.. |
México D.F. Lunes 11 de agosto de 2003
RESPUESTA GUBERNAMENTAL INSUFICIENTE
El
fin de semana pasado el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) emprendió -en sus zonas de influencia en Chiapas-
la aplicación unilateral de los acuerdos de San Andrés, firmados
con el gobierno federal hace seis años e incumplidos, desde entonces,
por la Presidencia de la República.
En el marco de esa decisión histórica, el
EZLN trasladó autoridad y atribuciones a las nuevas autoridades
civiles autónomas -las juntas de buen gobierno, con sede en los
Caracoles- y las comunidades rebeldes iniciaron una nueva etapa
en su inserción en los movimientos civiles nacionales e internacionales
que resisten la lógica depredadora con que se desarrolla actualmente
la globalización. Asimismo, la organización insurgente levantó
los retenes que mantenía en el territorio bajo su control y suspendió
el cobro de peajes. En reacción a esas medidas, el gobierno federal,
por medio de la Coordinación para el Diálogo y la Negociación
en Chiapas, que preside Luis H. Alvarez, emitió un comunicado que
se distingue por un tono tolerante y constructivo, pero también
por la ausencia de propuestas específicas para reactivar el diálogo
entre la institucionalidad política del país y las comunidades
insurrectas de Chiapas.
Es reconfortante, sin duda, que el gobierno federal "estime
positiva" la implantación de nuevas formas de organización
política emanadas de las comunidades zapatistas y que "salude" y
"valore" las otras medidas anunciadas y puestas en prác-tica desde
ayer por el EZLN. Tal discurso oficial habría sido impensable hace
apenas tres años, cuando el gobierno de Ernesto Zedillo no era capaz
de concebir más fórmulas de solución que el hostigamiento
militar y la provocación paramilitar hacia las comunidades zapatistas.
Sin embargo, no puede pasarse por alto que los zapatistas plantearon al
comienzo de la administración de Fox tres condiciones para el restablecimiento
del diálogo. A pesar de que el gobierno se comprometió a
cumplirlas a cabalidad, siguen sin ser solucionadas.
Sería lamentable que el gobierno de Vicente Fox
se quedara, ante la auspiciosa creatividad política de los rebeldes,
en el mero enunciado de su "voluntad de paz", en el autorreconocimiento
de "esfuerzos" hasta ahora estériles y malogrados, y en convocatorias
huecas a la reanudación de un diálogo cuya reactivación
requiere de algo más que palabras corteses.
Si la Presidencia, la Secretaría de Gobernación
y la Coordinación para el Diálogo y la Negociación
en Chiapas realmente desean volver al camino de la negociación pacífica
con los zapatistas -que fue clausurado de manera abrupta por los legisladores
que el año antepasado desvirtuaron y adulteraron la iniciativa de
ley en materia de derecho y cultura indígenas-, tendrían
que dar, a su vez, signos de buena voluntad como requisito previo. No puede
olvidarse que mientras no se cumplan las condiciones establecidas para
el reinicio del diálogo éste permanecerá lejano. Por
ello, el Ejecutivo federal podría aprovechar la renovación
del Legislativo para negociar y gestionar una nueva reforma legal que restituya
los términos y el sentido original de la llamada ley Cocopa
y que permita, de esa forma, la plena incorporación de los acuerdos
de San Andrés a la formalidad institucional del país.
|