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México D.F. Lunes 28 de julio de 2003
Irving Flores y Son Golosos abrieron la velada
en el Teatro de la Reforma
La lluvia no apagó el festival Afrocaribeño;
hubo jazz, rumba, reggae y champeta
Jaime López hizo un recorrido por su discografía,
en una faceta experimental También se presentaron Kofo The Wonderman,
de Nigeria, y los colombianos Champeta All Star
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Veracruz, 26 de julio. Debido a la tormenta que
azota el puerto de Veracruz desde el pasado viernes, los eventos musicales
del Festival Internacional Afrocaribeño que se realzaban en el Foro
del Malecón han tenido que ser trasladados al Teatro de la Reforma.
El cambio de espacio no ha afectado el desarrollo del programa, pero sí
ha repercutido en la calidad del sonido, la concurrencia y el ambiente
festivo.
Este sábado, en su penúltimo día,
el festival ofreció una noche muy heterogénea donde ritmos
tan diversos como jazz, rumba, reggae o champeta buscaron unificarse mediante
una raíz compartida.
La
primera presentación corrió a cargo del veracruzano Irving
Flores y Son Golosos. Esta agrupación, que cuenta con ocho años
de vida, fusiona el jazz con música latina, afro y brasileña.
Todos los temas son composiciones de Flores y en ellas existe una clara
evidencia biográfica. Canciones dedicadas a su padre, a un amigo,
a su tierra o a una mujer. Danzones, rumbas y sones asoman en piezas dogmáticas
que invitan a viajar por un ritmo jazzístico más contemporáneo
y mestizo. Los orígenes culturales y musicales de este autor afloran
en sus canciones desde una perspectiva creativa, que busca rescatar la
identidad afrocaribeña que lo caracteriza.
Tras la actuación de este grupo, el turno fue para
el compositor Jaime López, que realizó un recorrido por lugares
importantes de su discografía con temas como Ella empacó
su bistec, Chilanga banda, Qué onda ése,
Corazón de cacto o Knock out. Acompañado de
Irving Flores y Son Golosos, el cantante ofreció un concierto con
un sonido diferente al que nos tiene acostumbrados, en el que son, jazz
y rumba adquirieron un interesante protagonismo. En esta ocasión
pudimos disfrutar de un Jaime López en una etapa experimental, en
la que sus orígenes norteños encuentran parentesco con las
raíces caribeñas de Irving Flores. Acabada su actuación,
López comentó: "Apenas nos echamos unos ensayos antes de
saltar a la cancha, pero creo que el resultado estuvo bien porque Son Golosos
son unos obreros muy calificados".
Estar en Veracruz "es como volver al útero"
Continuó explicando, entre otras cosas, su relación
musical con Veracruz: "Cuando vivía en la frontera, un día,
como a los 14 años, encontré en la Huasteca algo tan placentero
como masturbarme: hacer una canción. Recuerdo esa primera que hice:
una canción como algo que me produjo una sensación realmente
sensual. Entonces, gracias a Veracruz, empecé a dedicarme a la música,
y gracias al Distrito Federal a desarrollarla. Por eso siempre me siento
muy bien cuando estoy aquí, es como volver al útero".
El sonido latino de Jaime López cedió el
escenario al reggae de Riddim Forz. Esta agrupación, compuesta por
mexicanos, estadunidenses y jamaicanos, presentó su primer disco
titulado Funky reggae rock, el cual contiene 11 temas de su autoría.
Procedente de Cabo San Lucas, Baja California, crea un sonido muy sabroso
en el que, con predominio de reggae, destaca otros ritmos como funky, ska,
blues, calipso o jazz. Cuando Riddim Forz había puesto a bailar
a gran parte del teatro, y cuando apenas llevaba tocando media hora los
presentadores, en medio de protestas y abucheos, dieron por acabada la
actuación que, al igual que la de López, supo a corto.
La noche acabó con las presentaciones del percusionista
Kofo The Wonderman, de Nigeria, y los colombianos Champeta All Star. El
grupo de Kofo, compuesto por nigerianos y estadunidenses, mezcla cánticos
tradicionales africanos con sabor funky dentro de un marco espiritual.
Rezó por la paz en el mundo, por México y porque se acabe
la tormenta en Veracruz pero, a pesar de que este músico posee calidad,
no logró volver a encender el ambiente. El encuentro finalizó
con los colombianos Champeta All star. La champeta es un estilo musical
originario de Cartagena de Indias que surge de la fusión de ritmos
autóctonos caribeños llegados, en la década de los
años 70, desde Africa en barcos de comerciantes y marineros. El
resultado es un ritmo urbano que encuentra un importante complemento en
la danza. Una expresión de elevado erotismo en la que la pareja
baila muy agarrada, con las piernas entrelazadas y sin mover los pies de
una baldosa.
A pesar del interés que despertó en un principio
este ritmo, el resultado no convenció a la gran mayoría del
público que, al abandonar el teatro, comentaba la pobreza creativa
de este grupo y lo comercial de la propuesta.
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