México D.F. Miércoles 20 de agosto de 2003
La actriz celebrará el sábado
dos años de éxito de su monólogo La mujer de todos
Margarita Isabel: sé lo que es ser mujer en
una sociedad machista
"Me da miedo que la izquierda no pueda crecer para cambiar
radicalmente las cosas"
"En 68 muchos jóvenes llegamos a pensar que lo
único que quedaba era la revolución"
MYRRHA YGLESIAS ESPECIAL
"Toda mi vida empezó a los 18 años; no es
cierto, antes estuve en el convento."
Es inevitable no esbozar una sonrisa cuando escuchamos
el nombre de la actriz Margarita Isabel, cuyo monólogo La mujer
de todos cumplirá el próximo sábado 23 de agosto
dos años de éxito y se develará una placa por 100
representaciones.
Se muestra sorprendida cuando se le propone entrevistarla
y fotografiarla. La Jornada es su periódico consentido y
se siente halagada de que se le haya elegido y de recibir al diario en
su casa, espacio sumamente femenino que comparte con Casio, un perrito
de 14 años.
Se le ve más sabia, más segura. Vive una
etapa en la que ha renacido; su madurez y experiencia le hacen ver las
cosas desde otra perspectiva.
"Me encantaría volver a nacer, pero con la experiencia
de ahora. Tuve una infancia muy triste, muy sola, muy desamada. No me gustaría
volver a vivirla. Tuve una adolescencia encerrada en un convento, me metió
mi mamá al Instituto Social Femenino de Puebla. Yo quería
ser monja porque me quedaba muy bien el hábito y me parecía
muy padre consagrarme a Dios. Me decepcionaron en el convento, porque ya
desde entonces era feminista sin saberlo. Les molestaba mucho que les cuestionara
por qué las mujeres no podíamos ser sacerdotisas en la Iglesia
católica, o por qué no se podían casar los sacerdotes
ni las monjas. A casi todo respondían que era dogma; tenía
que creer aunque no entendiera. Las interrogaba hasta que les llegaba a
la tablita de los merengues, las tenía hartas.
"No tuve una juventud libre porque me casé cuando
salí del convento -a los 18 años- y no fui a fiestas ni tuve
novios.
"Me hubiera gustado empezar mi carrera antes y sí
me habría casado con el mismo hombre, pero no habría permitido
que me retirara del teatro. Empecé bastante baquetoncita a hacerlo.
"A los 19 años tuve a Mario Iván y a los
20 a Eugenio. Los dos también son actores.
"En la Academia de Seki Sano conocí al papá
de mis hijos -un hombre guapísimo-, también iba a ser actor.
Era locutor de radio, se llamaba Mario Iván Martínez Ortega.
Me divorcié para poderme dar el lujo de ser actriz, porque él
nunca estuvo de acuerdo.
"Lo primero que hice cuando me divorcié fue inscribirme
en la Escuela de Teatro de Bellas Artes. Tenía 23 años y
todo el día lo campechaneaba en buscar chamba -de lo que fuera-
para poder mantener a mis hijitos; escribía fotonovelas y vendía
Avón para en la tarde poder estudiar. He hecho más de 70
obras de teatro. Mi vida y mi carrera son el teatro.
"Finalmente tuve el valor y me rebelé contra mi
mamá, contra mi marido y contra el mundo para hacer lo que me dio
la gana. Me casé con quien me dio la gana en contra de la voluntad
de mis papás y de mis suegros... y me divorcié cuando me
dio la gana.
"Mi monólogo La mujer de todos, basado en
Una mujer sola, de Darío Fo y Franca Rame, va muy bien, desde
hace dos años lleno el Foro Cultural Coyoacanense Hugo Argüelles.
"Nunca me he sentido tan feliz ni he amado tanto a un
personaje como el que estoy interpretando. Es una catarsis. Es impresionante
cómo los personajes pueden enriquecer la vida de un actor. Es una
mujer que de todos los horrores que vive cada día con su marido
saca un chiste."
-¿Por qué ser actriz?
-Desde niña supe que iba a ser actriz, y eso que
en mi familia no había actores. Mí papá era pintor
y tenía épocas muy buenas en las que ganaba mucho dinero
y rápidamente lo botaba en caballos para montar, en el juego y en
viejas. Tenía un traje de charro para cada caballo y salía
de galán al Bosque de Chapultepec para impresionar a la chavas.
Margarita es una mujer con un lenguaje corporal y gestual
que la revela luminosa, llena de matices.
Se preocupa porque no quiere que las fotos se vean posadas.
