Iván Restrepo

Sigue el conflicto por el pulpo

Una consideración antes de entrar en materia: aquí hemos criticado el quehacer de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). También se han citado sus aciertos. Pero condenamos la campaña para remover a su titular, recurriendo incluso a argumentos antisemitas. Más condenable aún si, como se rumora, responde a intereses de uno de los subsecretarios, de Guanajuato por más señas, en su intento de ascender. Por su errática actuación ese funcionario es, entre otras cosas, el causante de buena parte de los problemas que enfrenta la Semarnat.

Cada año, de julio a diciembre, se realiza en aguas del Golfo y el Caribe de México la captura de pulpo. Cientos de pescadores se hacen a la mar en busca de una especie que las autoridades pusieron en veda durante siete meses para evitar su agotamiento. El pulpo mexicano es de muy buena calidad y por ello lo solicitan en los mercados internacionales. Durante la veda, el pulpo llega a México procedente de Asia, pero la verdad no es tan bueno.

Mas lo que debería ser una operación pesquera ordenada, en años recientes se ha convertido en un problema no exento de violencia, con mucha política de por medio en la disputa que por áreas de pesca sostienen Campeche y Yucatán.

Se trata de un litigio que lleva más de 30 años. Para evitar problemas entre ambos estados, el gobierno federal acordó en 1990 fijar áreas de pesca para cada uno. Algo muy simple: los pescadores podrían realizar su captura solamente en las aguas marinas del estado del que fueran originarios. Pero en los tres últimos años la disputa llegó a la violencia porque permisionarios de Yucatán fueron autorizados en el sexenio anterior por la entonces Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca para capturar pulpo en aguas de Campeche. Como resultado, en noviembre de 2000 pobladores de Isla Arena, Campeche, detuvieron a 32 pescadores yucatecos, les decomisaron la pesca y luego quemaron un barco de mediana altura, tres lanchas y 17 embarcaciones pequeñas. Como ése ha habido otros desencuentros, que incluyen el secuestro de varios integrantes de la Armada de México.

Ahora que se levantó la veda al pulpo, el conflicto resurge y se agrava por la presencia de cuatro manchas de marea roja en una parte de la costa yucateca, que puede afectar a Progreso y Celestum, sus zonas más importantes de pesca y turismo. La marea roja es un fenómeno natural, provocado por el aumento de la temperatura del mar, que propicia concentraciones de toxinas provenientes de floraciones de algas. Esas sustancias afectan el sistema nervioso de los peces y moluscos, causándoles la muerte. Se le identifica por su color amarillento, que poco a poco se vuelve oscuro.

Consumir productos marinos así contaminados causa serios problemas de salud, igual que estar en contacto con las aguas marinas. Debido a la marea roja buena parte de la flota pesquera de Yucatán está paralizada desde hace una semana, lo que causa pérdidas millonarias. Esto ocurre cuando apenas se iniciaba en forma la captura de pulpo, una de las especies más afectadas. El gobierno federal declaró en emergencia seis municipios y dará recursos para ayudarlos. Ojalá ese apoyo se aplique con sumo cuidado, porque en otros desastres, como los causados por el huracán Isidore y los incendios de meses pasados, la ayuda no llegó oportunamente y no faltaron vivales que se hicieron pasar por damnificados sin serlo.

Pero regresando a la disputa por el pulpo, en el fondo está la carencia de un ordenamiento pesquero en aguas marinas y costeras, algo que también se observa con el camarón en Sinaloa. Sin ese ordenamiento, el mar es tierra de nadie y quienes al final se llevan la peor parte son los pescadores porque agotan las especies que les sirven como sustento. También demuestra que generalmente no son los auténticos pescadores los que se benefician de la captura de pulpo y otras especies, sino poderosos concesionarios que los explotan y utilizan como carne de cañón. Estos coyotes de alta mar son los beneficiarios de la riqueza marina y del esfuerzo de miles de personas.

En el caso del pulpo, del camarón y de otras especies no cabe el ya clásico Ƒy yo por qué? El gobierno federal debe garantizar el uso racional de los recursos marinos, así como el derecho al trabajo de los auténticos pescadores. Mientras no lo haga, seguirán los problemas: hoy en la península de Yucatán, mañana en Sinaloa o Sonora.