México D.F. Lunes 28 de julio de 2003
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Magia azul en la Asamblea Legislativa
LOS DESIGNIOS del tiempo muchas veces son inescrutables
y así, mientras para unos el 2006 ya está aquí, para
otros el 2000, por sinfín de razones, aún no acaba.
NI CREA que se trata de un juego de palabras vacías.
En política el tiempo se detiene, va y viene, se alarga conforme
lo exige la venganza o se acorta según los anhelos de los que algo
tienen que ver con el aquí y el ahora, que es futuro, o se dilata
para permitir la entrega en tiempo de la venganza, pero se estrecha y se
torna vacilante cuando el sabor a triunfo apenas deleita, aunque es casi
infinito, lento y pegostioso si lleva montado en el lomo la infamia...
la mentira.
EN LA entrega anterior se adelantó que algunos
magos de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) pretendían
hacer desaparecer un documento de suma importancia, cuya existencia prueba,
otra vez, una acción tramposa por parte de Acción Nacional,
es decir, de los diputados que comanda José Luis Luege, presidente
de los azules en la capital.
ESTA HISTORIA empieza en agosto de 2000. En aquel
entonces Martí Batres, quien presidía la Comisión
de Gobierno de la ALDF, solicitó licencia para realizar trabajos
de proselitismo que posteriormente lo llevaron a una curul en la Cámara
de Diputados.
POR ESA razón ya no correspondía
a Batres entregar a la siguiente legislatura, la que está en funciones,
datos, cifras y pruebas de su gestión, pero aunque esto es real,
se ha tratado de involucrar al actual subsecretario de Gobierno en la desaparición
de la información financiera de aquella legislatura.
COMO YA es habitual, una mano santa y justiciera
hizo llegar a este espacio el acta número 222, firmada el mismísimo
11 de septiembre de 2000, es decir, tres días antes de la conclusión
formal de los trabajos de aquella primera Legislatura.
DE ACUERDO con el documento, la Comisión
de Gobierno en funciones acordó por unanimidad dejar bajo resguardo
del entonces tesorero de la Asamblea, César Cordero, los archivos
financieros de la Legislatura y advierte que la reapertura de los mismos
sólo podría darse por acuerdo de los suscribientes.
QUIENES FIRMAN el acta son: por el PRD, René
Arce; por el PRI, Manuel Aguilera, y por Acción Nacional, Miguel
Hernández Labastida, además de Yolanda Tello y René
Rodríguez.
COMO PUEDE verse, son varios los políticos
que saben que existe el acuerdo y existen, seguramente, los documentos
probatorios del ejercicio financiero de aquella primera Legislatura.
LO PREOCUPANTE es que en los partidos que tuvieron
representantes en aquella Asamblea debería conocerse con claridad
el acuerdo, a menos, claro está, que estén muy mal informados
o bien quieran, cuando menos Acción Nacional, enderezar un chicanada
en contra de Batres, a quien se acusa de hacer desaparecer la información.
LO MAS grave es que, para lograr que la mentira
se convierta en verdad, haya quien desde cualquier partido -algunos dicen
que desde el PAN- pretenda hacer perdediza o destruir el acta que da fe
de lo que pasó con toda aquella información.
COMO SE ve el 2000 aún no acaba aunque formalmente
el tiempo nos diga que ya estamos en 2003. Lo peor es que éste no
es el único capítulo de aquel final de siglo aún abierto.
Recordemos, por ejemplo, a los Amigos de Fox, sólo por citar alguno
de ellos.
Tiempo
Y PARA no salirnos del tema y dejarlos pasar parte
de estas vacaciones sin la preocupación de sabernos inmersos en
tanta porquería, por ahí del fin de semana nos volveremos
a encontrar.
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