien ese año operó por el lado del tricolor y el gobierno la conformación del consejo, renegó después de quienes fueron propuestos por su partido porque, según dijo, no le fueron leales.

A Peschard la pregunta no le gusta. ƑSe quiere o no quedar en el IFE?

''Yo no puedo decir si me quiero o no me quiero quedar, eso ni siquiera me lo planteo. A ver, Ƒpara qué me planteo la pregunta, si de mí no depende la decisión? Y a mí nadie se me ha acercado para cabildear nada... si en algún momento alguien dijera 'oye, queremos proponerte', pues en su momento yo lo consideraré. Pero no está en mi proyecto andarme promoviendo; para decirlo claro, mi proyecto es concluir con esto y regresar a lo que toda mi vida he hecho, que es la academia."

Jaime Cárdenas se va porque, dice, ''no es conveniente que las personas estemos tanto tiempo en un cargo, y menos si es en calidad de ciudadanos. Es importante que llegue gente nueva, joven, con nuevas ideas. A lo mejor sería bueno que algunos se quedaran, pero no por los siguientes siete años. Más bien el consejo debería renovarse casi totalmente''.

Controvertido, muchas veces políticamente incorrecto en un cuerpo colegiado que siempre busca precisamente lo contrario, Jaime Cárdenas dice que el único requisito para ser consejero debería ser la imparcialidad. ''Lo que hay que rechazar es a los consejeros cercanos a los partidos, cercanos en el sentido de que hayan sido funcionarios y tengan una lealtad con esa fuerza política.''

Sería importante, dice, que los partidos hicieran sus propuestas y los ciudadanos seleccionados fueran sujetos del escrutinio público, que comparecieran ante alguna comisión legislativa. Eso, concluye, prepararía a los futuros consejeros para el golpeteo de los partidos, que se da cuando se toman decisiones que los afectan.