Cuesta arriba, la lucha anticáncer

La detección tardía aún es uno de los principales obstáculos para abatirlo: especialistas

ANGELES CRUZ ENVIADA

La Romana, Republica Dominicana. A más de 30 años de investigación científica, el cáncer es todavía una sentencia de muerte, sin expectativas para erradicarlo en el futuro inmediato. Por el contrario, cada vez afecta a mayor número de personas. La única certeza de los expertos es que existen más de 100 tipos de la enfermedad y unos cinco mil sitios en las células dañadas en los que deben buscar el origen y la cura del mal.

Sólo en el Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se registran unos ocho mil nuevos casos al año.

El camino ha sido largo y hasta ahora los principales logros se centran en el desarrollo de fármacos que buscan la destrucción del tumor. Sin embargo, apenas han logrado reducirlo y con mayor efectividad cuando existe un diagnóstico clínico temprano.

Especialistas reunidos en esta ciudad aseguraron que la detección tardía sigue siendo uno de los principales obstáculos en el combate del cáncer. Lo anterior a pesar de que la mayoría "avisa" de su presencia desde las etapas iniciales.

México no está exento de este problema, reconoció Juan Ramón Ayala, director del Hospital de Oncología del CMN Siglo XXI, para quien las campañas de prevención podrían tener gran éxito, pero de realizarse tendrían un impacto limitado por el insuficiente número de médicos especializados en el área y la carencia de equipo.

Dijo que la enseñanza de la subespecialidad de oncología únicamente se imparte en cuatro hospitales del país: el CMN Siglo XXI, el CMN 20 de Noviembre del ISSSTE, el Instituto Nacional de Cancerología y el Hospital General de México; éstos últimos pertenecientes a la Secretaría de Salud (Ssa). Cada año egresan de estas unidades médicas alrededor de 30 especialistas para atender una población de más de 100 millones de individuos.

Sólo en cáncer de mama -segunda causa de muerte por tumor entre las mujeres- hay unas 15 millones de personas con riesgo potencial de desarrollarlo, resaltó Ayala. A cada una tendrían que practicársele las pruebas de detección del padecimiento al menos una vez por año. En este lapso más de tres mil mujeres pierden la vida por esta razón, 10 cada día.

Es un gran reto para el que nuestro país no está preparado, admitió. Por eso cada año llegan al hospital que dirige Ayala alrededor de ocho mil casos de cáncer, la mayoría en estadios avanzados. Sólo de mama se reportan mil nuevos pacientes, apuntó.

Recordó que hace 40 años se iniciaron los programas para prevenir el cáncer cervicouterino. Las estrategias tuvieron varios altibajos, al grado de que durante algunos años prácticamente no se hizo nada. En 1998 las autoridades de salud le dieron un nuevo impulso y apenas ahora está empezando a reflejarse en las estadísticas una leve disminución de la mortalidad, resultado de una detección más oportuna, dijo.

El cáncer cervicouterino es el principal motivo de muerte por neoplasias en la población femenina. A diario fallecen alrededor de 12 mexicanas -en 1999 eran 18-, según la información estadística más reciente de la Secretaría de Salud. En su comentario, Ayala fue más allá y señaló que aun cuando los programas de prevención y detección oportuna que ya existen se aplicaran en todo el país con los expertos y el equipo médico indispensable, los resultados de un mejor diagnóstico y tratamiento se verían dentro de los próximos 10 años con el descenso en la incidencia del mal y la mortalidad.

Durante el Congreso Médico sobre Oncología 2003, organizado por el laboratorio Roche, al que fueron convocados 300 médicos de diversos países de América Latina, se dieron a conocer las principales novedades en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer, en particular aquellos productos que luego de una larga investigación han demostrado tener alta efectividad como terapia paliativa de tumores de mama y linfomas.

El beneficio para los pacientes es una mejor calidad de vida, prácticamente sin efectos secundarios y con mayor tiempo de sobrevida.

Y es que los tratamientos a base de quimioterapia, de la que existen alrededor de 50 productos diferentes, si bien combaten las células cancerígenas, también destruyen las sanas. Por eso los pacientes sometidos a estas terapias sufren la caída de cabello, reducen su calidad de vida a causa de las náuseas, vómitos y depresión causada por afectación del sistema inmunológico, que en algunos casos llega a la anemia.

En estas condiciones, los enfermos de cáncer están en riesgo de contraer cualquier otra enfermedad y suelen morir más por los efectos de la quimioterapia que por el propio cáncer, explicó Arturo Molina, director médico de la empresa farmacéutica IDEC, con sede en San Diego, California.

Investigaciones en todas las áreas

En la búsqueda de alternativas frente al cáncer, los investigadores han probado todo, incluso la utilización de fármacos para aliviar a mujeres embarazadas de algún tumor.

Michael Herold, jefe de Hemato-Oncología de la Clínica Helios en Alemania, comentó que hace tres años se presentó el caso de una mujer con 12 semanas de gestación, a quien se le desarrolló un linfoma (tumor no sólido en el sistema inmunitario) y cuya expectativa de vida, según los médicos tratantes, ni siquiera le permitiría concluir su embarazo.

Los especialistas decidieron -previa autorización de la enferma- suministrarle una terapia que en ese entonces era innovadora. El producto, que corresponde al grupo de fármacos conocido como anticuerpos monoclonales, tiene la característica de que una vez introducido en el organismo, sólo se activa en presencia de la célula cancerígena, por lo que, a decir de los expertos, las vidas del bebé y la madre estaban exentas de cualquier riesgo.

El caso que se convirtió en el primer experimento de terapia con anticuerpos monoclonales durante el embarazo tuvo gran éxito. La mujer se curó del tumor y logró ser madre. Hoy, Anelenna es una niña sana, de tres años de edad. Ambas, madre e hija, continúan en observación médica por el riesgo latente de que el tumor se reactive o que la niña sea susceptible de padecer infecciones. El medicamento administrado a la madre pudiera tener efectos en el sistema inmunológico de su hija, explicó el especialista a sus colegas.

Herold resaltó la importancia de que se presenten hechos de este tipo, porque "nos alientan a seguir adelante", apuntó. Actualmente el investigador alemán está a la espera de que sus colegas de otros países le envíen reportes de casos similares. El objetivo es crear una base de datos para conformar luego un protocolo y validar ante las autoridades sanitarias la efectividad del fármaco en mujeres embarazadas. El uso del producto no está legalizado todavía para situaciones como ésta.

Para los expertos en el tratamiento del cáncer, la tarea más importante que tienen por delante es convencer a sus pares de que la posibilidad de curar un tumor es cuando menos de 50 por ciento, pero si el mal se detecta oportunamente el porcentaje de alivio se eleva a 90 por ciento.