"Esta blusa tiene el efecto de que te ves más delgada. Este año
he subido como cuatro kilos. Si me tomas así, Mary, se me ve la
papada. Cuando trabajé con Lucía Méndez -en la telenovela
Golpe bajo, en Televisión Azteca- caché todos los
trucos para no salir tan fea."
-¿Has hecho algún desnudo?
-Sólo una vez en teatro, fue en el 85, en el Polyforum
Cultural Siqueiros. Era una obra en la que Claudio Obregón estaba
soberbio en el papel de la reina Isabel, la dirigió Xavier Robles.
Yo hacía a una cortesana y había una escena en la que tenía
que bajarme el vestido y enseñarle los senos a la reina. Quienes
me fueron a ver me decían: "Qué bien te sale esa escena,
se ve que te da mucha pena". ¡Me daba mucha pena!, nunca, en ninguna
función se me quitó. Me hubiera encantado que no me diera
vergüenza.
-¿A qué actrices jóvenes consideras
talentosas?
-Entre las chavas de 30 hay actrices maravillosas como
Zaide Silvia Gutiérrez y Laura Luz, las dos trabajaron conmigo en
La noche de Epifanía.
-¿Qué telenovela estás grabando?
-Amarte es mi pecado, con Ernesto Alonso, en Televisa.
Mi personaje es de arpía y tiene la coincidencia que cuando era
niña tuve una tía abuela con todas las características
del personaje; le decíamos la tía malilla. Era solterona,
coda y prestamista, como la viejita de Crimen y castigo, de Dostoievsky.
Margarita hace una pausa para encender un cigarro, placer
que visiblemente disfruta.
-¿Has interpretado alguna villana?
-A mí no me gusta hacer villanas y veo que a casi
todos los actores les gusta porque es muy divertido y tiene mucha carne
de donde agarrarse. No me gusta caerle mal a la gente; me gusta que el
público me quiera, de hecho les caigo bien y me encanta.
Honesta y sincera en escena, el mejor consejo
-¿Quiénes han sido tus mejores maestros?
-Han sido José Solé, Héctor Mendoza,
Soledad Ruiz y Seki Sano. El mejor consejo que me han dado es ser honesta
y sincera en escena; no fingir que sientes, sino sentir.
-¿Qué películas te han marcado como
actriz?
-Danzón, Como agua para chocolate
y Dos crímenes, en la que interpreté a un personaje
que me aportó mucho y por el cual gané muchos premios. Siempre
que leía a Ibargüengoitia pensaba: "Qué padre poder
interpretar a un personaje de estos", pero es lo que menos importa porque
cuando trabajas no estás pensando: a ver si me dan un premiecito
por esta película.
"A lo largo de su trayectoria cinematográfica Margarita
ha ganado varios Arieles: actriz de cuadro por la película Mujeres
insumisas (1994), de Alberto Isaac; coactuación femenina por
Dos crímenes (1994), de Roberto Sneider; actriz de cuadro
por Como agua para chocolate (1990), de Alfonso Arau.
"Me siento muy orgullosa de haber tenido la suerte y de
haber participado en las mejores películas del cine nacional. Dame
tu cuerpo y La hija del caníbal son las cintas más
recientes en las que he trabajado. No he sido requerida para hacer cine
en el extranjero y me encantaría trabajar con Almodóvar.
Nunca busqué hacer televisión o cine, realmente lo que me
interesaba era el teatro. Cuando me empezaron a llamar para hacer televisión,
hace como unos 15 años, me costaba mucho trabajo aprender y entender
el oficio de ese medio."
La primera telenovela en la que Margarita trabajó
fue Teresa, en 1989, y al año siguiente grabó Alcanzar
una estrella.
-¿Por qué decidiste adquirir un compromiso
político?
-No me di cuenta. Es como cuando te enamoras. Fueron desarrollándose
las circunstancias que me fueron empujando. Antes de 68 creía que
en México todos éramos muy felices, que todo estaba muy bien,
aunque cuando me casé ya me había despertado cierta inquietud
lo que escuchaba de mi marido, que oía en onda corta los discursos
de Fidel Castro. Pero realmente cuando me empezó a caer el veinte
de la realidad de mi país fue cuando vivimos el 68. Llegué
a pensar que todos los movimientos democráticos sirven para demostrar
que éstos no sirven. Eso lo pensé durante muchos años
porque estaba convencida de que el que ostenta el poder económico
y político no lo va a ceder por las buenas.
"Muchos jóvenes de esa época, al ver la
reacción brutal e intransigente del gobierno, llegamos a pensar
que lo único que quedaba era la revolución, la lucha armada,
la guerrilla.
"En 68 nos detuvieron varias veces por repartir volantes
y hacer pintas, porque obviamente éramos viles chícharos
del movimiento, pero teníamos nuestra célula y nos sentíamos
muy orgullosas. Recuerdo que éramos chavas de teatro, como Ana Ofelia
Murguía, Félida Medina, María Alicia Martínez
Medrano, entre otras.
