México D.F. Lunes 8 de septiembre de 2003
Salvador Gallástegui se contradice durante
su declaración ante la fiscalía
Gobernación pidió filmar la matanza de
1968: ex oficial mayor de la SRE
Asegura que había gran número de francotiradores
en edificios contiguos a la cancillería
GUSTAVO CASTILLO GARCIA
A casi 35 años de los sucesos del 2 de octubre
de 1968, José Salvador Gallástegui Contreras, ex oficial
mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y uno de los
principales testigos de esos hechos, confirmó que desde la Secretaría
de Gobernación se solicitó filmar la matanza de aquel día.
Documentos oficiales y un sinnúmero de testimonios
dan cuenta de que el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas,
decenas de personas cayeron heridas y muertas, unas por balas de militares
y otras por disparos de francotiradores que estaban apostados en distintos
edificios de la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, entre ellos el
de la cancillería.
Sin embargo, Gallástegui, responsable de todas
las cuestiones administrativas de la cancillería, aseguró
en su declaración ministerial ante la Fiscalía Especial para
Movimientos Sociales y Políticos del Pasado que no supo de los francotiradores
en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ni de un muerto
sobre el escritorio del canciller Antonio Carrillo Flores, y tampoco reconoció
que él permitió que desde la azotea se filmaran los acontecimientos.
La diligencia ministerial tuvo lugar el pasado 20 de junio
en el domicilio de Gallástegui Contreras y fue lo que los especialistas
en investigación policiaca califican de "suave", tal vez porque
su comparecencia fue en calidad de testigo y no como indiciado.
El agente del Ministerio Público Vicente Suazo
Sarmiento le formuló 47 preguntas. Ninguna de sus respuestas fue
contrastada con otros elementos históricos y documentales.
El interrogatorio
Durante
el interrogatorio, Gallástegui incurrió en diversas contradicciones,
entre las que destaca que afirmó que no pudo observar nada de lo
que sucedía en la plaza, pero declaró haberse percatado,
"sin poder precisar con exactitud dónde se encontraban, que efectivamente
había un gran número de francotiradores en edificios contiguos"
a la SRE.
Gallástegui, de 72 años de edad, firmó
la diligencia bajo protesta de decir verdad y declaró, sin mediar
pregunta alguna, que aquel 2 de octubre llegó a la cancillería
como a las nueve de la mañana y ocupó sus oficinas, que se
localizaban en el piso 17. Dijo no recordar "nada especial que haya ocurrido
por la mañana".
Contó al agente del Ministerio Público -sin
precisar la hora, lo que tampoco le fue exigido- que en uno de los ocho
teléfonos que tenía en su oficina recibió una llamada
"que, según le dijeron, era de la Secretaría de Gobernación".
Y contestó. No recuerda con exactitud si habló con Fernando
Gutiérrez Barrios (titular de la Dirección Federal de Seguridad)
o Rafael Hernández Ochoa, hombre de confianza de Luis Echeverría
y subsecretario de Gobernación, pero le dijeron que iba para la
cancillería un grupo de fotógrafos y que por favor les dieran
facilidades para hacer su trabajo.
"Entre las 18 y 19 horas fui avisado de que habían
llegado los fotógrafos. Un grupo de entre seis y 10 personas. Cargaban
equipo importante de fotografía y filmación. Como ya estaba
avisado, los ubiqué en una oficina vacía de la Dirección
de Protocolo, que se ubicaba en el piso 17 y se alza sobre el parque San
Marcos y la Plaza de las Tres Culturas." El agente del Ministerio Público
hizo la siguiente anotación: "esto que refiere ocurrió durante
la balacera".
Sin embargo, Cuauhtémoc García Pineda, El
Matador, quien en 1968 prestaba sus servicios de camarógrafo
en la Presidencia de la República, declaró a La Jornada
en febrero de 2002, y posteriormente ante la propia fiscalía
que dirige Ignacio Carrillo Prieto, que fue convocado a las seis de la
mañana por Angel Bilbatúa (empleado de la Presidencia de
la República) para acudir a la Secretaría de Gobernación,
y a las nueve de la mañana él y Bilbatúa estaban reunidos
con Servando González, director de la película Viento
Negro.
El Matador afirmó que poco antes de las
10 de la mañana los vehículos con el equipo y las personas
que filmarían entraron al sótano del inmueble de la SRE,
y desde las 10 ya estaban en la oficina de Carrillo Flores. Ahí
montaron dos equipos de filmación. El gran ventanal que ahí
había les permitía observar la plaza, el techo de la iglesia
de Santiago Tlatelolco y los edificios aledaños.
Otro testimonio es el del jefe del departamento de mantenimiento
de la SRE, Rubén Ochoa, quien afirma que alrededor de las 11 o 12
horas del 2 de octubre "el oficial mayor José Gallástegui
me informó que iba a buscarme Servando González y que había
que darle todas las facilidades, porque iba a filmar la manifestación.
Cuando me buscó le ofrecí algunos espacios, de los cuales
eligió los pisos 17 y 20".
