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México D.F. Miércoles 20 de agosto de 2003

En el ataque en Bagdad también falleció el coordinador de los programas de Unicef en Irak

Mueren representante de la ONU y otras 17 personas en atentado

Pesar por decesos del brasileño Sergio Vieira de Mello y el canadiense Christopher Klein Beekam

Promete Bush continuar la lucha antiterrorista; las muertes, por la ocupación: ex diplomático iraquí

REUTERS, AFP Y DPA

Bagdad, 19 de agosto. Un camión bom-ba destrozó este martes la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Bagdad, matando al máximo representante en Irak, el brasileño Sergio Vieira de Mello, y por lo menos a otras 17 personas. También falleció el coordinador de los programas de Unicef en Irak, Christopher Klein Beekam, funcionario canadiense de 32 años.

Por la noche se habían contabilizado 86 heridos graves y 22 leves, al tiempo que socorristas seguían intentado sacar a víctimas de entre los escombros.

mdf43340Al momento de morir, Vieira de Mello tenía además el cargo de alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, puesto en el que sucedió a la ex presidenta irlandesa Mary Robinson.

Aún conservaba esa función pese a haber sido nombrado enviado especial de la ONU para Irak por el secretario general Kofi Annan.

El presidente George W. Bush se mostró desafiante tras el ataque y afirmó a los periodistas en su rancho de Texas que "el mundo civilizado no será intimidado y esos asesinos no decidirán el futuro de Irak", y prometió "continuar la guerra contra el terrorismo hasta que los autores sean juzgados".

Atribuyó el atentado a los "enemigos del pueblo iraquí", que atacan a quienes quieren ayudar a los habitantes de la nación ocupada.

Agregó: "Los iraquíes enfrentan un desafío y una opción. Los terroristas quieren volver a los tiempos de las cámaras de tortura y las fo-sas comunes. Por sus tácticas y objetivos esos asesinos se revelan una vez más como los enemigos del mundo civilizado".

Ayuda para rescatar a sepultados

Bush precisó que había encargado al administrador estadunidense en Irak, Paul Bremer, que brinde "toda la asistencia posible" a los equipos que tratan de rescatar los cuerpos sepultados bajo los escombros de la sede de la ONU.

Indicó que había hablado con Annan para expresarle las condolencias de Estados Unidos a las familias de las víctimas y resaltar la "vital tarea" de la ONU en Irak.

"Los terroristas que golpearon nuevamente hoy mostraron su desprecio por los inocentes. Mostraron su miedo al progreso y su odio a la paz", declaró Bush.

Ningún grupo reivindicó el atentado, el más importante desde la toma de la capital iraquí por las tropas estadunidenses, el 9 de abril.

Annan, quien tuvo que suspender sus vacaciones, admitió desde Eu-ropa que no está claro cuántos trabajadores de la ONU habían muerto o resultado heridos en el ataque.

La explosión que devastó el hotel Canal, sede de la ONU en Bagdad, se produjo horas después del arresto en Mosul del ex vicepresidente iraquí Taha Yassin Ramadan, capturado por combatientes kurdos que lo entregaron a Estados Unidos.

"Cada señal de progreso en Irak aumenta la desesperación de terroristas y remanentes del régimen brutal de Saddam", estimó Bush.

Mohamed al Duri, ex embajadormdf43303 iraquí en la ONU, señaló sin em-bargo que "la responsabilidad de la muerte de Vieira de Mello recae en la ocupación estadunidense. Sin la ocupación, este hombre que prestó servicio al mundo durante 30 años, no habría muerto", declaró Duri durante una entrevista concedida a la televisión árabe Al Arabiya, con sede en Dubai.

"Representantes del secretario general de la ONU estaban en Irak (durante el régimen de Hussein), pero no se produjo ningún incidente de este tipo", añadió. En su opinión, "Estados Unidos intentará aprovecharse de la muerte de Vieira de Mello, reduciendo el papel de la ONU en Irak".

La oficina del emisario se encontraba en el segundo piso del edificio, pero después de la explosión estaba en la planta baja con una viga de hierro sobre las piernas que le impedía moverse, indicó a Afp su asesor político Ghassan Salame.