"No he perdido la fe ni la esperanza de que un partido
de izquierda como el PRD -creo que es el único que vale la pena
en este momento- llegue al poder.
"Cuando en 88 surgió el movimiento de Cuauhtémoc
Cárdenas e incluso ganó la presidencia, me llegué
a hacer ilusiones grandísimas de que tal vez por las buenas se pudiera
cambiar la estructura de poder del PRI, pero nos llevamos una pequeña
sorpresa con la usurpación de Salinas. Cuando surgió el PRD
pensé en otra posibilidad de lucha muy interesante, aunque ya había
habido tanto el comunista como el PMT y el PST, que encabezaba el ingeniero
(Heberto) Castillo, luchador puro, honesto, serio y valiente, a quien admiré
durante muchos años.
"Cuando Heberto se unió a Cuauhtémoc me
pareció fantástico que el pueblo, como yo, tuviera la opción
de luchar democráticamente por cambiar las cosas en este país
tan injusto. Así hemos estado haciéndolo y no he perdido
la fe ni la esperanza de que un partido de izquierda como el PRD llegue
al poder. Yo milito en él desde
89."
-¿Crees en la democracia?
-No creo en la democracia como está ahora, porque
para lo único que sirve es para que en las próximas elecciones
gane el que tenga más dinero, pues comprará buena mercadotecnia.
Me ofendió el gasto multimillonario en las campañas. Es una
inmoralidad lo que ganan los secretarios de Estado o algunos presidentes
municipales. Si llegaba a ser diputada, pensaba que lo primero que propondía
en la Cámara sería que a todos nos bajaran el sueldo. Hay
que tener vocación para servir.
Experiencia en el SAI
-¿Cómo fue tu experiencia en el Sindicato
de Actores Independientes (SAI)?
-En el SAI estuve siete años padeciendo todo tipo
de problemas y muriéndome de hambre, como todos los demás
actores. Tenía un programa de televisión muy padre de orientación
al consumidor (de 1973 a 76), que patrocinaba el Congreso del Trabajo,
y cuando me pronuncié en favor del SAI me dijeron que o me quedaba
en la ANDA (Asociación Nacional de Actores) o perdía el programa,
y no renuncié. Me corrieron por estar en el SAI. Enrique Jackson
era mi jefe en esa época.
"En ese programa ganaba tan bien que tenía a Mario
Iván estudiando en Inglaterra, pero tuve que mandarlo traer a la
mitad de sus estudios y a pasar hambre otra vez. En esa época pusimos
en cooperativa Salón Calavera, con Alejandro Aura, y por
lo menos sacábamos para el súper. Tenían cerrados
el cine, el 90 por ciento de los teatros y Canal 13. La pasamos durísimo,
pero no podías no unirte al SAI, era un movimiento importantísimo
contra todo el charrismo que había llegado a su máxima expresión
en la ANDA. Todas las instituciones del gobierno se unieron para impedir
que nosotros subsistiéramos como sindicato.
-¿Qué te da miedo?
-Lo que más me da miedo es que prevalezcan estas
injusticias brutales en mi país y que la izquierda no pueda crecer
lo suficiente para cambiar radicalmente las cosas. Me asusta sentirme impotente
para cambiar las cosas, que los que tienen en sus manos la sartén
por el mango de este país hagan lo que se les dé la gana.
Todos los días que leo La Jornada me da miedo pensar que
se van a unir PRI y PAN, y que van a privatizar Pemex y la Compañía
Federal de Electricidad, y eso me preocupa más que cualquier cosa
que pueda pasar en mi vida personal. Quería ser diputada para participar
en la lucha, pero el PRD finalmente no me lanzó de candidata. Me
hubiera encantado participar para levantar un muro en la Cámara
de Diputados contra las perversas intenciones de Fox. Me da miedo que van
a vender lo poco que nos queda.
"Ya era nuestra la banca -fue lo único que hizo
bien López Portillo- y lo que nos costó que la privatizaran.
Se privatiza Teléfonos de México, y el dinero que le deja
a Slim. Me asusta que a los pobres se les siga tratando con limosnas, que
todo el tiempo se les den paliativos; que mí país se vuelva
otra Argentina si privatizan lo único que nos ha salvado de la bancarrota;
que Salinas vuelva a apoderarse de México."
Clases de comedia
-¿Has dado clases?
