México D.F. Miércoles 30 de julio de 2003
Alejandro Nadal
El dólar: la devaluación equivocada
En los años 30 la economía mundial vivió una etapa de inestabilidad. Las economías más importantes se enfrascaron en una guerra de devaluaciones para defender su competitividad en los mercados internacionales. El costo fue muy alto. Para evitar ese caos surgió el sistema de Bretton Woods, que funcionó hasta que Nixon rechazó, en 1973, el compromiso de comprar oro a 35 dólares la onza.
Hoy el Banco Internacional de Pagos alerta sobre el riesgo de caer en otro ciclo de "devaluaciones competitivas". El índice amplio de la Reserva Federal (que mide el valor del dólar contra una canasta de monedas ponderado por flujos de comercio) cayó 9 por ciento desde su punto alto, en febrero de 2002. Desde luego un dólar debilitado podría contribuir a corregir el desequilibrio externo de la economía estadunidense. Su déficit en cuenta corriente alcanza 4.2 por ciento del PIB y hasta el Fondo Monetario Internacional lo considera insostenible. Al encarecer las importaciones y abaratar las exportaciones estadunidenses, la pérdida de valor del dólar permitiría reducir el déficit, lo cual parece una buena noticia. Lo malo es que la realidad es más compleja que la economía de libro de texto.
La depreciación del dólar frente a las distintas monedas es muy dispareja. El valor del dólar contra las principales divisas (euro, yen, dólares canadiense y australiano) cayó 17 por ciento. En cambio, la devaluación contra las demás economías de Asia ha sido de sólo 2.4 por ciento.
La caída del dólar frente al euro desde junio 2001 fue de 27 por ciento, y Alemania y Francia están aullando. La economía alemana está en plena recesión y el encarecimiento de sus exportaciones es malo. Para Francia, con su economía estancada y sin poder cumplir los compromisos macroeconómicos de Maastricht (podría ser sancionado por ello), la depreciación del dólar es un acto de guerra económica. En síntesis, Europa enfrenta una grave deficiencia de demanda interna y el estímulo de sus exportaciones sería bienvenido, pero la recuperación europea se ve comprometida por el movimiento de la divisa estadunidense.
ƑEl movimiento del dólar podrá corregir el déficit comercial de Estados Unidos? No mucho. El 50 por ciento del déficit en la balanza comercial se debe a flujos con Japón, China, Corea y otras economías asiáticas. Y la devaluación del dólar frente a las divisas de esas economías no es suficiente.
El dólar ha perdido 10 por ciento de su valor frente al yen en los pasados 20 meses. Pero la divisa japonesa tiene una subvaluación de 30 por ciento frente al dólar, porque el banco central de Japón mantiene un yen débil para salir de la tenaz recesión en la que se encuentra atrapada esa economía.
El yuan chino está anclado en términos nominales al dólar. La devaluación del dólar frente a esa moneda es de apenas 4 por ciento en términos reales (ajustado por inflación) y eso no permite frenar el crecimiento del déficit estadunidense con China. Es más, el estrecho vínculo yuan-dólar inyecta mayor competitividad a la economía china en el mercado mundial. Finalmente, el won coreano mantiene una ligera subvaluación de 10 por ciento con el dólar, lo que no permite augurar una contribución positiva al déficit comercial estadunidense por ese lado.
El 14 por ciento del déficit comercial de Estados Unidos se explica por sus relaciones con Europa, pero la importante devaluación del dólar frente al euro tampoco permitirá reducirlo. La razón es que un componente importante de las importaciones estadunidenses provenientes de la zona euro (bienes de capital, productos químicos especializados y refacciones para la flota de aviones manufacturados en Europa) no será afectado por esa devaluación.
El déficit comercial con México, que alcanza ya 8 por ciento del total estadunidense, tampoco se reducirá. Nuestro país mantiene la sobrevaluación del peso para contener la inflación y el superávit mexicano poco cambiará dada la naturaleza de los flujos comerciales (petróleo y maquiladoras). En cambio, la posición mexicana frente a Europa y Asia sí continuará deteriorándose.
En síntesis, la devaluación del dólar tiene efectos negativos sobre la economía mundial y tampoco sirve para corregir el desequilibrio externo de Estados Unidos. Además, un dólar débil terminará ahuyentando los capitales necesarios para financiar el déficit externo y eso presionará la tasa de interés al alza. Los efectos sobre la recuperación y sobre los endeudados agentes (familias y empresas) de la economía estadunidense serán muy negativos.
Una nueva ronda de devaluaciones competitivas sería muy malo en el actual entorno recesivo. Pero Bush, preocupado por su relección, piensa que un dólar débil podría reactivar la economía de su país. Hace dos meses, John Snow, secretario del Tesoro, dejó entrever que favorecía un dólar débil. Ayer anunció lo contrario. Pero ya sabemos: cuando las autoridades económicas niegan que va a venir una devaluación, es que ya está encima.
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