México D.F. Lunes 4 de agosto de 2003
En tres años, severo castigo a prestaciones laborales, documenta la consultora Adecco
Los contratos colectivos, objeto de embestida durante el gobierno foxista
Los empleados mexicanos, atrapados en un proceso de "desvalorización de su trabajo"
PATRICIA MUÑOZ RIOS
Los obreros mexicanos están atrapados en un proceso de "desvalorización de su trabajo y de empobrecimiento de sus condiciones laborales", que los ha obligado, para conservar el empleo, a sacrificar beneficios, pagos de horas extras e incluso sus propios contratos colectivos, obtenidos en décadas de lucha; así, "en sólo tres años, las prestaciones en México pasaron de representar entre 60 y 80 por ciento del salario a sólo 40 por ciento", según mediciones de consultoras.
Convenios firmados entre 2001 y lo que va de 2003 ante la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), así como acuerdos bilaterales entre empresas y sindicatos -de los cuales La Jornada tiene copia-, documentan la reducción de prestaciones, la multiplicación de "paros técnicos" y la aceptación de modificaciones contractuales o incumplimiento de beneficios a los trabajadores de los sectores aeronáutico, bancario, hulero, de automotores, azucarero, petroquímico, de seguros, textil y académico, entre muchos otros.
"La precarización del empleo es parte de la actual política económica y su resultado más doloroso es que se tenga en nuestro país la mano de obra más barata del mundo", señala Francisco Hernández Juárez, uno de los dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT).
En tanto, el líder del Sindicato de Trabajadores del Seguro Social, Roberto Vega Galina, asevera: "el gobierno quiere que el sacrificio sólo lo carguen los trabajadores".
A su vez, el Centro de Investigación Laboral señala que en la administración foxista hay una embestida contra los contratos colectivos, en la que la técnica más usada es "intercambiar los porcentajes de algunas prestaciones por dinero en efectivo, lo que a larga resulta más barato a los patrones".
En este sentido, Adecco, firma consultora internacional en recursos humanos, que cotiza en las bolsas de Nueva York y Suiza y ocupa el puesto 313 en la medición de empresas de Global Fortune, realizó un análisis en el que apunta que a inicios de este sexenio el pago de prestaciones en México representaba entre 60 y 80 por ciento de los salarios, y en lo que va de esta administración el porcentaje cayó a 40 puntos o menos.
Entre las prestaciones todavía vigentes, añade, se encuentran los vales, el pago de seguros, los gastos médicos y el fondo de ahorro. Sin embargo, prácticamente han desaparecido otros, como ayuda para colegiaturas, uniformes, lentes, transporte, etcétera. Incluso a la mayoría de vendedores antes se les daba coche y ahora se les solicita que tengan auto y sólo se les da ayuda de gasolina, sin gastos de mantenimiento. La lista de la disminución de prestaciones en México es enorme, señala.
Recuento de daños
Los trabajadores de la industria automotriz han sido de los más golpeados en este proceso. En un comunicado emitido en marzo de 2002, Volkswagen anunció un ajuste de más de 500 trabajadores y puso a los sindicalizados en la encrucijada entre la reducción de salarios o los despidos. Optaron por lo segundo. En junio de 2003, de nuevo, la armadora planteó un recorte de más de 2 mil trabajadores, y hasta ahora no se ha logrado contener este cese masivo.
La práctica de despidos masivos en esa empresa no es nuevo. En 1995 recortó más de 2 mil plazas y otras mil en 2001, lo que repitió el año pasado.
El Frente Sindical Mexicano apunta que los trabajadores hoy viven "bajo la amenaza de los empresarios de trasladar los centros de trabajo a otros países; por eso tenemos que ceder en nuestros derechos, sin que el gobierno haga nada, como en los casos de Dina, Euzkadi y Fertinal".
El Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz, explica que otra modalidad de los industriales del ramo es cerrar empresas y luego escamotear el pago de liquidaciones a los obreros, como ocurrió en Motor Coach Industries, antes Dina Autobuses, la cual, varios meses después de que cerró sus puertas, "sigue negociando el pago de finiquitos".
En la industria aeronáutica el proceso ha sido similar, sólo que los trabajadores no únicamente han aceptado la reducción de prestaciones, sino que incluso han pospuesto la demanda de revisión salarial, como hizo la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), que firmó con Mexicana de Aviación un acuerdo el 15 de julio pasado para reducir el costo laboral durante ocho meses, "con base en modificaciones a algunas prestaciones", consistentes en que los empleados tendrán permisos sin goce de sueldo, se reducen los programas de capacitación y se pospone la entrega de uniformes.
ASSA propuso prorrogar a diciembre su demanda de revisión salarial, en apoyo a la situación de económica de la empresa, pero las autoridades laborales no aceptaron el planteamiento.
Pilotos, personal de tierra y prácticamente todos los gremios del sector, han sacrificado prestaciones.
El Sindicato Independencia convino con Aerovías de México, como lo detallan documentos del 10 de abril de este año, detener la contratación de trabajadores eventuales; cancelar toda la capacitación, excepto la más urgente; que el personal comparta habitaciones en comisiones de servicio; reponer equipo sólo cuando esté en mal estado; eliminar media dotación de uniformes, e instaurar el "banco de horas" en lugar del pago de horas extras.
Mientras, entre los trabajadores bancarios el proceso de fusión de empresas ha facilitado la liquidación de prestaciones.
De acuerdo con una denuncia presentada por trabajadores de Santander Serfin, con la fusión de estas firmas se liquidaron los vales de despensa, comida y gasolina; se eliminó la tasa de interés preferencial para los préstamos; se cambiaron las condiciones de créditos y se tuvieron que firmar contratos nuevos, pues si los empleados no aceptaban, simplemente eran despedidos.
Estas son quejas de los empleados bancarios que se han atrevido a hacer pública la situación, porque en este sector ha habido despidos masivos y permanentes y se han reducido las prestaciones en prácticamente todas las instituciones.
El movimiento de los trabajadores jubilados de Banrural se debe precisamente a que les quitaron prácticamente todas las prestaciones, además de que se les negó el incremento salarial de este año.
En la industria azucarera, el nuevo Sindicato Nacional de Trabajadores de Azucares y Derivados Chema Martínez sostuvo a inicios de este año que algunos representantes de obreros han firmado a espaldas de éstos la liquidación de dos prestaciones fundamentales: la de jubilaciones y la de vivienda.
Por otra parte, ni el gobierno respeta el pago de prestaciones: la lucha de los empleados del Instituto Nacional de Estadística, Geografía en Informática se centra sobre todo en que éste se negó a pagar al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado las aportaciones de los asalariados de 1983 a 1991, y de este último año a 1999 pagó solo parcialmente esa obligación, dejando fuera lo relativo a jubilaciones, lo que afectó a miles de personas que no tienen reconocido este derecho.
Asimismo, a los billeteros de la Lotería les cancelaron a partir de 2001 el pago de servicio médico; los integrantes del Sindicato Unico de Trabajadores de la Industria Nuclear tuvieron que luchar para que no les eliminaran las prestaciones que están cuantificadas en porcentajes; a los del Instituto Nacional de Antropología e Historia no se les quiere reconocer el pago de primas vacacionales y por antigüedad.
En tanto, la industria maquiladora desapareció más de 70 por ciento de las prestaciones, expone la Federación de Trabajadores de Matamoros, afiliada a la Confederación de Trabajadores de México.
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