-Sí, de comedia en la escuela de Patricia Reyes
Espíndola durante seis meses y con mis mejores alumnos pusimos la
obra Los cuervos están de luto, de Hugo Argüelles. Estuvimos
dos años en el Foro Coyoacanense con mucho éxito. Pienso
que el teatro es una experiencia que el simple hecho de vivirla y sentirla
sirve para dignificar la vida de los actores y la del público. El
primer ejercicio de Mario Iván se lo puse yo; de alguna manera fui
su primera maestra.
-¿Te gustaría volver a trabajar en radio?
-Me encantaría. Lo hice mucho tiempo con Manuel
Bauche en Radio Educación, hicimos una serie monísima de
la Familia Burrón. En una época hice doblaje. Lo que más
hago es escuchar radio, noticieros. Además todas las noches veo
todos los noticieros. Es muy interesante ver cómo dan las noticias
de manera diferente en cada canal porque te das cuenta de las distintas
posturas. Mi primer pensamiento del día es cuál noticia me
perdí.
-¿Cuáles son las cosas que te provocan placer?
-Casi siempre estoy de buenas, disfruto mucho la vida,
encuentro la felicidad en cosas muy pequeñas como tomar mi cafecito
por las mañanas leyendo La Jornada. El baño con agua
hirviendo. Me gusta platicar mucho con mis hijos, nos contamos lo que nos
pasa y lo dramatizamos. Desde niños cuando llegaban de la escuela
dramatizaban lo que pasaba en ella: imitaban a la directora, a la niña
de las trenzas, al niño sangrón, era muy chistoso. Ahora
Mario Iván llega y me platica de su telenovela Amor real
e imita cómo son sus compañeros actores fuera de escena,
es divertidísimo. Siempre estamos burlándonos e imitando
a todo el mundo, así como ellos de mí y viceversa. Tengo
una nieta, Andrea -hija de Eugenio-; tiene ocho años y nos adoramos,
es el amor de mi vida. Disfruto mucho cuando platicamos de mujer a mujer,
o cuando me lee por la noche.
"Me gusta jugar póker todos los domingos con mis
amigochas Laura Esquivel, Gaby Rodríguez -antes jugaba Jesusa-,
Carolia Paniagua e Isabel Molina. Antes jugaban con nosotras hombres, pero
se fueron cortando, como el marido de Laurita que perdía. Me gusta
mucho Casio haciendo sus gracias: boxea y hasta baila el jarabe tapatío.
"Me gusta la novela latinoamericana. Mario Benedetti,
por supuesto, García Márquez, Rulfo, Jorge Luis Borgues;
la Mastretta me mata. Estoy leyendo una novela que acaba de publicar El
Chale Jorge Martínez y Almaraz, El detective de la triste
figura. Me gusta el cine que desnuda el alma de los personajes, el
que está más concentrado en la sique; el de Bergman, el de
Kieslowski. El que habla de los conflictos, de los tormentos indescifrables
del alma de las personas.
"No sé cómo soy"
-¿Cómo es Margarita Isabel, la mujer?
-No sé cómo soy, no me entiendo, pero sí
sé lo que es ser mujer en una sociedad machista y patriarcal, en
la que una pertenece a todos menos a una misma. Por eso tal vez muchos
somos actores, porque cuando actúas sabes quién eres, sabes
perfectamente cuáles son tus necesidades, tus miedos, tus vicios
de conducta y tus virtudes; adquieres gran seguridad para interpretar,
para pararte en el escenario, pero te sales de él y vuelves a ser
un ser inseguro, porque no sabes qué ni quién eres.
"Me da inseguridad todo... la gente. No parece, ¿verdad?
Soy muy confiada, creo en las personas hasta que me traicionan. No practico
ninguna religión, creo en el ser humano.
"Cuando estoy bien económicamente siento una especie
de culpa, porque hay mucha gente que tiene la misma capacidad de trabajar
que yo, o que hace trabajos realmente importantes como de carpintería,
albañilería o plomería y gana muchísimo menos
que yo. Me encantaría que todo mundo pudiera vivir como yo, que
no soy millonaria ni rica pero tengo mis necesidades básicas cubiertas.
Yo no creo que mi trabajo valga más que el de nadie."
-¿Cómo es tu vida sentimental?
-Hace poco terminé una relación con un ingeniero.
Del hombre admiro su sentido del humor, que me festeje mis chistes. Tuve
un novio durante 12 años que nunca se reía de mis chistes,
hasta que le dije: "oye, voy a terminar contigo porque francamente desperdicio
mucho mi gracia". Estoy muy tranquila y a gusto. Pienso que cada vez voy
a trabajar menos. Quiero disfrutar más la vida, a mi familia, a
mis amigos y, si es posible, participar más en política,
esa es mi pasión.
La mujer de todos se presenta todos los sábados,
a las 20 horas, en el Foro Cultural Coyoacanense, Allende 36, Coyoacán.
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