"Subí al segundo piso y lo vi inmovilizado. Le grité: '¡Sergio!', y me respondió 'Ghassan'", co-mentó. "Volví a subir y le dije: 'Sergio, no te preocupes, vamos a venir a buscarte. Te vamos a sacar de ahí'", agregó el testigo.

Luego subió el guardia, a quien el responsable de la ONU pidió agua, indicó otro testigo que no quiso revelar su identidad y quien agregó que un guardia de seguridad hizo un agujero escarbando detrás del edificio y sacó manualmente los escombros.

"Cuando el guardia llegó al lugar donde se encontraba, el cuerpo de Sergio Vieira de Mello estaba frío, se había desangrado por las piernas" horas después de la explosión, agregó. Luego, el emisario de la ONU fue trasladado a la morgue.

No obstante, la asesora del diplomático, Luciana Mancini, afirmó desde Ginebra que Vieira de Mello murió en el hospital tras ser sacado gravemente herido de entre los escombros, sin que hasta el cierre de esta edición la ONU unifique su versión de los hechos.

Antes de que Annan confirmara la muerte, corresponsales informaron que Vieira de Mello estuvo entre los restos del edificio parcialmente destruido durante horas, sin dar señales de vida.

Bernard Kerik, oficial de policía estadunidense, afirmó que "la ex-plosión fue causada por un camión bomba. Hay pruebas que sugieren que pudo ser un ataque suicida".

Paul Bremer calificó la muerte de Vieira de Mello como "una pérdida para Irak, la ONU y las fuerzas aliadas". Añadió que la bomba que destruyó la sede de la ONU "pudo haber sido construida en Irak o bien fabricada por terroristas extranjeros. Hemos hallado y a veces matado a terroristas de diferentes países como Siria. Personas que tenían pasaportes de Siria, Sudán, Yemen y otros lugares".

Analistas señalaron que los atacantes podían haber tenido como objetivo desacreditar la ocupación e impactar a la ONU. El vocero, Fred Eckhard, afirmó que el organismo no se retirará de Irak y continuará su labor humanitaria y estabilizadora en Irak.

El Consejo de Seguridad afirmó en un comunicado que "tales incidentes terroristas no pueden quebrar la voluntad de la comunidad internacional para intensificar sus esfuerzos de ayuda al pueblo iraquí".

Mártires del organismo mundial

Vieira de Mello, Klein Beekam y otros trabajadores de la ONU que hayan muerto en la explosión aún no se incluyen en la lista de 221 civiles colaboradores muertos en "actos maliciosos o accidentes".

Esta lista se publicó a partir de 1992 y contempla sólo a personal civil, excluyendo a soldados que han participado en operaciones de mantenimiento de paz. De los 221, sólo 28 han muerto en accidentes aéreos y los demás fallecieron en "actos maliciosos".

Aunque Naciones Unidas no ha difundido la lista de cascos azules fallecidos en operaciones militares, sí señala que desde 1948 hasta hoy mil 800 militares y civiles perdieron la vida al servicio de la organización internacional.

El canciller británico, Jack Straw, aseguró que el ataque fue "contra Irak, su gente y toda la comunidad internacional y sólo reforzará nuestro compromiso para trabajar por el país democrático, pacífico y próspero que el pueblo se merece".

Francia, España y Alemania, en-tre otros gobiernos europeos, repudiaron el ataque. Desde Washington, el Banco Mundial informó que cuatro de sus empleados y un consultor están desaparecidos.

En Brasil, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva decretó tres días de duelo nacional por la muerte de Vieira de Mello.

En México el presidente Vicente Fox envió condolencias a Lula y a familiares de Vieira de Mello, en tanto que Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional, expresó desde Cocoyoc, Morelos, su indignación por el ataque.

Otros países de América Latina -Chile, Argentina, Ecuador, Nicaragua, Costa Rica, Bolivia, Perú y Colombia- lamentaron el deceso.

En El Salvador, organismos hu-manitarios pidieron al gobierno del presidente Francisco Flores reconsiderar el envío a Irak de tropas de ese país centroamericano.

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