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México D.F. Lunes 4 de agosto de 2003
Comerciante impensada
Juana María vende calcetines en su tiempo libre. No lo hace para ayudar a la economía familiar... sino la de la empresa donde trabaja. "Es que la fábrica tiene los almacenes llenos de mercancía, porque no hay ventas, y si no ayudamos nosotros puede cerrar y nos quedaríamos sin trabajo." No cobra comisión y ya aceptó -como todos sus compañeros- un paro de seis meses para que no haya despidos.
Ella es un rostro palpable de la renuncia a prestaciones y beneficios laborales que han tenido que hacer los trabajadores mexicanos en estos últimos tres años para no perder el empleo. No se queja, ni demanda, está del lado de su patrón, sabe que la empresa Fibras Sintéticas ha sido golpeada por las importaciones, que le deben demasiado dinero y no hay ventas. Está en paro técnico y, como sus compañeros, ayuda a vender los calcetines porque sabe que si no vacían las bodegas, puede perder su puesto. "No queremos sacar lucro, sólo tener trabajo", asegura.
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