Al respecto, Gallástegui Contreras afirma que las
cámaras se colocaron sólo en el piso 17, pero rechaza haber
visto parte de ese trabajo y tampoco alude al personal de la Dirección
Federal de Seguridad que custodiaba a los camarógrafos.
Gallástegui aseguró en su declaración
que en la tarde, al filo de las 17:30 horas, en el edificio se encontraban
laborando también Jorge Castañeda y Alvarez de la Rosa (canciller
en el sexenio de José López Portillo), Manuel Tello Macías
(titular de la SRE en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari), el embajador
José Caballero Bazán y el subsecretario Gabino Fraga.
Según su testimonio, pocos minutos después
"escuchó balazos por todos lados, fundamentalmente de metralletas,
que golpeaban contra los mármoles del edificio".
Pero refirió no haber tenido conocimiento de la
manifestación "hasta el momento en que se inició la balacera".
Según él, "las únicas personas ajenas
a la secretaría que recuerdo haber visto o haber tenido noticia
de ellas dentro de la torre de la cancillería fueron entre ocho
y 12 granaderos que custodiaban el archivo, los fotógrafos y los
camarógrafos que llegaron por instrucciones de Gobernación,
así como a Manuel Marcué Pardiñas, quien había
sido visto en los baños del edificio".
Empero, testimonios como los de Rubén Ochoa y Manuel
de la Cruz, carpintero que laboraba en la SRE, dan cuenta de que un grupo
de entre 20 o 30 "granaderos" dispararon hacia la plaza y otros edificios.
La pregunta 33 se refirió a si alguien había
resultado muerto o lesionado por los disparos que desde la Plaza de las
Tres Culturas se realizaron contra la cancillería, a lo que el ex
funcionario dijo que el oficial de transporte Mario Landín resultó
herido.
Este caso también resulta contradictorio, porque
según Gallástegui el motociclista recibió un balazo
en el bajo vientre y Rubén Ochoa primero "lo auxilió tapándole
el orificio con un dedo" y después el director del departamento
de mantenimiento lo trasladó al Hospital Central de la Cruz Roja.
En su testimonio, Rubén Ochoa aseguró haber
alejado de la ventana del piso 17 a Mario Landín y desde su oficina
haber solicitado una ambulancia; sin embargo, narró que 10 o 15
minutos después apareció ante ellos un médico que
portaba en una mano un guante blanco (contraseña del Batallón
Olimpia) y curó a Landín.
Según el ex oficial mayor, la bala que lesionó
a Landín entró por el marco de uno de los ventanales y no
rompió el cristal.
Durante el interrogatorio a Gallástegui ya no hubo
preguntas respecto al cadáver encontrado en la oficina del canciller,
a pesar de que el propio Carrillo Flores, en una carta enviada al ex regente
Alfonso Corona del Rosal, menciona que de haber estado en México
aquel día habría ido a sus oficinas, que se localizan en
el piso 19, y hace una acotación: "por cierto, no muy seguras, pues
murió en ellas un trabajador sobre mi escritorio".
Al respecto, Cuauhtémoc García Pineda afirmó
a La Jornada que como a los 15 o 20 minutos de iniciada la balacera
vio caer, aproximadamente a un metro de distancia, a una persona a la que
una bala le entró por la tetilla derecha y le salió por el
costado izquierdo. "La gente de seguridad se lo llevó inmediatamente,
no sé si eran las personas de Gobernación que nos acompañaban.
El disparo vino de algún francotirador. Para esa hora el cuarto
(en el piso 19 de donde filmaban) estaba en penumbra y quizá al
herido se le olvidó que no debía encender un cigarro. La
luz del fuego lo volvió blanco fácil."
Gallástegui asegura que ningún disparo impactó
en las ventanas del piso 19.
Servando González y su equipo de colaboradores
salieron alrededor de las tres de la mañana de la cancillería.
Gallástegui declaró no recordar la hora en que se retiraron
ni quién les permitió abandonar las instalaciones. El ex
oficial mayor afirmó al Ministerio Público haber partido
acompañado por Manuel Tello Macías y otros funcionarios de
la SRE entre las 22:30 y 23 horas, "viendo que la balacera había
amainado un poco".
Al filo de las tres de la mañana, narró
Gallástegui al agente del Ministerio Público, se informó
a Antonio Carrillo Flores de lo sucedido en Tlatelolco.
Para el 16 de octubre, en una carta enviada a Octavio
Paz, quien todavía fungía como embajador de México
en India, Carrillo Flores asegura que el 2 de octubre "hubo violencia que
causó numerosas muertes -32 o 33-, cosa no vista en las plazas o
en las calles de nuestra ciudad en muchos años".
Afirmó entonces que los primeros días posteriores
al 2 de octubre tuvo información "confusa e incompleta", y que muchos
periódicos extranjeros difundieron versiones falsas sobre lo ocurrido,
pero que "fundado en testimonios directos de personas que estaban en la
SRE, como José Gallástegui y el embajador Castañeda",
pudo escribir a Octavio Paz que "no es exacto que el Ejército haya
hecho los primeros disparos ni menos sobre una reunión pacífica".
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