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México D.F. Miércoles 3 de septiembre de 2003
PRIVILEGIAR LA POLITICA
Los
cambios en el gabinete presidencial anunciados ayer -Felipe Calderón
Hinojosa remplaza a Ernesto Martens en la Secretaría de Energía
y Alberto Cárdenas Jiménez sustituye a Víctor Lichtinger
en la de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Semarnat- pueden verse como
la primera traducción a hechos de uno de los propósitos anunciados
anteayer por el presidente Vicente Fox en el discurso correspondiente a
su tercer Informe: abocarse al diálogo y al entendimiento político
a fin de lograr la aprobación de las reformas estructurales.
Se puede estar de acuerdo o no con el sentido de esas
reformas, y se puede comulgar o no con las ideas de los nuevos funcionarios,
pero el remplazo de dos tecnócratas por dos políticos es,
en sí mismo, positivo y auspicioso, e indicativo de que empieza
a haber, en el gobierno federal, un entendimiento de los factores que causan
su propia ineficacia.
Es claro que si el gobierno de Fox pretende avanzar en
alguna medida en la redefinición de las normas -constitucionales,
legales y reglamentarias- por las que se rige el sector energético,
tiene que prescindir de los estilos impositivos y arrogantes con los que,
desde hace dos sexenios, se ha ido abriendo ese sector a la inversión
privada y extranjera. Ciertamente, la llegada de Calderón Hinojosa
a la secretaría correspondiente no garantiza que la reforma anhelada
pueda concretarse, pero sí hace pensar en la realización
de un debate y de una negociación al respecto.
Por lo que respecta a la Semarnat, el grupo gobernante
parece haber comprendido que las materias de esa dependencia no son exclusivamente
técnicas sino que deben involucrar, además, interacciones
políticas complejas con sectores tan diversos como los industriales,
los transportistas, los campesinos, los colonos, las comunidades indígenas
y los pescadores, por mencionar sólo algunas, y que Lichtinger no
era precisamente un operador político capacitado para esa tarea.
El nombramiento de José Luis Luege, hasta ayer
dirigente del PAN capitalino, como procurador ambiental, parece ser más
bien una operación de rescate de quien puede considerarse responsable
directo del severo descalabro electoral que sufrió el blanquiazul
en la ciudad de México en julio pasado. Con todo, su alejamiento
del partido puede tener, como efecto colateral benéfico, actitudes
más propositivas y menos belicosas y confrontadoras a ultranza de
Acción Nacional en el Distrito Federal. A juzgar por el veredicto
ciudadano sobre el permanente espíritu de pleito de Luege Tamargo,
el cambio podría beneficiar, en primer lugar, al propio partido
blanquiazul.
Cabe esperar que en los próximos días y
meses el presidente Fox acentúe este indicio de viraje hacia el
ejercicio político y remplace a otros colaboradores suyos de acendrado
y deplorable espíritu tecnocrático.
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