.. |
México D.F. Miércoles 20 de agosto de 2003
Emilio Pradilla Cobos
La búsqueda sectaria de Semo
El libro de Enrique Semo, La búsqueda (Editorial Océano de México, 2003), es un buen ejemplo de lo que no hay que hacer cuando se buscan alternativas para la izquierda mexicana de hoy. No haremos una crítica detallada del texto, por falta de espacio y porque no la amerita; una parte de ella la dejamos a los historiadores serios de la política mexicana.
En la introducción y el primer capítulo, el historiador parece prometernos una solución a la crisis de la izquierda mexicana a partir de su crítica; sigue un tedioso capítulo histórico repleto de hechos sin contexto ni análisis; el capítulo sobre el PRD muestra ya el rumbo sectario que tomó el autor, quien cierra el texto con un libelo contra el cardenismo y el neocardenismo, el cual es sobre todo un ataque sectario -por falta de pruebas y de rigor- contra Cuauhtémoc Cárdenas, que lejos de ser valioso para el debate sobre el futuro muestra la antipatía y el resentimiento personal contra el dirigente del PRD, en el que Semo también milita y a cuya dirección pertenece.
Dado su empleo de secretario de Cultura del Gobierno del Distrito Federal y en el marco del debate rumbo a la selección de candidatos a la Presidencia de la República para el periodo 2006-2012, este virulento golpeteo contra los Cárdenas aparece como una provocación burda y una descalificación a dos posibles competidores por la candidatura presidencial del PRD, que beneficiaría las aspiraciones de Andrés Manuel López Obrador, su jefe de Gobierno.
Acusar a Cárdenas de ser el responsable único de la profunda crisis que hoy vive el PRD es pecar de subjetivismo, es menospreciar el papel activo o pasivo que han tenido todos los perredistas de abajo y de arriba, incluyendo al autor, y es ocultar la responsabilidad de los demás presidentes y dirigentes del partido a lo largo de su existencia. En particular, es notoria la ausencia de referencias críticas a López Obrador, quien participó en la Corriente Democrática que se escindió del PRI, fue presidente del PRD en el periodo en que se inició la postulación de candidatos a puestos de elección, sobre todo a gobernadores, de quienes no obtenían la nominación por el PRI, y hoy parece ser la figura más popular del PRD, cuyas discutibles políticas y lemas acoge sin discusión el partido.
Al definir simplistamente la disputa ideológica fundamental entre neoliberalismo y neopopulismo, y asignarle este segundo polo a Cárdenas y al PRD, al que supuestamente domina, se omite la permanente discusión de éste con otras corrientes internas -grupos de interés- que buscan marginarlo del partido, que impulsan una política de colaboración con los gobiernos neoliberales y que controlan realmente su aparato y sus órganos de dirección Al caracterizar el neopopulismo como "el estilo de hacer política que se nutre del clientelismo, el corporativismo y la corrupción endémica" (p. 17), Semo olvida definir su contenido ideológico y acusa a Cárdenas y a sus seguidores de pecados graves que no comprueba, a la usanza del francotirador político.
Cuando se leen los argumentos, incluido el del pragmatismo como otro rasgo del neopopulismo, se tiene la impresión de que el historiador voluntariamente cambió los nombres, pues si algún dirigente del PRD puede ser identificado con el populismo y el pragmatismo -no la corrupción- es López Obrador, quien, además, se apoya en el Distrito Federal en la corriente más clientelar y corporativa del PRD: Izquierda Democrática. Durante más de un año hemos dado en esta columna los argumentos para esta caracterización.
En Enrique Semo, promotor del voto útil en favor de Vicente Fox en 2000 con el pretexto de sacar al PRI de Los Pinos, acusar a la persona, las propuestas y la lucha de Cárdenas, y "los cultos y los mitos que lo acompañan"; de crear "un caldo de cultivo óptimo para el ascenso de la extrema derecha" (p.147), suena a cinismo.
Criticar a Cárdenas por su férrea lucha contra el PRI y las políticas neoliberales, que el autor también parece criticar (pp. 158 a 161), o fustigarlo por insistir en la candidatura presidencial que el PRD le otorgó, o por considerar que en un régimen político presidencialista es fundamental llegar al Poder Ejecutivo federal para el cambio democrático, cuando al mismo tiempo se sustenta la vía electoral y parlamentaria para la nueva izquierda y se llamó al voto útil por Fox para quitar el poder al PRI, es contradictorio e incomprensible.
Cuauhtémoc Cárdenas y el movimiento que ha encabezado durante más de una década, con su lucha permanente y tenaz contra el régimen de partido de Estado, su autoritarismo antidemocrático, sus políticas neoliberales y su subordinación a los intereses del imperio vecino, se ganaron limpiamente un lugar protagónico en el proceso, incompleto y lento, de democratización de México, que no puede ser borrado por la pluma sectaria e irresponsable de un escritor político de ocasión. Seguiremos sobre el tema.
|