México D.F. Lunes 8 de septiembre de 2003
HACIA LA CUMBRE DE CANCUN
Desde el aeropuerto empiezan las restricciones
Cancun, 7 de septiembre de 2003. Cancún es hoy, cada vez más, una ciudad cerrada. Los retenes de la Policía Federal Preventiva se distribuyen en la zona hotelera, los trabajadores de hoteles, restaurantes y taxis son obligados a obtener salvoconductos para ingresar a sus lugares de trabajo y se obstaculiza la entrada al país de militantes del movimiento altermundialista.
De hecho, la cerrazón comienza desde el aeropuerto de la ciudad de México, donde se revisa el equipaje de los viajeros como si fueran potenciales terroristas. Ni el ministro de Economía de Rusia escapó a la presión de los guardias para que abriera sus maletas, en el vuelo de Mexicana que partió de la ciudad de México a las 2 de la tarde. El funcionario y los diplomáticos que lo acompañaban, visiblemente molestos, insistían en su rango ante un grupo de guardias, quienes a su vez insistían en que cumplían órdenes.
Peter Rosset, codirector del instituto Food First de San Francisco, California, fue detenido e interrogado durante media hora a su llegada al aeropuerto de esta ciudad. Rosset, reconocido investigador en cuestiones agrarias, arribó a Cancún a las 5:45 de la tarde en un vuelo de Mexicana proveniente de Los Angeles y se encontró con un grupo de agentes de Migración que preguntaban a los pasajeros quién era Peter Rosset. Cuando el analista rural se identificó le condujeron a una oficina donde, en una escena digna de una película de los hermanos Marx, le preguntaron si llevaba pasaporte diplomático u ordinario. Los agentes sabían en qué vuelo llegaba, tenían instrucciones de retenerlo, pero no sabían para qué. Al mostrar su documentación fue trasladado a otro cuarto, en el que se le dejo sólo mientras los oficiales realizaban consultas telefónicas.
Diez minutos después comenzó el interrogatorio en forma. Se le preguntó a qué se dedicaba, de qué institución provenía, qué pretendía hacer en México, si estaba o no acreditado para la reunión de la Organización Mundial del Comercio, en qué hotel pensaba hospedarse y cuáles eran sus compromisos en Cancún. Tras media hora de preguntas fue dejado en libertad.
No tuvieron la misma suerte los líderes campesinos, el boliviano Evo Morales y la hondureña María Alicia Calles, ni el campesino indonesio Henry Saraigh, así como más de otra decena de representantes agrarios de países asiáticos y de América Latina. El gobierno mexicano simple y llanamente les negó la visa, a pesar de los ofrecimientos de los funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores. No estarán presentes en el encuentro que Vía Campesina inaugura hoy.
Por lo visto, para el libre comercio la libertad de tránsito de todo aquello que no sean mercancías o capitales debe limitarse. LUIS HERNANDEZ NAVARRO, ENVIADO
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