México D.F. Martes 5 de agosto de 2003
Condiciones "inéditas" de exclusión
social: OIT-México
En 10 años se duplicó la tasa de desempleo
juvenil en AL
Pobres con baja escolaridad, el grupo más afectado
KARINA AVILES
En América Latina y el mundo los jóvenes
son uno de los sectores que sobreviven en condiciones "inéditas"
de exclusión social: en el planeta, al menos 70 millones no tienen
trabajo y en la región latinoamericana la tasa de desempleo juvenil
-que recae sobre todo en los pobres- se duplicó de 7.9 por ciento,
en 1990, a 16 por ciento, en 1999. Por cada cien contratados sólo
siete son jóvenes y perciben entre un quinto y la mitad de lo que
ganan los adultos con ingresos inferiores al salario mínimo.
El director de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), sección México, Guillermo Miranda, enfatizó
que las cifras muestran una discriminación sobre todo de los sectores
sociales más desfavorecidos de la región: 20 por ciento ingresa
tardíamente a la primaria, 40 por ciento repite el primer año,
50 por ciento registra un atraso escolar en algún momento del ciclo.
La mitad de los jóvenes en edad y condición de acceder a
la secundaria no lo hace.
En
la Cumbre de Jóvenes de América Latina, inaugurada en el
Antiguo Colegio de San Ildefonso, el funcionario destacó que deben
generarse, en forma urgente, mecanismos legales para evitar la discriminación.
Apuntó que el "bono demográfico" -la existencia de la mayor
generación joven en la historia demográfica de América
Latina que deberá ingresar al mercado laboral- representa una gran
oportunidad de desarrollo, pero junto con él deben generarse políticas
activas que permitan aprovechar dichos beneficios.
Indicó que sin crecimiento no hay posibilidad de
resolver la situación de exclusión y la región necesitaría
crecer a un promedio de 4.5 por ciento anual para abatir los rezagos. Además
se necesita una vinculación entre la educación y el trabajo,
y una clara actitud de los empleadores para invertir en la juventud.
Advirtió que el desempleo juvenil se relaciona
con fenómenos de alienación cultural, desvíos de conducta,
criminalidad y otras formas de violencia. En el planeta viven más
de 510 millones de jóvenes mujeres y 540 millones de muchachos,
lo que significa que casi 20 por ciento de la población mundial
tiene entre 15 y 24 años.
Actualmente existen 180 millones de desempleados en el
mundo y para el año 2010 harán falta 500 millones de nuevos
puestos, tanto para los que acceden al mercado de trabajo como para combatir
el rezago. Manifestó que con base en datos de la Organización
de Cooperación para el Desarrollo Económico, la tasa de desempleo
entre los muchachos de 15 y 24 años de edad fue de 11.8 por ciento
en 1999, es decir, el doble en relación con la de los adultos, que
fue de 5.4 por ciento.
En América Latina la tasa de desempleo de jóvenes
de entre 15 y 24 años es 2.5 superior a la general y entre los de
15 y 19 años se cuadruplica con respecto a la global. En los años
noventa, añadió, la desocupación afectó con
mayor intensidad a sectores pobres, mujeres y a la población de
entre 15 y 19 años.
En los sectores pobres la tasa de desempleo llegó
a 24.6 por ciento, cifra superior a 11.5 por ciento de los jóvenes
ricos. Expresó que el mayor nivel educativo no garantiza ampliar
las oportunidades de ocupación laboral.
No obstante, el crecimiento del empleo está asociado
con una mayor escolaridad. Los puestos de trabajo para jóvenes con
más de 10 años de estudio aumentaron 2.5 por ciento anualmente;
en cambio, los de aquellos con menos de seis años de escuela se
contrajeron a menos 2.9 por ciento.
Dijo que el ingreso promedio de los ocupados con educación
superior es 4.6 veces mayor que el de aquellos con instrucción primaria.
Para los trabajadores, la secundaria completa significa obtener 46.3 por
ciento más de ingreso en comparación con aquellos que sólo
han completado la educación primaria.
Miranda explicó que si se analiza la desocupación
de los jóvenes según los ingresos de los hogares a los que
pertenecen "se comprueba que el peso del desempleo recae principalmente
entre la población perteneciente a hogares pobres".
Las personas de escasos recursos se ven forzadas a ingresar
antes al mercado de trabajo, poseen baja escolaridad y, por tanto, deben
optar, la mayoría de las veces, entre el desempleo y la inserción
laboral precaria. "Se produce, de este modo, un círculo vicioso
de bajos ingresos, a la vez que se interrumpen los dos canales más
importantes para progresar y disminuir la pobreza: el acceso a la educación
y la movilidad" en el mundo del empleo. Así, la segmentación
social vinculada a las dimensiones de educación y trabajo trasforman
la desigualdad en exclusión social, finalizó.
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