México D.F. Viernes 1 de agosto de 2003
José Cueli
La mirada interior
Las imágenes de Josef Koudelka trascienden las coordenadas tradicionales de tiempo y espacio. Quizá su propia experiencia de exiliado, así como los antecedentes históricos de opresión de su pueblo aunados a un talento excepcional, se reflejan en su quehacer fotográfico y permean sus imágenes.
Ese diálogo interior con el exilio, la guerra, el dolor, la opresión, la muerte y sobre todo la soledad del hombre en el mundo, matiza la monumental obra de Koudelka. Cada personaje, cada paisaje son un rencuentro con la propia condición de marginalidad del ser humano en el mundo. Un rencuentro, en el sentido freudiano del concepto, con el objeto primario de amor que, irremisiblemente perdido, se busca una y otra vez sólo para constatar que lo encontrado no es aquello que se perdió y que constituye el leitmotiv de nuestra búsqueda vital.
Koudelka plasma en sus imágenes la presencia de la ausencia, el hueco constitutivo del ser que nos compele a soñarnos completos y a buscar en la mirada del otro ese ''algo" faltante que se nos escapa permanentemente.
El tiempo y el espacio en la obra de Koudelka se aproximan, en mi opinión, a la concepción freudiana del tiempo y el espacio que rompe con los cánones establecidos de secuencialización progresiva. Atemporalidad y aespacialidad propias del inconsciente freudiano que nos sorprende y consterna cuando admiramos las imágenes del maestro checo.
Es el tiempo que salta de sus goznes representado en los rostros de sus personajes que revelan heridas y soledades ancestrales compendiadas en un gesto, en una mirada o bien en un sendero o en un paisaje nevado y desolado por la devastación humana.
En cada una de sus imágenes, en este juego de espacio-tiempo, parece perfilarse la búsqueda de un origen sin origen, de una huella primera que no se encuentra y que es, junto con la finitud del ser, la causa de su nostalgia.
Cada imagen, como en un vertiginoso laberinto, se abre a otras imágenes en una incesante cadena de nuevas significaciones en resonancia con el discurso interior del observador. Discurso interior que se abre a nuevas articulaciones de huellas mnémicas y representaciones ante las imágenes de Koudelka cargadas de lo misterioso y enigmático de la vida.
Juego del cuerpo con el espacio y de éste con el cuerpo que nos revela una realidad creada por la mirada interior que patentiza el mayor peso que la realidad síquica tiene en la interpretación del mundo.
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