México D.F. Lunes 11 de agosto de 2003
MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
Involuntaria confesión del fracaso privatizador
Después de 20 años de desmantelamiento
productivo, el gobierno carece de recursos
SIN PROPONERSELO, con unas cuantas palabras el
secretario de Hacienda resumió el rotundo fracaso de la política
privatizadora, la venta de garaje que a lo largo de las dos últimas
décadas ha sido promovida y aplicada en México por cuatro
administraciones gubernamentales cuyo único alcance ha sido el desmantelamiento
de la infraestructura productiva y de servicios del Estado, así
como el creciente uso de recursos públicos para fines privados.
REFIRIENDOSE A LO HECHO por el actual gobierno,
pero concentrando en su dicho lo sucedido de 1983 a la fecha, Francisco
Gil Díaz subrayó: "A la fecha ya utilizamos los recursos
de las privatizaciones, las bursatilizaciones y el rescate de la deuda
externa; todo ha llegado a un grado considerable de agotamiento y al mismo
tiempo hay una dinámica de gastos muy fuerte que hay que enfrentar
(...) El año entrante prácticamente no vamos a tener ingresos
por esos conceptos, pero tendremos que atender necesidades muy urgentes,
entre ellas las del campo" (La Jornada).
EN UN DESAYUNO con los próximos diputados
cenecistas, el funcionario subrayó: "Hemos vendido las acciones
que tenía el gobierno en algunas instituciones bancarias, en Aseguradora
Hidalgo y se colocó el papel de las carreteras en un fideicomiso,
entre otras cosas que nos han dado ingresos extraordinarios adicionales
y de todos estos conceptos de los que hemos echado mano nos hemos valido
para salir dentro de los topes que el Congreso establece para el déficit."
EL PANORAMA FUE redondeado por el secretario de
Hacienda: en el próximo trienio, el gobierno mexicano reportaría
un déficit de 360 mil millones de pesos "para hacer frente a sus
gastos" y éste "será el reto más importante e inmediato
que como gobierno vamos a tener que enfrentar". No perdió oportunidad
para bromear con los futuros legisladores: "Seguramente no sabían
esto cuando se postularon como candidatos a la Cámara de Diputados.
Yo tampoco lo sabía cuando me invitó el Presidente y hasta
ahora no me he rajado."
EL
DESOLADOR PANORAMA presentado por Gil Díaz corresponde al gobierno
de Vicente Fox, pero en nada dista del ofrecido por cada una de las tres
tristes administraciones públicas que lo precedieron, si se recuerda
que --tal como sucede ahora--- todo vendieron, a todo le metieron mano
(Infornavit, SAR, IMSS, ISSSTE, Afore, etcétera, etcétera)
jugando, comprometiendo o de plano robando dinero ajeno (no es casual que
los recursos "aplicables", es decir, los que "desaparecieron", los que
"nunca reclamaron" o los que la autoridad pide "prestados" siempre correspondan
a los trabajadores y a las instituciones de seguridad social), y ahora
resulta que el gobierno de la República carece de recursos "para
hacer frente a sus gastos".
LOS "GASTOS", como los define Gil Díaz ("México
no puede decir que no va a cumplir sus compromisos externos"), no tendrán
mayor destino que el creciente, explosivo, inagotable pago del servicio
de la deuda pública (externa, interna y los rescates bancario y
carretero, sin olvidar los "funcionales" Pidiregas) que desborda todas
sus posibilidades, a pesar de la tesis presidencial de que el del débito
público en México es un "problema superado". Por ello, los
únicos "pasivos contingentes" a los que pretenden meterle cuchillo
sin mayor consideración corresponden a la seguridad social: alrededor
de 450 mil millones de pesos, en un proceso de "borrón y cuenta
nueva". Allí están las "reformas" al IMSS; allí vienen
las del ISSSTE.
VEINTE AÑOS EN los que no ha dejado de aplicarse
una decidida política de desmantelamiento de la infraestructura
productiva y de servicios propiedad de la nación para concluir que
el gobierno de la República carece de recursos para hacer frente
a lo que se aproxima (cuando el futuro nos alcance), amén de que
ya no tiene de dónde agarrarse, ya no tiene nada más que
vender... excepto el apetitoso mercado energético nacional.
EL PRETEXTO PRIVATIZADOR fue, es, que al liberarse
el gobierno de los fuertes gastos derivados de la administración
de alrededor de mil 200 empresas estatales "ineficientes" (que tenían
un peso específico en 68 de 73 sectores de la economía mexicana
y que, obvio, generaban empleo), los recursos obtenidos por su privatización
nutrirían al erario público y se destinarían a la
atención de las grandes urgencias sociales, a la reducción
de la enorme deuda social acumulada.
EN LOS HECHOS, ¿qué ha sucedido en
estas dos décadas privatizadoras? Las arcas nacionales están
en calzoncillos; se utilizan los recursos públicos para las necesidades
privadas; el Estado se ha quedado sin empresas, sin infraestructura productiva
y de servicios; ha cedido soberanía en todos los ámbitos;
las urgencias sociales son más urgentes que nunca y la deuda social
desborda cualquier estimación.
AL GOBIERNO FOXISTA le llega el agua a los aparejos
y aun así no desiste de su propósito privatizador, de la
aplicación puntual de un modelo económico que a lo largo
de esas dos décadas ha demostrado su fracaso. Así procedieron
las tres administraciones públicas que lo antecedieron. Allí
están los resultados, pero no quita el dedo del renglón:
privaticemos el mercado energético... ¿Y después?
DESPUES, NADIE SABE, pero todos lo prevén.
Lo que sí se conoce es que el desempleo sigue avanzado, con o sin
"programas de emergencia" de cien millones de pesos: de acuerdo con la
más reciente información de la Secretaría del Trabajo
y del Instituto Mexicano del Seguro Social, sólo en los primeros
15 días de julio pasado 22 mil 320 trabajadores perdieron su fuente
de empleo; 98 por ciento eran plazas permanentes y 2 por ciento eventuales.
Las rebanadas del pastel:
NO Y MIL VECES NO: el Banco Mundial niega que su
función sea imponer políticas privatizadoras al gobierno
mexicano, como la correspondiente a los ahorros de los burócratas,
la supuesta "iniciativa de Hacienda para reformar el ISSSTE", o la relativa
a la "electrificación fuera de la red" -pública- en áreas
rurales del país... Lo que sí hace, de acuerdo a su propia
definición, es "demostrar una práctica de compañerismo
público-privado que maximice la participación del sector
privado, ampliando la disponibilidad de recursos para mejorar el bienestar
social"... ¿Alguna duda?
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