México D.F. Jueves 31 de julio de 2003
El Kapuscinski de Quebec será una de
las ''estrellas'' en la FIL de Guadalajara
Gil Courtemanche describe el horror del genocidio en
Ruanda
Su primera novela, Un domingo en la piscina en Kigali,
será editada en español por Planeta
El periodista crítica la indiferencia de Occidente
ante las matanzas en ese país de Africa
MONICA MATEOS-VEGA ENVIADA
Montreal. En abril de 1994, 800 mil personas fueron
asesinadas en Ruanda. Los victimarios, incitados por líderes religiosos
o étnicos, eran amigos o vecinos de las víctimas. En la historia
de la humanidad no existe un genocidio que en tan poco tiempo haya cobrado
ese número de seres humanos sacrificados.
La crónica de ese horror está plasmada en
la primera novela del periodista quebequense Gil Courtemanche, Un domingo
en la piscina en Kigali (Un dimanche à la piscine à
Kigali, Editorial Boreal), cuya traducción en español
será publicada en octubre por editorial Planeta.
Esperanza y solidaridad
Con esa obra, Courtemanche sigue los pasos de su colega
Ryszard Kapuscinski. El escritor canadiense será una de las presencias
estelares de la próxima Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara,
dedicada a Quebec.
Junto
al terror, la sangre que corre sin satisfacer la ira y la muerte que describe
el narrador, asoma el amor. Aun en el fondo de la matanza, el amor está
reflejado en los versos de Paul Eluard, citados por Courtemanche.
Un domingo en la piscina en Kigali es fruto de
decenas de viajes que el periodista quebequense realizó a Ruanda,
donde conoció la guerra, el hambre, las epidemias. Pero también,
asegura, la esperanza y la solidaridad.
''En medio del genocidio, presencié escenas de
gran heroísmo y grandes demostraciones de afecto, en personas comunes,
como si el ser humano fuera capaz de una esperanza más intensa ante
el horror que él mismo se impone", explica en entrevista publicada
en el diario canadiense Le Devoir.
La novela narra la historia del periodista canadiense
Bernard Valcourt, quien ha cubierto la guerra del Líbano y la hambrunas
de Etiopía. En los años 90 lo envían a Ruanda, donde
se enfrenta a la cotidianidad de las diversas tribus de esa nación
africana, donde una mujer puede concebir 12 hijos, para que le sobrevivan
siete; donde los niños de tres años mueren de diarrea o los
de seis de malaria o los de 15 de disentería, o los abuelos, de
45 años, de desnutrición.
Es una historia sobre la fragilidad de la vida. ''Aquí,
uno se muere porque es normal morir. Vivir mucho tiempo no es lo común",
afirma Cyprien, uno de los personajes del libro que ha sido traducido en
una docena de países y ha vendido, desde su aparición en
2000, unos 40 millones de ejemplares en el mundo.
Amor y muerte
Antes del genocidio, Gil Courtemanche llegó a Kigali,
capital de Ruanda, para hacer un reportaje sobre el sida; allí entabló
amistad con varias personas de los pueblos tutsi y hutu.
Después de la matanza, el periodista regresó
al país africano. Casi todos sus amigos habían muerto, excepto
uno, que había matado a los demás.
''No los vi morir, así que decidí inventarles
una muerte, porque no sé cómo es la muerte y porque me parecía
injusto que desaparecieran sin que nadie dijera nada", agrega Courtemanche.
En el preámbulo de su novela, el reportero explica
que casi todos los personajes que aparecen en Un domingo... existen
o existieron, ''y sólo es por ofrecer un mejor retrato de ellos
que me he tomado la libertad de inventar un poco. También los dirigentes
y responsables de este genocidio han conservado en este libro su verdadera
identidad.
''A ciertos lectores les parecerá que algunos pasajes
de escenas violentas o crudas provienen de una imaginación desbordante.
Se equivocan. Para comprobarlo, no tienen más que leer las 700 páginas
de los testimonios recogidos por el Organismo de los Derechos Humanos Africanos
(African Rights), publicados en inglés como Rwanda: death, despair
and defiance, en Londres, en 1995."
El periodista deja claro que su novela denuncia la indiferencia
con la que las embajadas en Ruanda, de los diferentes países occidentales,
presenciaron el genocidio, toda vez que sus empleados ''vivían y
viven con privilegios sostenidos con base en la miseria de miles".
Courtemanche ha realizado una serie de entrevistas con
los sobrevivientes tutsis de la matanza, quienes fueron ayudados por algunos
hutus. En Ruanda existen, hoy, un millón de personas infectadas
de sida. El amor y la muerte, señala el escritor, inexplicablemente
unidos, persiguen en ese país a la gente, sin que nadie pueda, o
quiera, impedirlo.
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