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México D.F. Lunes 28 de julio de 2003
José Cueli
Miguelín: crítico del sistema
Canta el pasodoble torero en homenaje a los espontáneos. "Un domingo en la tarde se tiró al ruedo para calmar sus ansias de novillero." Más, Miguel Mateo Miguelín se tiró al ruedo para calmar sus ansias de crítico del sistema. Esto sucedió durante la feria de San Isidro, en Madrid, en 1968. Esa tarde alternaba Manuel Benítez El Cordobés y lidiaba de faena a su toro. Cuando inopinadamente Miguelín, vestido elegantemente y sin muleta defensiva, dio al aire su petaca, saltó de la barrera al redondel y entre sonrisas de los "cabales" y sin perder la línea se acercó al burel y venga a acariciarlo de pitones a lomo cual gatito inofensivo, en medio de cascabelera bullanga en los tendidos. Miguelín, sonriente, desafiaba a El Cordobés en cada caricia al burel y lo dejaba ridiculizado y con él a la fiesta que representaba.
Miguelín, el torero nacido en Murcia, pero algecireño por destino, murió el martes pasado en su querido Algeciras a los 64 años. En la plaza de toros dio su última vuelta al ruedo a hombros. Torero de fiereza independiente, poderoso y valiente, no alcanzó las cimas de su odiado Cordobés, pero ese año después de ridiculizar al famoso "greñas" toreó la famosísima corrida de prensa -la más importante del año-, de la que salió a hombros de los aficionados, en medio de una apoteosis pocas veces vista.
Torero de sol y sombra, no tuvo la consistencia que se requiere para ser figura. Y es que su carácter rebelde y bronco lo llevó a odiar lo rutinario y desvelar la trampa en que se convertiría la fiesta brava sin el toro de escastada nobleza, ya sólo caricatura de lo que fue. Miguelín pagó la factura de su lance y fue lentamente oscurecido. Se refugió en su Algeciras, filmó dos películas -El momento de la verdad y El relicario- y allá en la lejanía, gallardo, se pavoneaba y recordaba ese domingo en la tarde en que se tiró al ruedo.
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